Ramón Tamames Gómez, catedrático de Estructura Económica

"Reformar la Constitución es un latiguillo, puede esperar"

"Reformar la Constitución es un latiguillo, puede esperar"

"Reformar la Constitución es un latiguillo, puede esperar" / antonio pizarro

-¿Cuántas de las siete vidas del título de su libro le quedan al capitalismo?

-Yo quise titularlo El gato de más de siete vidas, pero se quedó en El gato de siete vidas. Pero yo creo que son más de siete vidas. Porque el capitalismo ha sido muy denostado, combatido, ha vivido momentos de peligro, pero ha ido salvándose siempre. Con reformas, naturalmente. Hoy, el capitalismo ya no es el manchesteriano que estudió [Karl] Marx, con explotación de los niños en las mimas, con las mujeres cosiendo en las fábricas textiles que se caían de cansancio, con infraalimentación o con infravivienda.

El talento es ahora el mayor capital, porque permite nuevas tecnologías y la economía digital"

-Eso queda muy atrás, no.

-Claro. Hablamos de mediados del siglo XIX. Ha pasado mucho tiempo. Y ¿qué ha surgido en ese tiempo?: la carrera capitalismo-socialismo, que comenzó con la Revolución rusa, que acaba de cumplir su primer centenario. A partir de 1917 el socialismo es una realidad, con [Vladímir Ilich] Lennin en el poder.

-¿Y ese capitalismo evolucionado se ha quedado sin alternativa?

-Ha evolucionado. Primero con una economía mixta. Antes el gasto público, hasta principios del siglo XIX, era del 5%. Luego ya crece al 15% en el periodo de entreguerras. Y después llega a estar entre el 50% y el 60% en el caso de Francia o Suecia. Ahora está el Estado y el sector privado. Y luego, en esa sociedad, ante los ataques del paraíso del proletariado y sus promesas, el capitalismo crea una segunda plataforma, que es el Estado del Bienestar. Llega la Seguridad Social, que luego se divide y crea la sanidad universal y gratuita y quedan las pensiones, la educación pública y gratuita, la política de vivienda y hasta la dependencia. Y una tercera fase es cuando el capitalismo acoge una serie de problemas que no son ya de la clase burguesa o proletaria, sino del conjunto de la sociedad. Que es el encaje ecológico. La cuarta etapa es la aparición del conjunto GAFA: Google, Apple, Facebook y Amazon. Es la incorporación del talento. El talento es ahora el mayor capital. Es lo que permite nuevas tecnologías, la economía digital, la robotización y la inteligencia artificial. Y surge un problema evidente de si va haber trabajo para todos. [John Maynard] Keynes ya dijo en España en 1930, en su conferencia titulada La economía de nuestros nietos, que en cien años tendríamos la semana de 15 horas y se multiplicaría por ocho la renta per cápita. Ésta se ha multiplicado por mucho más y la jornada se ha reducido de 60 a 35, y de hecho menos.

-Pero el socialismo nació como alternativa al capitalismo.

-Claro, pero ya el socialismo se adapta al mercado, a la regulación del Estado, a los grandes empresarios, a las multinacionales...

-¿Entonces, no hay alternativa a este capitalismo?

-El socialismo fracasó en la carrera con el capitalismo porque ni siquiera [Mijaíl] Gorbachov, en el final del sistema, acepta el mercado. Cuando iban a proponerlo, [Boris] Yeltsin se carga la Unión Soviética.

-China aceptó el mercado.

-Es que China ya no es comunista, es capitalista. China tiene capitalismo de Estado leninista, porque sólo hay un partido.

-Luego no hay alternativa.

-Es el menos malo de los sistemas, tal como ha evolucionado.

-¿Entonces tiene hoy sentido la izquierda?

-Hombre, la izquierda tiene sentido porque pretende mejorar ese capitalismo evolucionado. Tiene sentido si se convierte en un movimiento transversal. Porque ya el 70% o el 80% se considera clase media y no proletariado.

-¿Pero la Gran Recesión ha reverdecido discursos de aquella izquierda?

-La Gran Recesión, cinco años de crecimiento negativo -de 2008 a 2013-, creó mucha desigualdad. Y eso generó una protesta que creó el movimiento populista, que es una nueva izquierda que no se basa en la lucha obrera. Ya nadie quiere conquistar el Palacio de Invierno.

-Hay quien quiere asaltar los cielos...

-Bueno sí. Lo dicen de boquilla. Lo que quieren es que les voten. Y por eso cuando llegan las elecciones se hacen transversales.

-¿Quién es la izquierda en España?

-Aparentemente sería el populismo del 15-M, pero eso se ha disuelto un tanto.

-¿El PSOE ya no?

-El PSOE tiene un fondo socialdemócrata, que quiere redistribuir más rápido la renta, mejorar la enseñanza pública, que funcione la igualdad de oportunidades. Pero no es tan distinto ya de otros partidos. Ya no quiere un cambio de sistema. No lo quiere ni Pablo Iglesias: ya no dice que nos iremos de la UE, del euro...

-Nuestra evolución es incompleta, porque sigue vigente el pensamiento orteguiano de que Cataluña es un problema irresoluble.

-Eso es otra cosa, el nacionalismo. En el catalán, que tanto se ha exacerbado, hay que buscar responsabilidades personales. Artur Mas es el responsable del aumento del independentismo. Estaban muy corrompidos. Querían unir los tres poderes en uno para manejarlo todo.

-¿Entonces, el problema no es el Título VIII?

-Los tres padres de la Constitución que viven han dicho hace poco que no hay que reformarla. Es un latiguillo. Con la Constitución que tenemos se pueden hacer cambios importantes, sin necesidad de un consenso de dos tercios [del Congreso] que es muy difícil de conseguir. Y yo estoy de acuerdo: la Constitución puede esperar. El problema dinástico y tres o cuatro cosas más se arreglan sin necesidad de reformarla.

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