Ricarda López González | Historiadora

"En España hay un gran desconocimiento del arte y la arquitectura contemporáneos"

  • Es autora, junto a la también historiadora Rosa María Toribio Ruiz, del primer estudio en profundidad del urbanismo, la arquitectura y el arte de los poblados de colonización franquista en Andalucía

  • "Jerez es el territorio con más poblados de colonización de Andalucía"

  • Museos de arte contemporáneo en los ‘pueblos de Franco’

La historiadora Ricarda López en su casa de Sevilla.

La historiadora Ricarda López en su casa de Sevilla. / Antonio Pizarro

Una infancia idílica en un poblado de colonización. La historiadora e investigadora Ricarda López González (Jerez, 1956) es autora, junto a la también historiadora Rosa María Toribio Ruiz, del primer estudio en profundidad del urbanismo, la arquitectura y el arte de los poblados de colonización en Andalucía. Tuvo una infancia idílica en La Barca de la Florida, de los primeros pueblos de colonización de España, cuyas historias han dado para escribir novelas como las de Sebastián Rubiales. Es hija de padre jiennense, que vivió en el cortijo militar de Garrapilos (Jerez), y de madre gaditana (El Bosque). Años después se trasladaron a Jerez. Se licenció en Geografía e Historia entre Cádiz y Sevilla. Ejerció la docencia durante más de tres décadas y fue directora del IES Caballero Bonald (Jerez). Ha disfrutado siempre de su trabajo. Sus pasiones han sido los viajes, el arte contemporáneo, la arquitectura y la lectura. Es madre de un hijo.    

-¿Por qué Jerez es de los primeros lugares en los que se construyeron los poblados de colonización?

–Jerez es el territorio con más poblados de este tipo de Andalucía, ocho en total, debido a que sus grandes terratenientes fueron los que más apoyaron el golpe de Estado de 1936. Una forma de pagarles fue multiplicar el valor de sus tierras, convirtiéndolas de secano a regadío, e indemnizarles por las que se dedicaron al proceso de colonización. Algunos se han convertido en barriadas de Jerez, como Guadalcacín o Estella del Marqués. Jerez acoge los dos primeros pueblos de colonización que se construyen en España: La Barca de la Florida y El Torno. 

–¿Cuál fue el origen de estos poblados?

–Forman parte del proceso de la colonización franquista. Son una contrarreforma a la reforma agraria de la República. Con estos poblados se pretendía asentar a la población campesina para que no abandonara el campo para marcharse a la ciudad tras la guerra civil. En segundo lugar, son centros de producción en la época del hambre con el fin de multiplicar las cosechas y la productividad. En tercer lugar, se quiere mejorar la vida de los campesinos. Y, por último, agradecer a los terratenientes el apoyo al golpe. En ellos viven colonos y jornaleros que mejoraron sus condiciones de vida al recibir una pequeña parcela que cultivar y una vivienda que pagaron durante más de 40 años.  

–Se crió en un poblado de colonización y es coautora de un estudio sobre la arquitectura y el arte en estos poblados en Andalucía.  

-Ha sido una labor de investigación ardua averiguar los artistas que habían colaborado con el Instituto Nacional de Colonización y sus obras. En Cádiz hicimos la primera investigación del arte de las iglesias de los poblados; no había ningún estudio previo más allá de un libro con fotos, pese a ser la provincia donde se inició el proceso de colonización (pulsar aquí para ver más detalles). En otros territorios del país, como Almería, Extremadura, Aragón, sí se había estudiado el arte de las iglesias de estos poblados. A raíz de un estudio de Rosa María Toribio y yo sobre la arquitectura en Jerez, que abarcó las iglesias de estos poblados, nos dimos cuenta del potencial de las obras de arte que tenían en su interior y de lo desconocidas que eran estas y sus autores, que no las firmaban al entender que su arte estaba integrado en la arquitectura. 

-Después de Cádiz, adentraron su investigación en Sevilla

-Sí, contactamos con Víctor Pérez Escolano. En Sevilla, se había estudiado la arquitectura y el urbanismo de estos poblados, sobre todo por parte de Manuel Calzada Pérez. Había, además, una tesis doctoral de Guillermo Martínez Salazar, sin publicar entonces, sobre el arte de estos poblados. El caso de Sevilla es especial (pulse aquí para acceder a la presentación del libro en la Diputación de Sevilla). Luego estudiamos los de Córboba, que se editará pronto; los de Jaén, que se presentó el día 28 de septiembre, y ahora estamos con Málaga. Cada libro lleva un apéndice de los planos de cada poblado extraídos del Ministerio de Agricultura, abundantes fotos y una biografía de los artistas.  

–La evolución de estos poblados tras el Franquismo ha sido dispar.

–Han prosperado más los habitados por colonos, bien situados y en tierras ricas. Los de Jerez han sido muy activos: se han montado industrias (tomate, conservera...) y pequeñas artesanías (bodega, quesería). Esquivel, muy cerca de Sevilla, se ha convertido en un pueblo dormitorio con mucha vida. Y La Barca de la Florida tiene hoy más de 5.000 habitantes. Unos están despoblados, como en Jaén, ya que en esta provincia se hicieron solo para jornaleros. Los colonos recibían una parcela de 3 a 5 hectáreas, y los jornaleros una de 0,5 hectáreas, insuficiente para vivir si no les daban trabajo en el campo. 

-¿Cómo es que se hicieron en estos pueblos verdaderos museos de arte contemporáneo en sus iglesias?

-Gracias al arquitecto José Luis Fernández del Amo, primer director del Museo de Arte Contemporáneo de España en Madrid. Al ser una época del hambre en la que no se compraba arte, Fernández del Amo contrata a un amplio elenco de artistas que han conformado el arte de vanguardia de la segunda mitad del siglo XX. Estos consiguen así algunos ingresos. Ahí trabajaron Manuel Rivera, del grupo El Paso; José Luis Sánchez, uno de los que introdujo el arte abstracto en España; Delhi Tejero, Jacqueline Canivet, Teresa Eguibar o Justa Pagés. El Instituto Nacional de Colonización construía la iglesia, la dotaba de bancos, imágenes y objetos litúrgicos, un patrimonio que años después pasa al IARA y luego a la Iglesia. 

-Llama la atención esa pretensión artística en estos poblados

-Era la época del Concilio Vaticano II. Las corrientes religiosas de entonces defienden que el arte debe estar al servicio de la liturgia y que debe ser un arte contemporáneo, del momento en que se vivía. Fernández del Amo, persona muy religiosa, se esfuerza por llevar el arte del momento a las iglesias. Arquitectura y arte van en consonancia con esa espiritualidad. 

-¿Por que no se ha puesto antes en valor este arte?

-En España, en general, hay un gran desconocimiento del arte y la arquitectura contemporáneos. Se han hecho verdaderas barbaridades de tirar abajo obras del siglo XX. Con nuestra investigación pretendemos dar a conocer este patrimonio tan desconocido para que se valore y preserve. Desde una rigurosa investigación nuestras publicaciones son atractivas y divulgativas para conseguir estos objetivos. En 2008 empezamos a poner en valor el arte de las iglesias de los poblados del Valle del Guadalquivir En la Universidad el tema ha sido tratado por Miguel Centellas en Almería, Moisés Bazán en Extremadura, José María Alagón en Aragón o Pablo Rabasco en Córdoba. Hay tesis doctorales sobre el arte de las iglesias proyectadas por Fernández del Amo, como la de Débora Bezares. 

-¿Qué medidas propone para dar el lugar que merece al arte de estos poblados?

-Por un lado, la protección urbanística de estos poblados incluyéndolos en los PGOU, como ha hecho Utrera. Jerez lo está intentando. En segundo lugar, que el Obispado de cada zona preserve este patrimonio y sus iglesias, algunas de las cuales están en muy mal estado. La Junta de Andalucía ha hecho una pequeña reseña de estos poblados desde la vertiente urbanística y arquitectónica, no del arte. 

-Han estudiado también el arte mudéjar de Jerez, ¿por qué es relevante?

Arquitectura mudéjar en Jerez fue la primera investigación conjunta que hice con Rosa María Toribio. Comparamos el mudéjar de Jerez con el de Sevilla y Córdoba. La singularidad de la arquitectura mudéjar de Jerez es su influencia almohade y el hecho de que llega hasta nuestros días, ya que hay muchos elementos en la arquitectura popular en los que pervive el mudéjar, como las bodegas, fachadas, patios y palacios. Esa continuación del mudéjar se explica en el libro Casas y palacios de Jerez, el segundo libro que hicimos. El mudéjar es una constante de la arquitectura española y en el sur se nota más. 

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