ricardo martín, fotógrafo

"La Transición se pone en cuestión por mala fe y por oportunismo"

"La Transición se pone en cuestión por mala fe y por oportunismo"

"La Transición se pone en cuestión por mala fe y por oportunismo" / lourdes de vicente

-Sitúo al lector. Estamos ante el autor de una imagen emblemática de la Transición, aquella de los periodistas en la escalinata del Congreso el 23-F leyendo la primera edición de El País de madrugada.

-Sería la una de la mañana, no había móviles, el Congreso estaba tomado y era la única manera de saber lo que estaba pasando.

Una foto como la de Suárez puede sorprender porque los políticos de hoy están encorsetados"

-¿Supo desde el primer momento la carga simbólica que tendría esa imagen o simplemente quería inmortalizar a sus colegas?

-No creo que pensara en que sería una imagen que trascendería, que se haría histórica, pero sí que hubo intuición y oficio. Di los dos pasos hacia atrás como los podía haber dado otro. Al fin y al cabo, todos estábamos allí. Hoy es un retrato homenaje al papel que la prensa tuvo en esa época.

-Durante sus años como fotógrafo fundador de El País y luego en Tiempo vivió en primera línea una Transición que, de un tiempo a esta parte, en determinados círculos, se pone en cuestión.

-No puedo entender que se ponga en duda esa parte de nuestra historia. Fue una etapa ejemplar de diálogo entre contrarios, un diálogo que hoy echo en falta. Figúrese, UCD y PCE, hablando y entendiéndose. Ese intento de descrédito creo que tiene que ver con parte de una generación que desconoce lo sucedido y que se alimentan de la ignorancia, el oportunismo o la mala fe de una serie de líderes aprovechando una época de crisis.

-Una de las fotos estrella de la exposición de sus retratos que ahora expone en Cádiz es precisamente Adolfo Suárez. ¿Llegaron a hacer amistad?

-Más que amistad existía una confianza. Mi truco a la hora de retratar era inspirar confianza, molestar lo menos posible, no forzar poses, dejar estar. Era una forma de trabajar en la que Adolfo Suárez se sentía cómodo.

-Tiene en la foto que ha seleccionado (es la que figura de fondo en esta página) cierto desparpajo chuleta.

-Puede ser, pero de chuleta simpático. Era para una portada de Tiempo. Hoy puede sorprender una foto como ésta porque los políticos de ahora están encorsetados. Él era un hombre que se sabía elegante, guapo, seductor, inteligente, simpático... son armas con las que combatía una enorme timidez.

-A quien no veo es a Santiago Carrillo.

-Pues aunque le fotografié muchas veces yo creo que nunca lo retraté. No lo recuerdo al menos.

-¿Algún personaje le impuso, alguna vez se dijo estoy en frente de la misma Historia?

-No, no. Una cosa buena que tiene el periodismo es que te enseña a desmitificar. Yo al menos siempre he retratado a todo el mundo por igual, como a cualquier desconocido. Me interesa más el aspecto expresivo y cultural.

-Pero fíjese que ahí tenemos a grandes mitos como Andy Warhol.

-Warhol parecía de plástico...

-¿Qué era ese gesto de La Pasionaria con las manos?

-Es curioso. A veces tendemos a atribuir intenciones que jamás han existido. Las manos ante la cámara de Pasionaria se deben a que era una de las últimas fotos del carrete y ella estaba cansada de la sesión y con las manos decía ya no más porque era una señora mayor.

-Hizo la campaña del 82 con Felipe González en compañía del periodista Martín Prieto. Se intuía lo que iba a pasar ¿no?

-Sin duda, el cambio estaba ahí. Felipe González sabía que llevaba el caballo ganador y eso le hacía moverse con una gran soltura. Ese viaje electoral fue apasionante por palpar qué era lo que en ese momento estaba palpitando en toda España que era el adiós definitivo a todo lo que oliera a dictadura.

-Eran años gloriosos para el fotoperiodismo. Recordamos la Transición por sus imágenes.

-Éramos los testigos de lo que estaba sucediendo en la calle.

-Ahora vivimos en la sobreabundancia de imágenes en las redes. Las vemos y las olvidamos.

-Claro, cualquier persona sin el más mínimo criterio estético te sube una foto y se cree que está haciendo periodismo. La precariedad que vive la gente de mi oficio está deteriorando la calidad informativa. Frente a lo editorializante y lo simbólico está ahora esta saturación visual en la que no vemos nada.

-¿Sigue el trabajo de las nuevas generaciones?

-Por supuesto. Y es curioso porque igual que le digo que me produce cierta tristeza la situación de la fotografía en la prensa en general, aunque , evidentemente, todavía hay gente muy buena, en las agencias se está viviendo un momento dulce con muchos fotógrafos españoles, como Emilio Morenatti, destacando en el panorama mundial. Están incorporando una gran calidad estética.

-¿Qué tal sobrelleva la revolución digital?

-Si superas el exceso de confianza técnica que te da la tecnología, el trabajo es el mismo. Al fin y al cabo, siempre hay que disparar.

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