Javier Bahamonde | Presidente de la Asociación de Casas Históricas y Singulares de España

"Es absolutamente necesaria una actualización y reforma de la ley de Mecenazgo actual"

Javier Bahamonde.

Javier Bahamonde. / M. G.

La Asociación de Propietarios de Casas Históricas y Singulares de España nacía en 1994 por la voluntad de un conjunto de propietarios de edificios antiguos. Se constituyó como una organización sin ánimo de lucro y de ámbito nacional, para dar respuesta a las necesidades de conservación que tienen las casas históricas, sus parques y jardines, los bienes muebles que albergan. Recientemente han obtenido un gran apoyo de Airbnb.

Que Airbnb, a la que muchos acusan de gentrificar nuestras ciudades, haya donado un millón de euros para rehabilitar el patrimonio histórico es una buena noticia. ¿Qué supone este acuerdo?

Sí, es una gran noticia. Por un lado, como Fundación, estamos muy agradecidos por esta generosísima donación pues nos ha permitido poner en marcha el Programa de Rehabilitación y Promoción Turística del Patrimonio Histórico Español destinado a toda la sociedad española en general y, en particular, a los propietarios privados de casas e inmuebles históricos.

Como entidad es un auténtico hito en nuestros ya casi 30 años de trayectoria pues a través del Programa vamos a contribuir a que los titulares de estos inmuebles puedan llevar a cabo actuaciones de rehabilitación, restauración y de gestión de sus propiedades. No olvidemos que la conservación de estos edificios es costosa y difícil. Los titulares de una casa histórica que ha podido ser, en unos casos, heredada tras muchas generaciones o, en otros, adquirida, se enfrentan a muchos retos en su día a día para mantener en pie (y en buenas condiciones) sus propiedades históricas. Propiedades que son privadas, sí, pero que forman parte de nuestro acervo cultural común, por tanto, la responsabilidad es aún mayor.

Además, estos inmuebles, con una inmensa variedad de tipologías, estilos y cronologías, pueblan nuestras ciudades, pueblos y paisajes y contribuyen a enriquecerlos desde el punto de vista patrimonial pero también turístico, económico, cultural y social. Y esto entronca, precisamente, con uno de los objetivos del Programa: contribuir con el desarrollo económico y turístico de los entornos en que se ubican.

Pero por otro lado, esta donación es un hito para toda la sociedad civil: que empresas internacionales apuesten por la revalorización del patrimonio histórico y del turismo cultural español a través del mecenazgo, pone de manifiesto la importancia y necesidad del mecenazgo privado para financiar actividades y fines de interés general para toda la sociedad.

¿Cuáles son los objetivos que persigue la asociación que usted preside?

Yo presido la Asociación de Propietarios de Casas Históricas y Singulares de España, constituida en 1994 y, al mismo tiempo, la Fundación de Casas Históricas y Singulares de España, fundada por la Asociación en 1998. La Asociación se incardina en la European Historic Houses, organización que representa a más de 50.000 propiedades históricas privadas en toda Europa y que es órgano consultor de la Comisión Europea. Desde su constitución, los objetivos de la Asociación han sido claros: defender y representar los intereses de la propiedad histórica privada y acompañar a sus titulares en ardua labor de conservación. Pero nos dimos cuenta que, estos objetivos debían trascender a toda la sociedad española en general, por ello se constituyó la Fundación de Casas Históricas y Singulares de España unos años más tarde, con el objetivo de amplificar los fines de la asociación y para dar a conocer la existencia de este patrimonio histórico privado, su valor y la importancia que tiene en el conjunto del Patrimonio Cultural de nuestro país.

Los propietarios de inmuebles históricos se enfrentan muchas veces a la necesidad de mantener sus propiedades con unos recursos limitados. ¿Echan en falta más ayudas de las administraciones?

Sí, sin lugar a dudas. Sin embargo, cuando hablamos de ayudas no nos referimos única y exclusivamente a ayudas económicas o subvenciones (que también) sino al reconocimiento por parte de las administraciones, a la labor que hacen las personas que habitan estas casas. Está demostrado que, el Estado no puede asumir el coste de conservación de todo nuestro patrimonio, sea público o privado. Si analizáramos el coste que asumen todos los propietarios privados de España en preservar sus propiedades, sin ningún tipo de ayuda y a costa de sus recursos económicos y familiares, podríamos cuantificar el ahorro que las administraciones públicas están teniendo en la conservación de este patrimonio. Por tanto, no pedimos solamente ayudas económicas, sino reconocimiento para los propietarios, compensaciones fiscales y un marco legal y burocrático que facilite la manutención y gestión de los inmuebles.

Son muchos los que reclaman desde hace mucho tiempo una ley de mecenazgo moderna en España.

Sí, es absolutamente necesario una actualización y reforma de la ley vigente. Es preciso recordar que, las fundaciones y todo el conjunto de entidades no lucrativas que integran el tercer sector están llevando a cabo una labor importantísima para la sociedad civil pues cubren nichos y necesidades a los que el sector público o el privado no pueden llegar. La colaboración público-privada es, por tanto, imprescindible y para ello se requiere de un marco fiscal, administrativo y legal que incentive al sector privado a participar en los fines de interés general que llevan a cabo las entidades no lucrativas de nuestro país. Vuelvo a insistir nuevamente en lo mismo: la donación realizada a nuestra Fundación es un auténtico hito y esperamos sirva de ejemplo y acicate para futuras iniciativas privadas en la financiación de actividades de interés general.

¿Cuántas casas históricas y singulares tenemos en Andalucía?

A día de hoy no podemos dar un número exacto pues no existe un inventario como tal, de “casas históricas y singulares” en la Administración Pública pero todas las incluidas en los catálogos de patrimonio de los diferentes planes municipales de urbanismo gozan de esa condición. En el seno de nuestra entidad contamos con inmuebles históricos adheridos, todos ellos de muy diversa tipología y ubicados en enclaves muy dispares: cortijos, haciendas, casas de pueblo, casas señoriales, casas de campo, castillos, palacios urbanos…

¿Qué suponen y qué aportan a la comunidad?

Como ya expuse anteriormente, la titularidad de estas casas es privada, pero forman parte del tejido patrimonial de nuestro país, por tanto, su valor es inmenso: aportan riqueza cultural, son señas de identidad de, nos ayudan a comprender mejor su entorno y pueden ser motores de desarrollo económico para las poblaciones en las que están radicadas. Contribuyen a diseñar un turismo de calidad basado en la apreciación y disfrute de la cultura, de nuestra historia; propician el desarrollo de sinergias entre distintos agentes económicos y sociales; fomentan el desarrollo y revalorización de actividades agrícolas y ganaderas ligadas a la propiedad; la revalorización de la artesanía y la recuperación de muchos oficios artesanales ya casi olvidados; son recursos didácticos de primer orden; son enclaves únicos y singulares para generar, en torno a ellos, experiencias únicas y singulares; generan empleo… En fin, la lista de los “beneficios” que aporta su conservación es infinita, por tanto, es responsabilidad de toda la sociedad fomentar el respeto, conocimiento y valorización de estos bienes patrimoniales.

¿Saben los ciudadanos valorar todo lo que hacen?

Afortunadamente, existe una sensibilidad creciente, por parte de la ciudadanía, hacia la cultura y el conocimiento y disfrute del Patrimonio Cultural en todas sus vertientes Aunque todavía queda mucho trabajo por hacer para sensibilizar a la población en general sobre la necesidad e importancia de conservación de este patrimonio. Esto es muy bueno por cuanto respecta a la propiedad histórica privada pero, desde la Fundación somos muy conscientes de que aún tenemos que continuar realizando una intensa labor de difusión para dar a conocer estos bienes, el valor que aportan y el cariño, empeño y dedicación vital que emplean sus titulares en su preservación.

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