Ana Garrido: "Denunciar la trama Gürtel ha sido un calvario y todavía sufro consecuencias"
Denunciante que destapó la trama Gürtel
La exfuncionaria del Ayuntamiento de Boadilla del Monte que destapó uno de los casos de corrupción más sonados de nuestro país narra su periplo en su novela, 'Ana contra Gürtel', escrita por Javier Bardón
Ana contra Gürtel (Alrevés) no es una novela cualquiera. Es un exorcismo, es una disección de la corrupción y su alargada sombra que persigue a los que la persiguen y es el cierre del paréntesis de una vida que quedó en suspenso, la de Ana Garrido (Málaga, 1966), la exfuncionaria del Ayuntamiento de Boadilla del Monte, ahora residente en Conil (Cádiz), cuya denuncia destapó la trama de corrupción que acabó con el Gobierno de Mariano Rajoy.
–¿Por qué ‘Ana contra Gürtel’? ¿Por qué ahora?
–En todo este tiempo he tenido ofertas, incluso de escritores muy conocidos, para contar mi historia, pero no me sentía preparada para hablar de cosas tan dolorosas. Porque esto no es algo que te pasó un día y te genera un trauma, sino que es un calvario que dura 15 años y del que todavía sufro consecuencias de algún tipo. Pero hace dos años, cuando empecé con Javier (Bardón), autor del libro, las conversaciones cada sábado que han dado origen al libro, lo que sentí fue como la necesidad de cerrar un ciclo y encima, sin planearlo, ha coincidido en el tiempo con el último juicio de la Gürtel. Además, también me decidí porque Javier es psicólogo, con lo que iba a respetar mis tiempos.
–Y como una novela, curioso...
–Pues ha sido muy positivo porque yo necesitaba contar mi historia más allá de los titulares del periodismo de investigación, sino como vivencia personal, qué siente y qué le ocurre a una persona que casi sin ser consciente al principio, después ya sí que lo fui, ¡y tanto!, destapa una trama de corrupción al nivel que ha sido la Gürtel. Por otra parte, hacerlo ficcionado creo que acerca a las personas a un tema que no conocen y, como el mío, hay muchos casos en España, y en ayuntamiento más pequeños, y cuantos más pequeños, peor, porque la red clientelar es más cerrada y las campañas de desprestigio más brutales.
–¿Así lo fue la suya?
–Brutal. Boadilla del Monte también es pequeño, los medios locales se cebaron conmigo, difundieron muchos bulos. Es muy duro estar en tu pueblo tomándote un café y escuchar en la mesa de al lado, que si yo era amante del alcalde, que si entré enchufada en el Ayuntamiento, ¡cuando yo me hice dos oposiciones!, que si estaba metida en la trama... De hecho, no me gusta que se me compare con José Luis Peñas, el exconcejal de Majadahonda que, sin yo saberlo, denunció antes que yo. Pero él sí estaba metido, era un corrupto arrepentido, que muy bien porque tuvo mucha valentía de estar grabando a los cabecillas, pero que a mí no se me compare con este señor porque somos denunciantes de distinto perfil.
–En el país del ver, oír y callar. ¿Cómo se atrevió a denunciar las irregularidades en su ayuntamiento?
–Lo hice por mis principios, que yo vengo del mundo de la educación en valores, y también porque no quería cometer un delito. A ver, yo no soy Teresa de Calcuta, no es que yo dijera me voy a inmolar por el bien de la sociedad, no. Es que yo tenía una responsabilidad civil y penal si firmaba algo ilegal. Y lo que me ponían por delante era ilegal, vamos, era evidente para mí y para todos los técnicos de todas las funciones.
–¿La tentaron a entrar?
–Claro. Primero te presionan, luego te tientan, te intentan pillar de todas las maneras posibles, y, como en mi caso, cuando ven que ni por aquí, ni por allí, pues te hacen la vida imposible. Yo me hundí, me tuve que dar de baja, pero decidí darle la vuelta a la situación y comencé a documentar todo en el famoso dossier que luego llegó a Fiscalía. Pero lo que no sabía es que todo era parte de una trama más grande, yo sólo creía que mi alcalde era un chorizo. Pero luego seguí. Es verdad que también me podría haber quedado ahí, podría haber dicho me planto, ya he denunciado, ya he perdido mi trabajo, mi casa, pero he seguido después, también intentando conseguir una ley y asesorando a otros denunciantes. Pero ya lo tengo que dejar, en enero me puse enferma, parece que ya es tóxico para mí todo este tema.
–¿Cuánto ha perdido?
–He perdido todo. Y, como te digo, todavía hay consecuencias. He perdido trabajo, casa, porque necesitas dinero para afrontar los juicios, porque esta gente lo que te hace es freírte a causas aunque no lleguen a ningún lado. He perdido salud y un modo de vida. Yo era muy feliz, me encantaba mi trabajo, llevaba 20 años, me encantaba mi urbanización.. A mí me dicen, sí pero tú duermes tranquila, a lo que yo contesto, no, ellos duermen a pierna suelta, yo soy la que no duermo pensando cómo le pago al casero lo que le debo, quién va a contrarte con una edad complicada o si te reconocen y te ven como una persona incómoda, o, como me ha pasado en estos años, con juicios un día sí y al otro también. La que no duermo soy yo. A mí no me gusta que me llamen heroína, ni víctima... Pero , desde luego, soy más víctima.
–¿Lo haría otra vez?
–Lo volvería a hacer porque sigo pensando lo mismo, pero también te confieso que la Ana Garrido de hoy, que se está juzgando el caso Gürtel, que ya está hecha la ley de denunciantes, y que no ha conseguido un trabajo estable, no sabe cuánto más va a aguantar, ni qué decisión tomar con su vida, y contempla muchas.
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