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Emilio Rosales Omist | Actor y director

“El buen teatro es capaz de conectarte con algo superior”

“El buen teatro es capaz de conectarte con algo superior”

“El buen teatro es capaz de conectarte con algo superior”

–¿Cómo llegó al mundo del teatro?

–Creo que estaba destinado a encontrarme con el teatro más tarde o más temprano. Mis primeras experiencias teatrales, que me hicieron enamorarme de este arte, fueron con las obras de títeres y marionetas. Clave fundamental fue el grupo jerezano ‘La Gotera de Lazotea’. Sus obras me hicieron descubrir la magia del teatro, de crear un mundo real e irreal al mismo tiempo. Después de los títeres, Raúl Pizarro me fue adentrando en el teatro de texto con los cuentacuentos ‘El vendedor de Palabras’, que hacíamos juntos. Ya entonces empecé a tener claro que quería dedicarme a esto y empecé a formarme en la Escuela María Espejo, donde María y Lidia, actrices y profesoras, me dieron el apoyo que necesitaba para coger fuerzas e irme a Madrid a seguir formándome.

–¿Qué es el teatro para usted?

–Es una de las artes más completas. En ella se reúnen la literatura de los textos, la pintura y escultura a la hora de crear imágenes, la música que, en ocasiones, acompaña… El teatro es capaz de provocar un momento único. Lo que ves está pasando en el momento en el que lo estás viendo. El buen teatro, como el arte de verdad, creo que es capaz de elevarte, de conectarte con algo superior a nosotros.

–¿Qué le gustaría que fuera el teatro para el público?

–Un arte para mentes pensantes. Por desgracia, debido a las nuevas series donde abundan los ritmos frenéticos y argumentos sencillos, a causa del incesante flujo de vídeos cortos que nos ofrecen aplicaciones como TikTok, cada vez nos cuesta más adentrarnos en el arte. Para mí, el teatro debería ser la resistencia de todo eso. Debería ser un espacio para aquellos que, además de entretenernos, queremos pensar y hacernos preguntas. No estoy en contra de ese otro teatro cuya única pretensión es entretener, pero simplemente no me interesa. En mi opinión, sólo una minoría de la población consume teatro de forma regular. Creo que no se realiza un buen fomento del arte teatral.

–Acaba de recibir numerosos premios en el Certamen de Teatro ‘Villa de Burguillos’ por ‘Silencio, se piensa’, con su compañía Producciones ‘El Dramaturgo’, junto al director de la obra, José Mateos. ¿Cómo se siente?

–Bueno, son premios que hemos ganado todos los que hemos trabajado para hacer realidad esta obra. Obviamente, me alegra que todo ese trabajo haya sido reconocido, aunque la mayor satisfacción es ver que la obra en la que llevábamos trabajando más de año y medio, funciona de maravilla y el público sale muy contento. Conseguirlo, sin perder nuestro sello, que es hacer un teatro que emocione y haga pensar, es el gran premio. Poder poner en escena una obra en la que creemos es un gran premio. Poder reavivar el género del auto sacramental en estos tiempos de pura evasión es un gran premio. Con eso sí que estamos realmente contentos, aunque no te voy a negar que los premios le dan a la estantería una fachada preciosa.

– ¿Qué es lo más difícil en la carrera de un actor?

–La incertidumbre que te acompaña desde los inicios, con toda esa cantidad de preguntas y dudas que te persiguen. Pero, sobre todo, encontrar trabajo porque hay tantos factores ajenos a ti que entran en juego y contra los que no puedes luchar. Eso es muy duro. Al principio piensas, ¿qué estaré haciendo mal? Y, en muchas ocasiones, en los castings, puedes ser el que mejor lo hagas, y aún así no te dan el trabajo porque no das el perfil. También, cuando no eres popular o conocido, es un riesgo que las productoras deben asumir y no se suele hacer.

"Poder reavivar el género del auto sacramental en estos tiempos de pura evasión es un gran premio"

–¿Qué futuro tiene el teatro frente a la invasión de las nuevas tecnologías y el imperio de lo comercial?

–Por un lado pienso que se puede llegar a extinguir por falta de público, aunque creo que siempre habrá gente que quiera disfrutar de él. Por otro lado, pienso en la posibilidad de que el teatro se convierta en una actividad comercial que le ofrezca a la gente productos sencillos, precocinados, para que no piensen y puedan ser manejados mejor por los que quieren controlarnos. Es algo que cada vez ocurre más con el cine y, también con el teatro. Cada vez menos películas pueden ser consideradas “arte”. Pero no sé, el tiempo nos dará la respuesta. La Zaranda lleva haciendo arte muchos años y por mucho que cambia la sociedad, ellos llenan teatros siendo fieles a su estilo y con un teatro para emocionar y pensar.

–Como actor, ¿teatro o cine?

–Hace unos años te hubiera dicho teatro sin pensarlo. Ahora no, no puedo elegir, al menos como actor. Como espectador prefiero el teatro sin ninguna duda. Sin embargo, como actor, depende del proyecto. El cine te permite jugar con gestos pequeños, con miradas, te reta a mantener un personaje a pesar de los muchos descansos que hay en un rodaje. Pero el teatro te da más libertad a la hora de crear un personaje, el cual debes mantener de forma seguida y si fallas no puede retomar la escena como el cine. Me gusta mucho ambas por eso, porque considero que me ofrecen sensaciones y desafíos diferentes.

–Con tan sólo 22 años, lleva a los escenarios obras de una gran profundidad y estudio, como ‘¡Silencio, se piensa!’ o ‘Amniótica’. ¿Háblenos de sus influencias?

–Sí, la verdad que son obras atípicas para un actor de mi edad por su profundidad. Mis influencias y referencias son muchas y, en mi opinión, variadas. Desde grupos teatrales como 'La Zaranda' o 'Teatro en Vilo', directores de cine como Juan José Campanella o Tim Burton, actores como Johnny Depp y escritores como Calderón de la Barca, Shakespeare… Aunque, sin ninguna duda, mi mayor inspiración actoral es Johnny Depp. Siempre es un referente. Todos los actores somos conscientes del tipo de actor que queremos ser. A mí me gusta que todos los personajes que interprete sean diferentes a mí y entre ellos. Eso es algo que sabe hacer muy bien Johnny Depp.

–¿En qué proyectos está ahora?

–Pues ahora mismo, lo más cercano que tengo es el estreno en Jerez del cortometraje 'La Espera' que he co-dirigido junto a Mireya Pina, con un equipo excelente a nuestras espaldas. Que aprovecho para agradecer, desde aquí, su confianza. Ya se estrenó en un cine en Madrid, ahora toca el día 20 de enero en la Sala Paúl. Y, con suerte, se podrá ver por festivales. Ojalá sea así, sería nuestra forma de agradecer a todo el equipo por su excelente trabajo. Por otro lado, estoy trabajando con el coro 'Partichela' como director escénico e iluminador de sus espectáculos. Y, claro, seguir con '¡Silencio, se piensa!' para poder llevarla por toda España. También hay alguna sorpresilla por ahí guardada, pero que aún no puedo contar.

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