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diego lÓpez garrido. Ex secretario de estado para la unión europea

"La crisis no se va, no es una gripe; es una nueva era"

-Ahora que acabaron las elecciones europeas, hablemos de Europa...

-Sí, es necesario porque lo que ha sucedido hasta ahora no ha sido muy bueno.

-¿Qué es lo que no ha sido muy bueno?

-Las recetas que se han puesto en práctica contra la crisis han sido un fracaso. La lenta actuación del Banco Central Europeo se ha hecho pensando en la salud de la banca, no de las personas. Si se compara con el atrevimiento, incluso la agresividad en el buen sentido, de la Reserva Federal norteamericana observamos que las políticas de Estados Unidos han sido mucho más adecuadas.

-Ha escrito un libro sobre esto. Ya hay muchos sobre ello, sobre causas y posibles salidas de la crisis. ¿Qué dice que no hayan dicho otros?

-Cuando dejé la Secretaría de Estado para la UE creí que era necesario entrar en las tripas de esta crisis, desmenuzarla, huir de los prejuicios, observar con detenimiento los datos y, además, comparar qué era lo que se estaba haciendo en otros sitios, en este caso, en Estados Unidos. Este libro faltaba. Lo corrobora el desconcierto de las bases de la izquierda manifestado el 25 de mayo en las elecciones europeas.

-Lo ha titulado La edad de hielo. Extraño nombre.

-Me lo sugirió mi hijo Álvaro cuando le conté de qué iba el libro. La metáfora se la compré porque en este libro pretendo demostrar que no estamos en un paréntesis, que esta crisis no se va. Que no es una gripe que pasa y nos olvidamos. Esto es una nueva era económica caracterizada por la parálisis económica y social. La sociedad, la política, está congelada.

-Los poderes económicos, el Gobierno, nos dicen que todo va un poquito mejor.

-En el caso del Gobierno es un discurso del momento con muy poco recorrido. No ve más allá de sus narices. No va a las raíces de la situación.

-Los grandes números mejoran, es innegable.

-Esos números nos llevan a una vía japonizada con crecimientos anémicos y creación de empleo mínima o precaria.

-¿Cuáles son los problemas de nuestro tiempo en su análisis de la sociedad europea?

-Son los que yo llamo los cuatro jinetes del apocalipsis: subempleo, pobreza, desigualdad y, a consecuencia de los otros tres, xenofobia.

-El último jinete vale para Francia, donde Le Pen ha ganado las elecciones, pero, a la vista de los resultados, no para España.

-Eso está en nuestro haber. La sociedad española es muy generosa, suele situarse a la cabeza en donaciones de órganos o en ayuda de cooperación ante los grandes desastres. También creo que, en su gran mayoría, sabe el papel de los inmigrantes en la época de las vacas gordas y ahora confiamos en ellos para cuidar de lo que más queremos, nuestros hijos y nuestros abuelos.

-¿Le preocupa el resultado en Francia?

-No es que me preocupe, es que me parece terrible. Que el partido que haya ganado las elecciones en uno de los dos grandes pilares en los que se apoya Europa sea xenófobo y ultranacionalista es de una enorme gravedad. Hay que reaccionar de manera inmediata.

-¿Cómo?

-Lo primero es conocer. Los inmigrantes nunca pueden ser los culpables de esta crisis, sino que esta crisis nace hace 30 años al romperse el modelo keynesiano y establecerse un neoliberalismo, el de Reagan y Thatcher, que cambiaba impuestos por deuda, una deuda que ha acabado por herir al Estado de bienestar en su línea de flotación. No se puede salir de la crisis con el hundimiento de una parte de la sociedad y la solidaridad se debe hacer también desde Europa.

-Usted hace una comparación permanente con Estados Unidos y Estados Unidos no puede sacar pecho de igualdad.

-Lo ha reconocido Obama: el gran problema de nuestro tiempo es la desigualdad. Por eso es necesario que el modelo de solidaridad de Europa funcione.

-Sea más concreto. Más que solidaridad parece que estemos en un sálvese quien pueda.

-Porque hay que regresar a los impuestos directos progresivos, a ese punto en el que todo cambió. De aquí no salimos con más deuda. Eso ya se ha visto que no funciona. Existe una auténtica industria de la evasión fiscal que es necesario erradicar. Hay que acabar con las fórmulas de elusión fiscal que hacen que las grandes multinacionales apenas tributen. Es absurdo que vivamos en un mundo en el que las grandes fortunas y las grandes corporaciones apenas paguen impuestos.

-Pues los países se dan de tortas para demostrar que sus impuestos de sociedades son los más baratos.

-Es una carrera para la atracción de capitales incapacitado para inyectar dinamismo a la economía. Por eso es necesario una política fiscal única en Europa. La mayor tarta de la producción no va a la economía real, sino al sistema financiero privado que hegemoniza la economía y que tendría que ocupar un papel mucho menor. Sin embargo, a la hora de proteger se ha protegido ese sistema financiero privado y se ha dejado a un lado a buena parte de la sociedad, que es la que ha cargado con la crisis. Hay que regular el mercado para que, como dicta la lógica, la producción real vaya a la economía real.

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