"Tuve que escoger entre la radio o escribir para no perder la jubilación"
jesús ordovás, crítico musical
-¿Cuánta culpa tiene Caravana musical de su vocación?
-Pues mucha porque fue por ese programa por lo que quise dedicarme a esto. Cuando tenía 15 o 16 años descubrí el programa, que era una maravilla, porque Ángel Álvarez era radiotelegrafista en Iberia. Eso le permitía viajar a Nueva York dos o tres veces por semana y, como tenía un gusto exquisito, se traía para España los mejores discos que salían allí. Un disco salía en Nueva York un día, y a los dos días Ángel estaba hablando de él en la radio, en Caravana musical que, por cierto, fue un proyecto que él le presenta a El Corte Inglés y ellos lo patrocinaron.
-La única manera de enterarte de lo que pasaba era salir fuera, ¿no?
-En esta profesión, sí. Yo, en mi caso, como comencé escribiendo para prensa (Disco Express) pero, sobre todo, como hacía libros que tuvieron cierto éxito, el dinero que ganaba con ellos lo empleaba para vivir en el extranjero. Viví primero en París, luego en Holanda, luego en Londres... Y así. Cada año editaba un libro para irme fuera y así poder seguir escuchando y escribiendo. Luego, ya cuando me hice famoso, me invitaban gratis las compañías a los viajes...
-Eso ya es bien difícil...
-Ahora no te invitan ni a un café y antes nos emborrachaban para que habláramos bien de los discos. Y después hacíamos lo que nos daba la gana. Yo, por más que CBS me emborrachaba, no pinchaba a Mecano, no me gustaba, los veía flojos.
-¿Nunca le han dicho: "Ordovás, tiene que pinchar esto..."?
-Afortunadamente, no, porque tuve la suerte de empezar en una radio independiente, Onda 2, donde nos dejaban hacer lo que queríamos. En esa radio estuve con Gonzalo García Pelayo, que sería junto con Ricardo Pachón el gran artífice del rock andaluz. Gracias al éxito que tuvimos en Onda 2, que se escuchaba sólo en Madrid, en Radio Nacional nos propusieron hacer lo mismo pero para toda España, nos contrataron y se creó Radio 3. Eso fue en el 79 y estuve dirigiendo el Diario Pop hasta 2007.
-Cuando llegó el ERE...
-Exacto, cuando nos dijeron: "Os vamos a pagar lo mismo si os vais a casa porque tenemos que reducir la plantilla. Echaron a la mitad de los trabajadores de radio y televisión, y a los mayores de 60, para casa.
-Y no quería irse
-No, no quería, pero bueno, ahora estoy contento porque me he dedicado a escribir, como al principio.
-Pero, disculpe, ¿no siguió usted con el Diario pop en la radio del Ayuntamiento de Madrid?
-Sí, estuve desde el principio del nuevo proyecto, pero lo dejé en febrero. Lo dejé porque como cobro la jubilación no puedo cobrar por trabajar. Así que entre que no me pueden pagar y que yo no quiero dejar de recibir la jubilación... El asunto, que se ha intentado arreglar pero que no se ha solucionado, es que los que escribimos y hacemos programas culturales tenemos el problema de que si cobramos más de la cuenta nos quitan la jubilación. Es un problema que intentó solucionar Forges antes de morir. Creó una asociación y todo porque a él le quitaron la jubilación porque cobraba más de lo que se podía de colaboraciones culturales. Total, he tenido que escoger entre hacer radio o escribir para no perder la jubilación. Y escribir es lo que más me gusta hacer ahora, es más tranquilo a mi edad.
-Con el mundo a un click , ¿sigue siendo necesaria la figura de un crítico musical que nos oriente en el mar de Spotify o Youtube?
-Hoy ya la gente no escucha ni lee a los críticos.
-Pues corre uno el riesgo de ahogarse entre tanta oferta...
-Sí, es una lástima que de las cosas que se hacen se queda en la red el 99% . La mayoría de las veces no se llega a la gente de la calle.
-¿Lo tienen más difícil los músicos millennials?
-Tienen con internet un arma potentísima. Puedes buscar tus fuentes en todo el mundo, puedes grabar el disco, hacerte el videoclip con dos duros... Las posibilidades que tienen los millennials, músicos y público, son infinitas. El problema es que te encuentras con miles de personas que están haciendo lo mismo. Lo que hay es mucha uniformidad, en parte porque las influencias de la gente ahora mismo son bastante uniformes y, encima, lo que les viene por televisión es horrible...
-¿Por qué ya no hay en televisión programas musicales?
-Será porque no es negocio... Por eso es inconcebible que una televisión pública como Televisión Española apueste por hacer negocio con programas como Operación Triunfo, que debería estar en una cadena privada. La televisión pública debería hacer programas donde se dé cabida a todos los tipos de música que se hacen, sin aspiraciones comerciales. Los Conciertos de Radio 3 están muy bien, sí, pero los ven cuatro porque los ponen a unas horas intempestivas. Televisión Española lo está haciendo muy mal.
La voz del pop para tres generaciones
Si el pasado año Jesús Ordovás (El Ferrol, 1947) publicaba Esto no es Hawaii, una obra sobre la eclosión y auge de la Movida madrileña a la que él mismo dio nombre, no pasó ni medio año para que el mítico locutor de Radio 3 lanzara Fiebre de Vivir. Apocalípticos y desintegrados en el rock español de los 70, un libro que tiene un apartado especial reservado al rock andaluz con las voces de Gualberto, Gonzalo García Pelayo y Ricardo Pachón, entre otros. Además, Ordovás, cuyo disco de cabecera es Échate un cantecito de Kiko Veneno, adelanta que ya está trabajando en un nuevo libro, "sobre los 90, claro".
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