-Lo suyo no es la poltrona.
-Si algo me define es que soy viajero y transeúnte. He pasado por medios, países y géneros diferentes.
-¿Dónde incubó su espíritu inquieto?
-En dos mundos distintos, que son los de mis abuelos: un herrero de Turégano, el mágico pueblo segoviano donde nací y me crié, y un capitán republicano que sobrevivió en el Ejército de Franco.
-¿Un republicano que luchó con Franco?
-Cuando se produjo el golpe tuvo que permanecer en su puesto de Intendencia, incluso dando cobijo a rojos que huían. Tenía una biblioteca con toda la novela del siglo XIX, donde aprendí a disfrutar leyendo.
-¿Ellos le han inspirado en su trabajo?
-En la infancia y la literatura se fraguan los paraísos que transitamos. Me interesan los perdedores, personas que en situaciones límite son capaces de dar un golpe de tuerca a la condición humana.
-¿Por eso escribió sobre los maquis?
-Sobre los maquis, sobre la gente que sufre las tragedias de la retaguardia o sobre un gaditano de San Fernando que creó un Estado progresista en el Amazonas en 1899. Todos mis trabajos tienen algo en común.
-¿La historia está hecha de grandes perdedores?
-Lamentablemente sí. Perdedores y soñadores. A veces algunos de esos sueños se hacen realidad. La historia es una disciplina que exige mucha fe.
-¿Por qué lo dice?
-Viendo cómo se ha contado la Guerra Civil entiendes la damnatio memoriae, esa práctica de la antigua Roma mediante la que se borraba de la historia a los que caían en desgracia. Pero siempre, tarde o temprano, se sabe la verdad.
-¿Cuál de sus personajes le ha fascinado?
-El ángel rojo tiene una historia casi de ficción. Escapa a la muerte de formas inverosímiles, salva a presos enemigos en situaciones extremas, es un anarquista que molesta a todo el mundo. Le acusaron de quintacolumnista.
-¿Fue el Schindler español?
-Salvó a más de 10.000 personas en Madrid. Prohibió los traslados de presos no autorizados, hizo regresar a los funcionarios a las prisiones, escondió en pisos a las monjas, evitó linchamientos enfrentándose a una turba…
-¿Todos llevamos dentro un héroe que ignoramos?
-Es que para ser un héroe no hace falta protagonizar grandes hazañas, basta con aguantar la vida cotidiana, tal como están las cosas.
-¿Los de su generación se han equivocado mucho?
-Hemos hecho lo que hemos podido, aunque creo que no debimos delegar tanto. Hemos dado mucha confianza a quienes no la merecían, en la política y en la economía. Sin distinción de partidos.
-De todas sus aventuras, ¿cuál le dejó más huella?
-Las ocho guerras que he cubierto por supuesto, y algunos viajes. Por Estados Unidos y en la cuenca del Amazonas.
-¿Convivió con los indios?
-Conviví con los yanomamis, que viven en la frontera entre Venezuela y Brasil. Son gente con un gran sentido del humor y muy trabajadores.
-¿Qué aprendió de ellos?
-El respeto por la naturaleza y sus rituales. El empleo de las sustancias de poder, como la yaguasca, que te hacen trascender a otra realidad.
-¿Cómo es allí la relación con la naturaleza?
-Son gente que maneja las plantas, las sustancias y las energías. En Ecuador, durante un paseo por la selva, me enseñaron para qué sirve cada árbol, cuál de sus partes cura y qué animal va asociado a ese árbol.
-¿Llegó a enfermar en la selva?
-Los pulmones y la humedad me han jugado malas pasadas, aparte de las mordeduras. Recuerdo unas garrapatas microscópicas que me producían unas llagas lacerantes en las piernas, tenía una especie de alergia.
-¡Hay que tener valor para pasar por eso!
-No es para tanto. Los indios me guiaban. ¡No iba con un machete por la jungla! También pillé una malaria, afortunadamente suave, que se manifestó una vez aquí y curé sin problemas.
-¿Y cuanto tiempo aguantó?
-En el Amazonas estuve tres meses. Para transportarme utilicé avionetas, canoas, caballos y hasta motos, yendo muy ligero de equipaje.
-¿En aquellos años vivía aún en Sevilla?
-A Sevilla regresé de un viaje con dos serpientes. Hice un terrario y más tarde las doné a un chico que me ayudó a descubrir que hay un mundo de reptiles asombroso en el interior de las casas sevillanas.
-¿Y cómo se las trajo de la selva?
-Eso fue lo divertido, que me las traje sin que las descubrieran, en el avión, metidas en un calcetín largo, de los de montar a caballo. Mejor no hablemos de esto, no me vayan a demandar.
-Practicó el periodismo de denuncia.
-Estando de freelance, hice con Juanjo Téllez para Sábado gráfico un reportaje titulado Ataúdes flotantes cruzan el Estrecho, en el que cuestionábamos la carga de los buques…
-…y la naviera afectada compró todos lo números de la revista.
-¡Estuvieron buscándonos durante algún tiempo! También hice algo polémico sobre los depósitos de la Campsa en Málaga. Pero eso es la prehistoria.
-¿En qué trabaja ahora?
-En un documental sobre un afroamericano de la Brigada Lincoln, que fue chofer de Hemingway, y que cuando vino a la guerra de España se sintió libre por primera vez. Otro héroe invisible.
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