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Entrevistas

"Ya no hay ideologías como en la posguerra"

-En los últimos años había publicado diversos libros, pero ninguna novela. Ahora vuelve...

-Soy lenta escribiendo novelas. En Música de cámara he tardado casi seis años. Necesito tomarme tiempo, me entretengo, corrijo mucho… No tenía prisas.

-Es una historia de amor situada en la Barcelona de la posguerra.

-Tiene una primera parte que empieza en 1949 y al final un reencuentro en 1984. Quería escribir una historia de amor con unos orígenes ideológicos distintos. Me venía bien esa Barcelona de la posguerra. Entonces había vencedores y vencidos. No era como hoy; ya no hay ideologías.

-Usted, como la protagonista, volvió de Francia. ¿Hay algo autobiográfico?

-Siempre lo hay. Si no es exactamente autobiográfico, sí hay cosas que he visto o he vivido. Lo adjudico a diversos personajes.

-¿La burguesía catalana apoyó el franquismo?

- La catalana, la vizcaína, la castellana y todas… Todas las burguesías se pasan al vencedor.

-¿Hubo demasiado acomodo al régimen en aquella Barcelona?

-No fue un acomodo. Fue una lucha ideológica y económica. El modelo económico y social del franquismo no era como el de la República, donde también cabía el socialismo. La burguesía era más partidaria del modelo de Franco.

-En su novela también se cuestiona la Transición.

-Sólo es cuestionada por uno de los dos protagonistas. Se reencuentran en 1984 y analizan los años en que estuvieron ausentes. Para uno de ellos, la Transición fue el punto final a un tiempo. Para ella, no es suficiente todo lo logrado.

-¿No era suficiente el cambio a la democracia?

-Lo que se discute es haber renunciado a la legalidad que tuvo la República y aceptar un Rey que fue impuesto por Franco.

-Pero no se mantuvo el franquismo.

-Hubo una evolución del régimen. Pero, que yo sepa, el Rey no abjuró nunca de los principios del Movimiento que había jurado.

-¿Usted era más partidaria de una ruptura?

-Por supuesto, yo sí lo creo, pero entiendo que debió ser difícil. La Transición no fue en absoluto modélica. Se hizo como una apertura desde el franquismo.

-¿Queda algo del cosmopolitismo y la gauche divine de Barcelona?

-No queda mucho. Ahora están más preocupados por el futuro independentista. El nacionalismo está en casi todo, por encima de otra preocupación.

-¿Qué le parece la independencia catalana?

-Yo no soy nacionalista. Pero el gran problema es que no se sabe en qué consistiría esa independencia. ¿Qué modelo de Estado tendría? ¿Sería una monarquía o una república? ¿Estaremos en Europa o no? ¿Decidirían la independencia los corruptos?

-¿Los políticos de CiU son unos corruptos?

-La mano izquierda y la mano derecha de los Pujol están imputados. No me parece que sean ellos quienes deban decidir el modelo de la independencia.

-Usted llegó madura a la novela. ¿Se arrepiente de no publicar antes?

-Cuando publiqué mi primera novela tenía casi 60 años. Pero no me arrepiento. Hice otras cosas antes. Tuve hijos, trabajé para conseguir independencia económica, además de viajar. Si encima hubiera tenido que escribir…

-Aun así, ganó importantes premios literarios.

-He ganado cuatro premios de prestigio: Nadal, Planeta, Ciudad de Barcelona y el premio Biblioteca Breve de este año. El premio Nadal lo gané con Azul, cuando ya había cumplido los 60 años.

-Decían que el Nadal era un premio para descubrir jóvenes talentos.

-Un premio para descubrir escritores, sin valorar la edad. Los premios también tienen derecho a evolucionar, eso no es malo.

-Trabajó como editora con Carlos Barral y le ha dedicado Música de cámara.

-Este libro es un homenaje a mucha gente, a personajes que he conocido y querido mucho. Pero sobre todo a Carlos Barral. Trabajé con él en la editorial y era secretaria del premio Biblioteca Breve, por eso me hizo tanta ilusión ganarlo este año. Barral fue el editor más inteligente que he conocido.

-Fue directora de la Biblioteca Nacional. ¿Está olvidada la polémica?

-No hay nada que olvidar. El ministro (César Antonio Molina) me hizo responsable por el robo de los mapas de Ptolomeo. Yo estaba triste por el robo, pero no me sentía responsable para nada. Además, dije que no había que hacerlo público antes de recuperarlos, porque entonces el ladrón, que estaba identificado, huiría a Argentina, tal como ocurrió. Como no estaba de acuerdo, dimití.

-Los mapamundis robados se recuperaron.

-Sí, pero el ladrón siguió paseándose tranquilamente por Argentina. Puede que incluso haya vuelto a España. Pasó lo que me temía.

-¿Está satisfecha de su gestión como directora ?

-Sí, porque hicimos muchas cosas. Lo pasé bien y fue satisfactorio. Ahora, cuando viajo por cualquier lugar de España, hay gente que me lo agradece.

-¿No siente rencor hacia César Antonio Molina?

-Nunca he sido amiga ni admiradora de este señor. No me hirió tanto. Me dio una orden y yo me marché antes, porque no estaba de acuerdo. Dimití, aunque en este país eso es raro. Zapatero también debió dimitir.

-¿Por el robo de mapas?

-No, porque si era socialista debió ser fiel a sus ideas, sin tomar las decisiones contrarias que le impuso Angela Merkel.

-¿Escribirá más novelas?

-Ya pienso en otra, pero aún está en brumas. Adelantarle algo sería mentir.

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