aleksandra georgievna antonova VETERANA DE LA II GUERRA MUNDIAL

"La mayoría no volvió de sus misiones de rastreo"

"La mayoría no volvió de sus misiones de rastreo"

"La mayoría no volvió de sus misiones de rastreo" / álex cámara

-¿cuándo participó en la guerra?

-La edad no me permitía alistarme en el Ejército. Ingresé en el Partido de Jóvenes Comunistas en 1942 y después solicité ir al frente. Había muchos jóvenes que querían participar.

Soñaba con ir al Conservatorio y cantar, pero la situación de mi familia no me lo permitió"

-¿Por qué?

-La situación era muy grave en el frente.

-¿Cómo participó?

-El Ejército creó un grupo de jóvenes rastreadores. La mayor tenía 18 años. Tuvimos dos meses de aprendizaje, en junio y julio de 1942. Nos enseñaron cómo orientarnos en el bosque sin herramientas.

-¿Qué hacían?

-En cada incursión de rastreo participaban dos personas. Sólo podíamos llevar un saco de patatas y agua. Íbamos disfrazados de niños campesinos. Así teníamos la oportunidad de entrar en lugares en los que los rastreadores profesionales no podía llegar.

-¿Qué tarea tenían encomendada?

-Distinguir los tipos de tropas, avisar del avance de los tanques, del número de aviones... de los pasos de la infantería, también. Teníamos prohibido apuntar nada. Sólo podíamos memorizar esa información.

-¿Cuánto tiempo estuvo en esta tarea de rastreadora?

-Hasta diciembre. Quedamos tres con vida. Yo tropecé con un alambre de una mina. Explotó y un trozo se clavó en la pierna, pero la salvé. Lo más peligroso eran las minas. La mayoría no volvió de sus misiones y se cree que murieron.

-¿Qué ocurrió cuando cayó herida?

-Me curaron en un hospital de campaña. Después me destinaron a llevar correspondencia secreta a un aeródromo. Me licenciaron en mayo de 1944 por mi estado de salud. Tuve neumonía y volví a casa.

-¿Qué se encontró?

-Volví al trabajo. Mi madre estaba bien. Mi hermana mayor murió de tuberculosis. Había sido evacuada a Siberia. Otra hermana estuvo en el frente como enfermera. Llegó hasta Berlín y regresó viva.

-¿Habla mucho de aquella experiencia?

-No, no me gusta. En Rusia, a petición de los colegas del instituto donde daba clase, contaba mi experiencia el 9 de mayo, el Día de la Victoria.

-¿Es importante recordar aquello?

-Siempre es importante recordar el pasado porque todavía hay personas que creen que con la violencia pueden solucionar problemas.

-¿Qué aprendió de su experiencia en la guerra?

-Nunca he pensado en eso. Muchos jóvenes inmaduros querían ayudar. Me conmocionó el destino de una colegiala que estuvo en un grupo de partisanos. Fue prendida, torturada y colgada. Sólo quería ayudar a su patria. Los jóvenes nunca piensan que van a morir.

-¿Qué hizo después de que terminara?

-Soñaba con ir al Conservatorio y con cantar. Pero la situación de mi familia no me lo permitió. Vivía en casa de mi hermana y su marido. Elegí estudiar Filología.

-Y ahora reside en Granada...

-Me quedé sola tras la muerte de mi marido y vine en 2001 a vivir con mi hija [Natalia Arsentieva], que es profesora de la Universidad de Granada. En Rusia había un momento difícil, con mucha confusión. Aquí encontré estabilidad.

-¿Cómo fue el cambio?

-Muy duro. No conseguía aprender español.

-¿Qué le sorprendió al llegar aquí?

-En los tiempos de la Perestroika era imposible encontrar gente que sonriera, que fuera cariñosa. Eso me llamó la atención. En Rusia no estaban acostumbrados a actuar por su cuenta. Cuando el Estado dejó de preocuparse, se encontraron abandonados y enfurecidos. En España lo que más me sorprendió fue la forma tan amistosa y sonriente de tratar. Un día intenté alcanzar un autobús y caí. Muchas personas intentaron ayudarme a levantarme. Eso fue algo emocionante. También me impresionó la belleza de la ciudad.

-¿Ha conseguido adaptarse?

-No tengo dominio del español, pero me gustaba ir a las tertulias literarias en Valderrubio, en la casa museo de García Lorca, en las que participaba mi hija. Estoy muy agradecida a la gente de Pinos y a los organizadores de estas tertulias que han dado sentido a mi estancia en España. Estas personas son mi respaldo, son como mi familia. Ellos hicieron todo lo posible para que me integrara. Me sentía plenamente realizada en este círculo de amistad en torno a García Lorca.

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