l Los Reyes de Oriente son mágicos. Por eso anoche, a pesar de la crisis y de las previsiones de lluvia, consiguieron que la Cabalgata de Granada saliera a las calles manteniendo la tradición de las dos últimas décadas y, de madrugada, visitara todos los hogares repartiendo regalos y sorpresas. Tal vez no hayan podido cumplir todos los deseos , pero seguro que han hecho un gran esfuerzo por arrancar una sonrisa, unos gritos de ilusión y hasta unas lágrimas de felicidad. En todos los niños. En los más pequeños y en los más grandes; en los más traviesos y en los más aplicados; en los que aún miran la vida de abajo hacia arriba y en quienes empiezan a descontar años en el calendario. Muchos merecerán carbón, pero sus Majestades de Oriente son generosos. Al menos justos. Sólo faltaría completar hoy la noche mágica del año con un poco de suerte en el sorteo de El Niño.