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Entrevistas

"El oloroso hace un perfecto maridaje con el canguro"

-Una australiana en Andalucía, viviendo en Vejer. Empiece por el principio.

-Mi padre era gallego y me decía que algún día me traería a España, pero no me enseñó su cultura. Para mí, España, desde Sidney, era un espacio mágico del que no sabía nada.

-Hasta que le trajo...

-No. Mi padre murió al romperse el andamio en el que trabajaba. Me dije: yo llevaré a mi padre a España. En el funeral conocí a mi familia gallega. Yo era igual que ellos, la misma cara, pero yo no sabía español y ellos no sabían inglés. Fue un flechazo por señas. Escribí en mi diario: algún día viviré en España.

-Continúe, continúe. Es una bonita historia.

-Volví a Sidney y todo el dinero que ahorraba era para regresar cada dos años a España. Australia está lejos, es caro llegar hasta aquí.

-Me hago cargo. ¿En qué trabajaba?

-En marketing. En EMI Records. Era la publicista de Britney Spears. Fue duro.

-¿Por qué?

-¡Porque era Britney Spears! Entré en un canal de música. Como la MTV, pero en Australia. Trabajaba con gente muy creativa. Yo no soy creativa, pero tengo una habilidad: encauzar la creatividad de los demás para hacer las buenas ideas realidad.

-¿Y?

-Y me casé con un australiano, un crack de las redes, y dije que no quería coger una casa y hacer niños. Nos fuimos a Barcelona y en Barcelona él recibió una oferta en Estocolmo.

-Nos íbamos acercando a Vejer, ahora nos alejamos.

-Espere, espere... Estocolmo era una ciudad gélida, como puede suponer. Bonita para hacer turismo, pero no para vivir. Me apunté al instituto Cervante para aprender español. ¿Y quién era mi profesor? Eduardo Galindo, que tenía una escuela de idiomas en Vejer y me decía Chelsea, tienes que conocer mi pueblo. ¿Y quién era mi mentor en la cadena de noticias del espectáculo en la que trabajaba? Un hombre majísimo, mi jefe desde Londres, que un día me dijo Chelsea, trabajas mucho, eres puro estrés, tendrías que ir a descansar a una casita que tengo en el sur de España...

-No me diga más...

-Una casita en Vejer. Exacto. El pasado verano enviamos desde Estocolmo nuestras cosas a Sidney y dijimos: pasemos un par de meses en Vejer antes de volver a Australia. Llegamos a Vejer, a sus cuestas, y a mí se me caían las lágrimas de emoción. Oh, my god. Pasaron los meses y no nos íbamos. Al final, vendí la casa en Sidney y compré una en Vejer.

-Gran idea: vivir en la provincia con más paro de Europa.

-Eso nos decían desde Australia. Estáis locos, España está en crisis y aquí somos ricos. Mi marido y yo nos pusimos a trabajar a través de la red. Nos demandaban trabajos desde sitios muy distintos del mundo. Se puede vivir en Vejer y trabajar en el mundo.

-Vamos al sherry. ¿Conoce el australian sherry?

-Qué horror. No es sherry.

-Ya, era un sucedáneo.

-Pero el jerez no tiene mucho mejor cartel en mi país. El jerez en Australia es una botella en el armario de mi abuela, algo dulce que coges cuando eres joven para emborracharte con amigas o para cocinar.

-Qué cartelazo...

-Figúrese mi sorpresa cuando una amiga escocesa de Vejer, Annie B., que tiene una spanish kitchen, me insistió el pasado enero en que probara el jerez. No, no, dije yo, no me gusta el vino dulce. ¿Dulce? Y me dio un fino con queso payoyo y una anchoa. Fue una bomba. Era maravilloso.

-He aquí una conversa.

-Absolutamente. Me dije: ¿cuánta gente está equivocada en el mundo acerca del sherry? Y copiando una idea de un amigo alemán del World Whisky Day nos pusimos manos a la obra. ¡Hagamos un día mundial del sherry!

-¿Investigó?

-¿Que si investigué? Fuimos a la bodega del Tío Pepe, al Consejo Regulador, que nos dijeron que era una idea estupenda, pero que no tenían presupuesto, a muchas más bodegas, hablamos con la gente de los tabancos de Jerez, El Puerto, Sanlúcar... Todos contaban historias sorprendentes. Cuando bebo jerez estoy bebiendo historia. Decidimos que el 26 de mayo, el 80 aniversario del Consejo Regulador más antiguo del mundo, sería el World Sherry Day.

-¿En qué consistió?

-Una vez más la red. No hay fronteras. Consistía en que en establecimientos de todo el mundo probaran a poner un jerez, el que fuera, con una tapa hecha con la cocina propia del lugar. En Irlanda lo ponían con carne. Tapa y sherry son palabras universales, pero en el mundo no se sabe que el jerez acompaña una comida. Era conectar al mundo con el jerez.

-¿Y cuál era el maridaje australiano?

-El oloroso marida bien con la carne de canguro.

-Se apoyó en algunos cocineros de prestigio.

-Sí, restaurantes de renombre se sumaron. Con otros fue imposible. Hay cocineros estrella que son peores que Britney Spears.

-Hubo cócteles

-Muchos. Los cócteles del jerez son sexies.

-No me diga.

-¿Conoce Sex in the city?

-¿Sexo en Nueva York? No sé, no veo series.

-Allí toman un cóctel, Cosmos. Se hizo famoso mundialmente. En Jerez hicieron un cóctel con palo cortado que era puro Cosmos. Podría triunfar. Son ideas que cuestan poco dinero y pueden volver a situar el jerez en el mundo.

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