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ángel viñas. historiador

"La oposición nunca fue amenaza para Franco"

-¿Hay un Franco oculto?

-Hay muchas cosas que decir sobre Franco todavía.

-¿A qué público se dirige su libro La otra cara del Caudillo?

-Será difícil que se traduzca a otros idiomas. Hay un capítulo sobre el carácter de la dictadura que a lo mejor se publica en inglés. El público de mis libros no es el extranjero. La batalla sobre la verdad de la Historia tiene que darse en España porque estamos hablando de la Historia de España. Lo que se diga en Inglaterra o Estados Unidos es irrelevante. Aquí hay mucho pazguato que cree que cuando un historiador extranjero escribe sobre España lo que dice va a misa.

-Dice Paul Preston que Franco es el dictador europeo menos conocido...

-Hay algunos muy poco conocidos, como Miklos Horthy, el húngaro. Sobre Franco se ha escrito más que sobre Salazar, pero menos que sobre Pétain, y no digamos que Hitler, Mussolini o Stalin. Pero básicamente estoy de acuerdo con Paul Preston.

-Usted pasó mucho tiempo fuera de España. ¿Cómo percibían a Franco?

-Tenía connotaciones muy negativas. Cuando trabajé en Bruselas, en la Comunidad Europea, dos de mis jefes directos, un democristiano belga, católico a machamartillo, y un socialista francés, decían que no pensaban viajar a España mientras viviera Franco.

-¿Quién crea el mito de Franco?

-Franco fue el principal mitificador de sí mismo. Fue un mitógrafo excepcional, arropado por unos pelotas que hicieron locuras por elevarlo a los supremos altares. La propaganda sobre la figura de Franco fue inmensa y penetró en todas las capas sociales.

-La visita de Eisenhower a España en 1959 coincide con el Tour de Bahamontes y el Nobel de Severo Ochoa. ¿Concidencia o lavado de cara?

-Severo Ochoa era ciudadano norteamericano y vivía en los Estados Unidos. Salió de España y huyó de dos guerras. Igual si se queda aquí en vez del Nobel le pegan cuatro tiros.

-¿Ha estudiado los viajes de Franco?

-Hizo una excursioncita a Francia, a entrevistarse con Hitler en Hendaya, ahora ha hecho 75 años, otra a Bordighera para verse con Mussolini, y dos o tres veces a Portugal. Los diplomáticos españoles lo veían como la cosa más natural del mundo. ¡El jefe de Estado de viaje al extranjero, estaría bueno!

-¿Cuál es el mito central?

-Desde que al final de la guerra lo elevan a la Jefatura del Estado hasta que en 1975 entrega su alma a Dios, Franco se convierte en la suprema fuente de Derecho. Su voluntad es ley, su poder es omnímodo. Con Franco no hay reparto de poderes, él encarna el poder ejecutivo, el legislativo y el judicial. Si eso no es una dictadura, que venga San Bernardo de la Calzada y nos lo diga. Parece que eso se le ha olvidado a la derecha española, que se acoge a la denominación de régimen autoritario que hizo el profesor Juan José Linz en 1963.

-Cayeron como un castillo de naipes. En 1973, Grecia; en 1974, Portugal. En 1975, muere Franco.

-El sistema institucional que había montado se extinguió rápidamente.

-Hay fieles como Giménez Caballero...

-Un embustero contumaz.

-Y gente que dan el giro...

-De éstos no hay muchos. El ejemplo más paradigmático es el de Dionisio Ridruejo, que de falangista recalcitrante pasó a socialdemócrata y opositor al franquismo. Del régimen no se dimitía, a uno lo dimitían y eso era más difícil.

-¿Este campo de la Historia es también fértil para la literatura?

-Yo no leo novelas históricas sobre el franquismo y la Guerra Civil.

-¿Ni siquiera las que han protagonizado ministros de Exteriores de Franco como Beigbeder o Serrano Súñer?

-Tengo muchos papeles sobre Beigbeder y no fue el resistente del que hablan algunos, esa especie de Bogart en Casablanca. En cuanto a Serrano Súñer, será el protagonista de mi próximo libro.

-¿Algo nuevo con la desclasificación de los documentos oficiales?

-En este país hay cosas inmutables y perennes. Si fuera por el Partido Popular, los historiadores no encontraríamos nada nuevo.

-Estados Unidos ha restablecido relaciones con Cuba. ¿Algún paralelismo con España?

-El aislamiento del régimen de Franco duró muy poco tiempo. Lo del cerco internacional es uno de los camelos más difundidos por la historiografía franquista. Le niegan el acceso a Naciones Unidas, Francia propone sanciones, pero encontró su gran valedor en los Estados Unidos.

-De hecho, la España de Franco la visitan tres presidentes de ese país...

-El gran aliado de Franco fue la situación geoestratégica de España. Al Eje le interesaba para llegar a Gibraltar y el norte de África. A Estados Unidos, para tener bases en territorio español frente a la expansión de la Unión Soviética.

-¿Qué hace el antifranquismo para mitigar esa mitificación de Franco?

-Bastante hacían con sobrevivir. La oposición globalmente considerada nunca fue una amenaza seria para la pervivencia del franquismo. Es lamentable constatarlo pero fue así. Estaba diluida, infiltrada. Franco tenía siempre a las Fuerzas Armadas como elemento disuario. Nunca fue un ejército eficiente frente a las amenazas externas, sino un ejército obediente contra el enemigo interior, su obsesión.

-¿Qué hacía el día que murió Franco?

-Trabajaba en el Banco de España con papeles de Negrín. Esos días salía con unas amigas médicos. Olvidé sus nombres, pero no las palabras que pronunció el famoso equipo médico habitual: trombosis mesentérica. No tengo recato en decir que al oír la noticia por la radio, me levanté, abrí la nevera y me pegué un lingotazo de champán.

-¿Se acababa el mito?

-Se acabó antes. Recuerdo de estudiante participar en Berlín en una procesión con antorchas cuando mataron a Kennedy.

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