José María Pérez 'Peridis' | Arquitecto y viñetista

“Mis viñetas políticas son como una historieta de España”

José María Pérez 'Peridis'.

José María Pérez 'Peridis'. / Juan Carlos Muñoz

Aunque se define como un “hombre del Medievo”, lo cierto es que José María Pérez, Peridis, (Cabezón de Liébana, Cantabria, 1941) es más un humanista en el siglo XXI. Como arquitecto es uno de los grandes recuperadores del patrimonio medieval y de esa faceta nació su aportación para que se crearan las escuelas-taller o las lanzaderas de empleo. Pero es como viñetista como más se le conoce. Publica en el diario El País desde el primer número y confiesa que llegó a esa faceta de manera predeterminada, desde que leyó que nacería el periódico en Informaciones, donde también publicó previamente.

–Era Máximo el que dibujaba mucho a Dios, pero usted ha conseguido la trinidad, no sé si santísima: arquitecto, viñetista y escritor.

–Sí. Y como decía [Antonio] Machín: “Y no estar loco” [risas]. Son etapas de la vida. Yo hacía caricaturas de niño, quise ser arquitecto de mayor, conciliándolo con la caricatura y ya pensaba que ahora me tocaba contarlo. Y contar nuestra sociedad remontándonos a la Historia. Como soy un hombre del Medievo pues he cogido un momento histórico...

–Hombre del Medievo, tampoco, ¿no?

–Soy del Románico. Y por lo tanto soy medieval. Y de pueblo. Me parecía interesantísimo contar la historia de España en su complejidad, como reino siamés.

–¿Pero la escritura es una vocación tardía...

–Siempre la tuve.

–... o es la cristalización de su experiencia?

–A mí me gusta contar. Y el método más directo de contar es la palabra, pero el más reflexivo es la escritura. Yo me decía, cuando ya fuese mayor y dejase la arquitectura necesitaría un cohete en el culo que me ponga en otra órbita. Es un problema de estar en varias órbitas. Si orbitas en varias a la vez, mal asunto. Al final, era arquitecto en ejercicio cuando escribí mi primera novela. Pero ya había una biografía y, sobre todo, había narrado el Románico en la serie de televisión Las claves del Románico. Era probar el relato con la trama, los personajes.

–¿Pero lo que hace mejor es dibujar?

–Sí, lo más conocido es dibujar. Porque somos pocos. La caricatura, y la caricatura política, me ha dado la mayor seña de identidad.

–Podría hacerse una historia de España contada por sus viñetas de El País desde 1976 a ahora, ¿no?

–Algún historiador de España importante, de los del exilio, me lo dijo: “Peridis sus viñetas son la Historia”. Yo las he recogido en libros y son como una historieta de España, a través del humor y de los personajes. Es un pequeño cómic diario.

–¿Ocuparía mucho, sería una enciclopedia?

–Sería una enciclopedia, sí. Son 41 años, salen cerca de quince mil viñetas. A dos por página, fíjese la de volúmenes que salen. No me he atrevido nunca a pegarlas una tras otras.

–Eligió una técnica de casi trazo único, muy sencillo y, sin embargo, logra que se identifique muy bien al personaje. ¿Es la esencia de la caricatura, no?

–Esencia. Ésa es la palabra. Son rasgos del carácter, pero lo mínimo. Hay un arquitecto, [Ludwig] Mies van der Rohe, que decía: “Menos es más”. Yo lo he aplicado a rajatabla. Lo aprendí del maestro Cronos [Carlos Méndez López], que hacía caricaturas en Marca cuando era un niño. Y a mí me impresionaba que pudiera estar el carácter y el alma de una persona en unos pocos trazos.

–¿Y a todos se le encuentra o los hay más difíciles?

–Los hay más difíciles. Cuanto mayores son, más fácil es, porque ya tienen dibujados los rasgos del carácter.

–Ahora son todos jóvenes.

–Y lo tengo difícil.

– ¿Si? Hombre, no, la coleta es fácil.

–La coleta es fácil, pero Pablo [Iglesias] es escurridizo.

–¿No le coge el punto?

–Aaaaaaah... porque cambia de punto.

–¿Pues ahora tiene dos clones, eso sí es difícil?

–Es una desgracia total. Los estoy trabajando y me haré con ellos. Y Pedro [Sánchez] también es difícil. Es un guaperas...

–Con poner “presidente, presidente, presidente” arriba, ya le bastaría, ¿no?

–Sí. Y “no es no”.

–La trilogía que cierra con su última novela nos lleva a la Reconquista. ¿Por qué eligió ese tema?

–Porque como soy un hombre del Medievo, pues me trasladé a ese tiempo. Yo creo que hay una tesis en todas ellas: que la unión produce más beneficios que la desunión. Los que se desunen en la Edad Media van a la mierda, es decir, pierden la guerra; y los que están unidos consiguen más fuerza, más retaguardia, mejores ejércitos. Y la Reconquista fue posible porque Alfonso VIII y su nieto, Fernando III, con el paréntesis de Enrique II, reinaron cien años. Eran los mismos; él imitaba al abuelo, que ganó [la batalla] de Las Navas de Tolosa, a través de la madre, la reina Berenguela, descendiente de catalanes.

–La protagonista de La reina sin reino.

–La gran protagonista. Una mujer que no fue reina en la sombra, correina con Fernando III. Y hacen algo tan importante para la productividad como dividir el trabajo. Él era guerrero.

–¿No hubiera existido la Reconquista tal como la conocemos sin esa mujer?

–Igual hubiese dado la vuelta. Toledo no estaba garantizada. Los almohades eran muy potentes.

–¿La Reconquista acaba en Sevilla?

–Acaba en Sevilla porque el Reino de Granada es subsidiario, es vasallo.

–¿La Reconquista tiene leyenda negra?

–No tanta como la conquista de América.

–¿No pasa con eso que los españoles somos muy dados a creernos nuestra propia leyenda negra?

–Lo raro es que no la hayamos inventado nosotros.

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