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Entrevistas

"Hay que vivir sin consignas y estar con los que sufren"

-Ha publicado una novela. ¿Se pasará a la narrativa?

-No. Me siento poeta y seguiré escribiendo poesía. Ya son 30 años publicando. No quiero ser uno de esos autores que ensanchan su obra sin aportar nada, haciéndola repetitiva. Prefiero tomarlo con lentitud.

-No competirá con su pareja, Almudena Grandes

-En ese caso llevaría yo las de perder.

-¿La poesía está en crisis?

-En España goza de buena salud, en el sentido de que hay buenos poetas y buenos libros de poesía. Si lo comparamos con Francia, Italia y otros países, no podemos quejarnos.

-¿A qué se debe?

-Creo que los cantautores ayudaron, al popularizar a grandes poetas e incorporarlos a la lucha antifranquista. Han contribuido a popularizar una poesía menos dada a los juegos formales y a una mayor indagación de los sentimientos. También ayuda que hay buenas editoriales.

-A pesar de las dificultades económicas…

-En los momentos de crisis, los seres humanos se plantean las cosas verdaderas. El poeta representa al ser humano dueño de sus opiniones. La crisis no es sólo económica, también de valores. Ahí está la poesía.

-Se suele decir que la poesía no es comercial.

-La poesía tiene lectores, aunque no es un público masivo, si se compara con las novelas de más éxito. La historia nos ayuda a distinguir lo perdurable de lo pasajero. En los tiempos de Antonio Machado y Juan Ramón Jiménez había novelistas que vendían cientos o miles de ejemplares y nadie se acuerda de ellos.

-Usted aparece con frecuencia en la lista de libros de poesía más vendidos.

-He tenido suerte y lo agradezco. He intentado no confundir la dificultad con la calidad. Se escribe, por parte de otros poetas, con tecnocracia del oficio. Yo prefiero escribir para el lector. También hay que decir que todas las novelas no venden mucho.

-¿Se exageran las ventas?

-Los best sellers sí venden, pero hay muchas novelas de autores conocidos que no pasan de los 1.500 ó 2.000 ejemplares. Hay poetas contemporáneos como José Hierro, Mario Benedetti, Jaime Gil de Biedma o Ángel González, cuyos libros superaban esas cifras.

-No me cuentes tu vida es la segunda novela de García Montero. ¿Qué destacaría?

-La novela intenta contar la historia de los últimos años, desde la Transición, a través de tres generaciones. Abre preguntas a través de las inquietudes. Estábamos convencidos de cosas de las que ahora dudamos. Por ejemplo, que los hijos vivirían mejor que sus padres.

-Con el paro y el despido barato lo tienen difícil.

-Todos estábamos convencidos de que vivirían mejor y esa idea se está quebrando. Parece que van vivir peor. Eso es lo que planteo, sin caer en la nostalgia, a través de esa historia. Cualquier futuro ya no será mejor.

-Toca el problema de la inmigración.

-La novela se desata porque el padre encuentra al hijo en la cama con la chica que tienen de empleada de hogar, que es rumana. El tema de Rumanía me lleva a los sentimientos y contradicciones. En Alcalá de Henares viven muchos rumanos, hay periódicos en rumano, pero también ves a niños rumanos con la camiseta de Iniesta.

-Su novela entra en las contradicciones de una cierta izquierda.

-La familia estuvo en contacto con el PC rumano, que durante un tiempo fue solidario con el PCE. Cuando uno militaba en el PCE lo hacía como una forma de lucha contra una dictadura que torturaba, y cuando conoce la realidad de Rumanía entiende que allí lo hacía el régimen. Ceaucescu se parecía a Franco. Eso origina contradicciones con el mestizaje ideológico.

-¿Cuál sería el mensaje?

-Hay que vivir sin seguir consignas y estar siempre con los que sufren.

-Vivimos malos tiempos para la política.

-Muy malos. El descrédito político es grande. Se debe a muchas causas.

-¿Cuáles cree que son las principales?

-Hubo muy malos políticos, mezclados en casos de corrupción. Por otra parte, las cúpulas de los partidos se han alejado de la vida real y se ocupan con sus trifulcas. Un tercer motivo es que el poder no está ya en los representantes de los ciudadanos. Los que mandan ahora son los poderes financieros.

-Los políticos son vistos como un problema.

-Es peligroso. Podría dar lugar a movimientos populistas, totalitarios, que empobrezcan la calidad de la democracia. La política debe encontrar soluciones.

-¿Hay que fortalecer la democracia?

-Es prioritario conseguir una verdadera defensa de la democracia. Hay que reivindicar el orgullo democrático, que no sean los bancos quienes nos digan lo que debemos hacer. Es un disparate intentar la unidad de mercados sin que haya un Estado capaz de organizar. Se debe exigir la construcción democrática de Europa. Estamos en manos de los mercaderes. Hay que romper el fatalismo para acabar con el descrédito de la política.

-¿Se considera un escritor comprometido?

-Soy militante de IU, donde estoy organizando Izquierda Abierta con un frente amplio. El escritor, como ciudadano, debe tomar conciencia, más allá de una ideología concreta.

-¿Aunque sea un escritor de derechas?

-Me refiero al compromiso. Admiro a Mario Vargas Llosa como escritor comprometido, aunque esté en el otro extremo de mis ideas.

-Usted ha sido definido como "romántico ilustrado".

-La Ilustración fue el paradigma para avanzar a favor de la sociedad. Con la crisis del XIX, esa idea saltó y se impuso el pensamiento negativo del Romanticismo. A mí me gusta unir la rebeldía del romántico con la fe en el ser humano del ilustrado.

-¿Qué proyectos tiene?

-Poco a poco, escribo poemas, con nuevos tonos, para un futuro libro. Y también un ensayo sobre Federico García Lorca.

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