Entrevista a Bernardo Díaz Nosty

"Hay zonas de México donde ya se ejerce el narcoperiodismo"

"Hay zonas de México donde  ya se ejerce el narcoperiodismo"

"Hay zonas de México donde ya se ejerce el narcoperiodismo"

-Está sumergido en un estudio sobre mujeres periodistas desde el siglo XIX a la Guerra Civil.

-Sí, es apasionante. Hemos identificado cerca de 200 mujeres cuando antes sólo se hablaba de Carmen de Burgos, de Sofía Casanova y pocas más. Son emprendedoras, rompedoras, revolucionarias. Quisieron romper con los hábitos, las costumbres, el imperio masculino que dominaba el mundo de la literatura y el periodismo.

-¿Y qué lograron?

-Fueron capaces de demostrar su valía profesional y se arriesgaron a ser criticadas por ejercer una profesión que la sociedad no les atribuía. Fueron viajeras, promovieron asociaciones, establecieron círculos de intercambio de conocimiento y empoderamiento.

-¿Se había perdido ese relato de la historia?

-Sí. De los periodistas varones al menos se había hablado en su momento, tuvieron una cierta celebridad. Pero algunas de estas mujeres lo que sufrieron en vida fue persecución porque tenían ideas muy progresistas y esto suponía un enfrentamiento directo con la Iglesia. Muchas eran anticlericales y pertenecían a la masonería. Otras eran enseñantes. Cuando llegaban al magisterio entendían que la única manera de salir del enclaustramiento era transmitir conocimientos al resto de mujeres para liberarse y reclamar sus derechos civiles y políticos. Muchas trasladaron su activismo feminista a América Latina.

-¿Fueron silenciadas por el poder?

-Más bien por el tiempo diría yo. Pero hemos podido hacer un rescate documental y gráfico de estas profesionales, algunas feministas radicales, otras burguesas, mujeres instruidas que querían romper, ser como los francesas o las norteamericanas. Aunque no todas eran feministas. Hemos encontrado artículos, memorias, fotografías... Todo ello gracias a las hemerotecas digitales.

-¿Por qué este trabajo ahora?

-Hace dos o tres años hicimos un calendario de la Cátedra con mujeres periodistas y tuvo muchísimo éxito. Vimos que había necesidad de este trabajo. Pensamos en convertirlo en un estudio de 40 páginas, pero cuando vimos las posibilidades fue creciendo hasta la actualidad, que estamos en dos tomos, un segundo incorporará a las mujeres nacidas después de 1939 hasta 1970.

-Antes de esta investigación presentó un libro sobre periodistas asesinados. Las cifras son escalofriantes...

-Sin duda. Hemos contabilizado 1.100 periodistas asesinados o desaparecidos en América Latina desde 1970, que es el registro que tenemos. Este trabajo nos ha permitido crear una red de asistencia a periodistas en riesgo en la que contamos con gente de España, América Latina y la universidad inglesa de Sheffield.

-¿Cómo está la situación en África, en América Latina, en China?

-En África las guerras son silenciosas, ocultas, difusas y es muy difícil evaluar la situación de los periodistas en África. No obstante, las cifras de muerte se dan o bien en zonas de conflicto bélico o en América Latina. Las muertes en México son escandalosas. También en Honduras, en un país tan pequeño como Andalucía y pueden caer veinte o treinta profesionales, es pavoroso. En Turquía no matan a periodistas, es más sofisticado el método. Allí los encarcelan. Siendo un país de unos 100 millones de habitantes , hay más periodistas encarcelados que en China. Tal vez porque el propio régimen chino no facilita la creación de medios independientes. Ahora en Turquía se bate el récord.

-¿El periodismo es una profesión de riesgo?

-Sí, es una profesión de riesgo y, sin embargo, en México vas a las facultades y ves que los jóvenes no son conscientes de esta historia y de que van a ganar dos duros, porque si aquí hablamos de precarización no digamos como está aquello. Y eso es porque la violencia suele producirse en ámbitos rurales, en medios comunitarios, en radios donde es más fácil la impunidad. Hay zonas donde ya se ejerce el narcoperiodismo. Es tremendo.

-Y en los gobiernos democráticos occidentales, ¿cuáles son los riesgos?

-Aquí las injerencias sobre la libertad de prensa son otras y vienen de los poderes económicos, a veces, de los políticos. También es un problema importante la precarización, se ha pasado a ser proletarios de la información y esto resta independencia y capacidad de análisis. La gente cumple pero no se moja, no se compromete. La creatividad y la iniciativa está muy recortada.

-¿El mundo digital que ha aportado de positivo y de negativo?

-El mundo digital ha generado el traspaso de influencia de los medios convencionales a las redes sociales. Lo hemos visto con el Brexit y las elecciones americanas. Y esto es bastante peligroso porque en las redes se tensiona y se polariza mucho la sociedad, algo contrario a la democracia. Ha permitido la aparición de pseudomedios donde lo menos importante es la verificación de la información y lo más los clics, porque esa publicación está esperando recibir una parte de lo que Facebook o Google ganen con ese clic. Estamos en un momento de consolidación de un nuevo modelo donde será necesaria una regulación mundial para que todos no estemos en manos de un duopolio, de grandes corporaciones multinacionales que hacen con nuestros datos y nuestro pensamiento lo que quieren.

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