DICE con sorna Albert Rivera que el principal debate de la campaña gira en torno a los debates. No le falta razón, la austeridad obliga a dar la máxima relevancia a los debates entre los candidatos para suplir la casi ausencia de carteles y de mítines a lo grande, cuya sola organización cuesta unos 100.000 euros. Cada uno.

Habrá debates a diario, sectoriales y generalistas, entre segundas y terceras filas, a dos, a tres, a cinco y a siete, pero los que importan son los debates a cuatro, los que enfrentarían a los únicos candidatos con posibilidad de formar Gobierno, como presidentes o como ministros de un hipotético Gobierno de coalición.

Sus nombres, Mariano Rajoy, Pedro Sánchez, Pablo Iglesias y Albert Rivera. Los demás no importan, o importan menos, aunque se ha colado en la lista de personajes a seguir Alberto Garzón, por las expectativas que ha provocado el anuncio de una alianza entre Podemos e Izquierda Unida, que podría enviar a casa a un Pedro Sánchez que estos días refleja en su rostro las huellas evidentes del desánimo y la preocupación.

En cuanto a los debates: Rajoy está decidido a participar en una contienda con Sánchez, Iglesias y Rivera, pero según su director de campaña, Jorge Moragas, celebrará dos como mucho, en terreno neutral. Desde semanas antes de que el Rey firmara el decreto de convocatoria, se habían recibido en La Moncloa, y en las sedes del PP, del PSOE, de Podemos y de Ciudadanos solicitud de debates. Y asegura Moragas que Rajoy acudirá a los que todo el mundo quiere ver, a cuatro … pero serán uno o dos, probablemente organizado por la Academia de Televisión, que ofrecerá la señal a las televisiones y radios que quieran emitirlo.

La campaña va a ser low cost, pero los principales partidos tienen ya todo a punto. Los equipos y la estrategia. Son conscientes del cansancio de los ciudadanos respecto a una nueva convocatoria electoral, la novena en tres años si se cuentan las autonómicas, y sin ponerse previamente de acuerdo, los cuatro principales partidos han llegado a la conclusión de que, además de barata, la campaña debe ser a pie de calle, muy pegada a los ciudadanos.

En esta nueva campaña se producirán más reuniones que nunca, habrá más posibilidades que nunca de encontrarse a un personaje relevante en una plaza, una terraza, un parque, un mercado o en un encuentro con profesionales de un mismo sector. El clima ayuda, y si la austeridad exige buscar fórmulas para contactar con la gente gratis total, sin necesidad de alquilar locales, palacios de congresos, plazas de toros o teatros, es evidente que las calles se convertirán en los escenarios improvisados.

Repiten los mismos jefes de campaña que la de diciembre, Jorge Moragas en el PP, Antonio Hernando y César Luena en el PSOE, Íñigo Errejón en Podemos y José Manuel Villegas en Ciudadanos.

El PP contará con un comité de campaña del que forman parte la secretaria general del partido y los vicesecretarios, más Juan Carlos Vera, responsable de organizar todas las campañas del partido desde los tiempos de Alianza Popular. En ese comité se encuentra también Marilar de Andrés, jefe de prensa del PP y tan veterana como Vera en los gabinetes de comunicación. En esta convocatoria se ha incorporado José Luis Ayllón, Secretario de Estado para las Relaciones con las Cortes, hombre de gran experiencia parlamentaria.

Por otra parte, cuenta Moragas con un equipo de campaña, formado por unas 40 personas, que se responsabilizan de la coordinación entre los candidatos, poner en práctica la estrategia marcada por el comité electoral y organizar los actos electorales.

Antonio Hernando, además del principal responsable de la campaña del PSOE junto a César Luena, será el portavoz del partido durante las semanas previas a las elecciones. Tiene larga trayectoria en el PSOE, gran experiencia parlamentaria y una virtud que es importante siempre, sobre todo en situaciones preelectorales: muy buena sintonía personal con los adversarios y una ilimitada paciencia. Formó parte del equipo negociador entre PSOE, Podemos y Ciudadanos, y contará con experimentados miembros del PSOE que durante años han preparado las campañas, conocen las estrategias más eficaces y como ocurre en el PP, que al igual que el PSOE cuenta con docenas de campañas a sus espaldas, saben qué resortes se deben utilizar para estar al tanto al minuto, al segundo, de lo que dicen y hacen los adversarios, para dar inmediata respuesta.

Tendrá un papel importante en el equipo electoral otro de los negociadores del PSOE, José Enrique Serrano, que de momento ha mantenido ya una conversación con Jorge Moragas para cambiar impresiones sobre los debates. Serrano, aún más que Hernando, es persona muy valorada en el PP y en el gobierno del PP, y durante años, tanto en tiempos de Felipe González como de Zapatero, ha negociado importantes iniciativas con el PP, incluso en los últimos años desde la oposición. Sánchez lo relegó a un mal puesto en la lista de Madrid, y perdió su escaño de diputado, y la rumorología apunta que Sánchez finalmente se ha dado cuenta de su valía y quiere ahora darle oportunidad de salir elegido.

Pablo Iglesias, que en las últimas semanas ha restado protagonismo a quien había sido su indiscutible mano derecha, Íñigo Errejón, para catapultar a las alturas a Pablo Echenique , sin embargo ha vuelto a confiar en Errejón, secretario político de Podemos, para dirigir la campaña electoral. No será una campaña fácil, pues si se concreta el acuerdo con Izquierda Unida para compartir listas -que se concretará- habrá que tomar decisiones conjuntas que en algunos casos puede provocar discrepancias, y no se trata solo de la elaboración de las listas o el nombre con el que se concurrirá a las elecciones.

Se ha acordado ya que cada partido hará su campaña, con sus candidatos y con su propio programa electoral, pero es inevitable cierta conjunción de mensajes, aparte de que habrá que realizar una delicada labor de coordinación que recaerá fundamentalmente en Errejón, que mantiene una buena sintonía personal con Alberto Garzón. Errejón confía en la capacidad de seducción de los dirigentes de su partido para captar votos, y ha anunciado que aceptará todos los debates que se le propongan, con quien sea y sobre lo que sea. Pablo Iglesias sobre todo, y el propio Errejón, se hacen fuertes en el cara a cara con el público, en tertulias y debates. Así han llegado a donde han llegado en tan escaso periodo de tiempo.

José Manuel Villegas, vicesecretario general de Ciudadanos, adquirió experiencia electoral muy recientemente, cuando el partido decidió dar el salto nacional. Goza de la plena confianza de Rivera, que le dio las máximas responsabilidades en el equipo negociador de los pactos poselectorales del 20-D, y acaba de ser relevado como jefe de gabinete de Rivera precisamente para que se ocupe más de las tareas de estrategia del partido, y Rivera ha fichado para su gabinete a María Castiella, que había trabajado en el departamento de relaciones con la UE dependiente de Jorge Moragas, en La Moncloa. Castiella también formará parte del equipo de campaña, junto al secretario de Comunicación Fernando del Páramo y, sobre todo, el secretario de Organización Fran Hervías, conocido en el partido como "Lobo Hervías", por ser implacable con los corruptos y los desleales.

Faltan seis semanas para que se inicie la campaña oficialmente, pero ya ha empezado. Antes incluso de la disolución de las Cortes. Desde los cuatro equipos lanzan un mensaje parecido: no quieren crispación, malos modos, descalificaciones personajes ni ataques hirientes. Por dos razones: porque esa actitud abunda en el descrédito de la clase política, y porque los dirigentes de los cuatro partidos saben que, después del 26-J toca pactar. Y nadie quiere se preso de sus palabras, sus promesas o sus "nunca jamás".