Elecciones generales

Carrozas y calabazas electorales

El presidente del Gobierno en funciones y candidato a la reelección por el PSOE, Pedro Sánchez,  presentando este martes la campaña del PSOE para el 10-N.

El presidente del Gobierno en funciones y candidato a la reelección por el PSOE, Pedro Sánchez, presentando este martes la campaña del PSOE para el 10-N. / Emilio Naranjo (EFE)

Ahora sí es el lema de campaña de los socialistas para las elecciones generales del 10-N, remachando el mensaje de precampaña de Ahora, Gobierno. Esto de Ahora, sí es como venir a decir que de ésta no pasa, que unas cuartas elecciones generales en cuatro años son ya demasiadas, que se han acabado las tonterías y se va a formar Gobierno de una puñetera vez, por lo que el príncipe azul del cuento, el más laureado en las urnas se supone, Pedro Sánchez, ha llamado este lunes a derribar "el muro" del "bloqueo" y ha apelado a reunir "a todas las fuerzas que sea posible" (¿el sapo?).

En un acto en Madrid para presentar la campaña y arropado por cinco ministros y la mayor parte de la Ejecutiva Federal, el líder y candidato socialista ha expresado su confianza en diseñar esta vez sí un Gobierno "fuerte". Los retos  que se le van a presentar al futuro Ejecutivo son diamantinos, desde el enquistado conflicto catalán -la táctica de la violencia para presionar a Madrid y que se avenga a negociar no es ningún azucarillo que se disolverá por arte de magia y es inquietante que los policías superen a los manifestantes heridos- hasta una crisis económica que tiene a la recesión "a la vuelta de la esquina", dos factores que imponen más sumas que restas entre la clase política para afrontarlos.

Duelo de gallitos

Por lo pronto, la palabra "progresista" no se le cae de la boca al presidente en funciones al barruntar sobre su futuro Gabinete en campaña (otra cosa es después); se supone que está dispuesto a no pegar ojo si se repite un escenario similar al del 28 de abril, con una derecha que no suma y una izquierda a expensas de que los dos gallitos se logren poner de acuerdo

El PSOE sigue a la baja en las encuestas, pese al efecto Franco (electoralismo puro y duro, que después de año y medio de pelea con la familia del dictador, habría sido un detalle elegante que  se hubiera dejado la exhumación aparcada tres semanas para no interferir en la precampaña), el mayor timbre de gloria que Sánchez puede lucir en su hoja de servicios de este medio año de interregno en funciones.

Rivera se pone pragmático

El PP le está recortando terreno, a costa de un desnortado Ciudadanos, que ahora acaba de dibujar una nueva filigrana estratégica. "No vamos a dejar sin Gobierno a un país con la Generalitat de Cataluña en abierta desobediencia y con una crisis económica que puede estar a la vuelta de la esquina". Albert Rivera, escarmentado, ya ha quitado el pie de la pared  contra cualquier tipo de alianza con el PSOE, con su íntimo enemigo Sánchez, y ahora nos regala un rutilante "compromiso con España para que gane quien gane se pongan en marcha las reformas que este país necesita".

Un ataque de racionalidad del que ya hace mucho tiempo que está al cabo el presunto socio natural de Sánchez para formar ese Gobierno progresista que propugna. Pablo Iglesias, que no se quita la mosca de la oreja, ha pedido esta mañana al presidente en funciones que se comprometa públicamente durante esta campaña a que si el PSOE es el partido más votado el 10 de noviembre, no llegará a ningún acuerdo de investidura o de legislatura con el PP. El escarmentado candidato a la Presidencia del Gobierno de Unidas Podemos ha incidido en un acto en Asturias en que está claro que "hay un plan que se llama sacar a Unidas Podemos de cualquier ecuación de gobierno y hacerlo con el PP".

Casado se pone las pilas

Pablo Casado se está poniendo las pilas. El líder del PP y candidato a la Presidencia del Gobierno va a recorrer unos 6.000 kilómetros -arrancará en Sevilla el 31 por la noche con la tradicional pegada de carteles- durante la semana de campaña (la saturación de convocatorias electorales ha dejado reducida  de dos a una semana el tostón) y estará presente en doce comunidades autónomas.

Las cuentas le salen en las encuestas, el 28 de abril pasó de 137 a 66 diputados y ahora se pasea por todos los sondeos con un centenar. Y dice que las cuentas públicas no cuadran con las promesas del presidente en funciones. Ése será uno de los  mantras del candidato popular, que no se pavonea con ninguna varita mágica. "No hay dónde encontrar los 30.000 millones de euros de gasto público" que propone y son más impuestos para todos la única fórmula, que, según Casado, Sánchez repite de otros Gobiernos socialistas, que "prometen un cheque en blanco en las campañas, que luego se descubre sin fondos". "Carrozas que luego se convierten en calabazas", ha incidido Casado en un acto en Gran Canaria.

Donde ha coincidido este lunes con el líder de Más País, Iñigo Errejón, que ha señalado que no descarta ser ministro en un Gobierno de Sánchez, aunque ha recalcado en una entrevista en RNE que "no es para eso" para lo que se presenta a los comicios.

Otro que no sale precisamente malparado en las encuestas preelectorales es Vox. Pero, como todos, siempre tiene en su mirilla al mensajero. "Son tonterías y fruto del nerviosismo que están produciendo las encuestas". Es lo que dice Iván Espinosa de los Monteros sobre una información del diario El País sobre su esposa, Rocío Monasterio, que  firmó planos y lideró un proyecto de reforma en esas fechas sin haber acabado la carrera de Arquitectura en 2003. "Creo que no merecemos tanta atención", ha dicho el dirigente ultra. No le falta razón. 

El cuento de nunca acabar de la campaña se nos viene encima y el príncipe azul se debatirá de nuevo entre la princesa de los pelos largos y el sapo de la derecha, entre el viejo sistema binario de malos y buenos, entre el no dormir y una vieja pesadilla, la de que la banca, digo la derecha, siempre gana... 

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