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España

Javier Arenas saca tres de tres

  • El líder del PP apostó por Cristóbal Montoro y Fátima Báñez: el primero al presentarlo por Sevilla y la segunda, ministra de Trabajo, es de su confianza · Miguel Arias era un valor seguro para Andalucía

CUANDO el PP celebre en Sevilla su congreso nacional el segundo fin de semana de febrero, habrá desfile de ministros andaluces. Y tres de tres. La apuesta que el líder popular andaluz, Javier Arenas, había realizado sobre el nuevo Gobierno de Mariano Rajoy le ha salido redonda. Incluso un poco mejor, porque la onubense Fátima Báñez se había apuntado como una secretaria de Estado de importancia, aunque en los últimos días comenzó a cobrar fuerza la opción de que entrara como ministra, tal como al final ha sido, y de Empleo, una cartera por donde ya pasó el propio Javier Arenas. Y José Antonio Griñán. Y Manuel Chaves. Y Manuel Pimentel. Un maletín muy andaluz para la comunidad con mayor número de parados del país. Si Rajoy pretendía con los nombramientos del Gobierno reforzar las opciones de Javier Arenas para las elecciones autonómicas de marzo, lo ha conseguido. El líder popular sale consolidado y su partido, también. Él lo explicó ayer de otro modo: los nombramientos son muestra del "profundo compromiso" de Rajoy con Andalucía.

A Arenas sólo le falta ahora elegir el delegado del Gobierno en Andalucía, aunque es posible que sea un alcalde o una alcaldesa de bastante perfil político y, posiblemente, procedente de la provincia de Málaga. Vayan apuntando el nombre de María Ángeles Muñoz, alcaldesa de Marbella, que se encargaría de dar voz al Gobierno central en una Andalucía socialista. O Juan Manuel Moreno, diputado malagueño y actual responsable autonómico del PP.

Tanto Cristóbal Montoro como Fátima Báñez son personas de confianza de Arenas. Al primero, que se solía presentar por Jaén, donde nació en 1950, lo colocó para que encabezase la lista de Sevilla, una de las circunscripciones andaluzas más complicadas. Fue su segunda opción. Arenas quiso una mujer, y conocedor de alguno de los planes de Mariano Rajoy, es posible que su candidata fuese Soraya Sáenz de Santamaría, aunque la única vicepresidenta del Gobierno no pudo realizar campaña electoral debido a su embarazo. De hecho, su hijo nació pocos días antes del 20-N. Pero lo de Montoro no es un casual.

Desde hace ya algunos años, el PP andaluz y Javier Arenas han tratado bastante bien, casi mimado, a este catedrático de Hacienda Pública, cuyas estancias de fines de semana en Sevilla se han venido repitiendo a lo largo de estos últimos tiempos. Será Montoro al que le toque el difícil papel de vigilar el control del déficit y de reformar la Administración Pública, dos materias íntimamente ligadas, puesto que el guardián del gasto público también será el dueño de las nóminas.

Montoro y Fátima Báñez, por lo demás, mantienen una buena sintonía. Ellos han sido los principales portavoces de los asuntos económicos del PP en el Congreso de los Diputados, y Báñez, como a Montoro, va a tener que encargarse de otro de los asuntos claves del nuevo Gobierno: la reforma laboral, que Mariano Rajoy quiere aprobar en el mes de enero con o sin el acuerdo de los sindicatos y de la patronal CEOE. Si Fátima Báñez sigue el modo de actuar en política de Arenas, es posible que fuerce el acuerdo con los sindicatos. El líder andaluz del PP, consciente del conservadurismo de su partido, se fajó con Comisiones Obreras y UGT, y llegó a hacerse amigo personal del líder del primer sindicato, José María Fidalgo. Fátima Báñez, licenciada en Derecho y Administración de Empresas, mantiene una amistad personal con la vicepresidenta Sáenz de Santamaría, con la que suele veranear en Huelva.

El caso de Miguel Arias es distinto, pero tiene una especial relevancia para Andalucía. Arias, nacido en 1950 en Madrid, llegó a Jerez en 1974 como abogado del Estado, y en 1982 fue uno de los primeros diputados autonómicos de la Cámara andaluza. No es, exactamente, un hombre de Arenas; más bien de Mariano Rajoy -como los otros dos anteriores-, pero el ministro de Agricultura fue uno de los pocos cargos con los que el hoy presidente se encontró en la sede de Génova después de su derrota electoral del año 2004. Arias vuelve a una cartera de especial importancia en Andalucía: la de Agricultura y Pesca, porque debe afrontar dos graves problemas, el de la reforma de la Política Agraria Común (PAC) y el del acuerdo pesquero con Marruecos, suspendido por el Parlamento Europeo la pasada semana. En el PP andaluz daban por hecho que Miguel Arias sería ministro, la duda era si Exteriores o Agricultura.

El pasado domingo, este periódico publicó un reportaje -en la imagen adjunta- sobre los andaluces que estarían en el banco azul con Mariano Rajoy. Los nombres de Montoro y de Arias se daban por seguros, como el de Báñez, un valor en alza -comentó un dirigente del PP andaluz- del que no se podía descartar que, finalmente, fuera ministra. Mariano Rajoy ha guardado un absoluto e inédito mutismo sobre la composición de su Gobierno, pero bien es cierto que las fuentes del PP andaluz acertaron, posiblemente la principal prueba de la sintonía de Arenas con el presidente, y adelanto de la mano que ahora le deberá echar el líder nacional si quiere que su partido también gane en Andalucía.

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