El candidato popular Miguel Arias Cañete acusó ayer al PSOE de negar los signos de recuperación en España y de poner "mala cara" ante datos buenos, algunos de ellos, subrayó, "indiscutibles", como los afiliados a la Seguridad Social, que "seguramente" han crecido en abril.

"Deberían alegrarse de que la CE confía en España, de que las medidas que hemos puesto en marcha dan resultados. Que se alegren con nosotros. ¿Por qué tienen que poner esa cara de tristeza cuando los datos son buenos, cuando empieza a crearse empleo?", señaló Arias Cañete, en un acto de partido en Las Palmas de Gran Canaria

El cabeza de lista del PP a las elecciones europeas recordó que en los próximos días se publicarán nuevos datos sobre el desempleo, como las estadísticas de paro registrado y las afiliaciones a la Seguridad Social. "En febrero había más afiliados a la Seguridad Social, en marzo había más y en abril seguramente va a haber muchos más. Eso quiere decir más españoles que tienen un empleo y cotizan", añadió. Arias Cañete sostiene que, frente a eso, el PSOE apuesta por reeditar en Bruselas un modelo que ha fracasado y que convirtió a España "en el cáncer de Europa". El candidato popular afirmó que el modelo del PSOE está "tan fracasado", que hasta en el Gobierno de Francia, su presidente, François Hollande, y su primer ministro, Manuel Valls, ambos socialistas, "aplican las políticas del PP".

El número dos de la lista del PSOE a las elecciones europeas, Ramón Jáuregui, se mostró ayer por su parte convencido de que sólo las leyes garantizan la igualdad real de hombres y mujeres en el mundo laboral, una cuestión que, a su juicio, no puede dejarse "a la buena voluntad" o a una "evolución social".

En un acto preelectoral del PSOE sobre la desigualdad salarial y la situación de las mujeres en el empleo, Jáuregui apostó por implantar un catálogo de derechos vinculados a la maternidad y al cuidado de los hijos idéntico para hombres y mujeres.

Sobre la imposición de cuotas en las direcciones de las empresas, reconoció que el PSOE ya lo desechó en su día porque era una "intromisión" en la vida empresarial, pero defendió que se reflexione de nuevo después de que Alemania lo haya introducido ahora en su legislación.