¿Puede la OTAN expulsar a España como sugiere Trump? Esto es lo que dice el reglamento de la Alianza Atlántica

La permanencia en la organización está regida por el Tratado de Washington.

Trump sugiere "expulsar" a España de la OTAN

Sede la OTAN en Bruselas / EFE

El Tratado de Washington no contempla la expulsión de ninguno de los países miembros de la OTAN, a diferencia de lo que sugirió el presidente estadounidense Donald Trump el pasado jueves respecto a España. Lo que sí permite el documento fundacional de la Alianza Atlántica, firmado en 1949, es la salida voluntaria de cualquier Estado miembro mediante una notificación previa y un plazo determinado, tal y como establece específicamente el artículo 13 del tratado.

La polémica surgió tras las declaraciones de Trump durante una reunión oficial con el presidente finlandés, Alexander Stubb, en la que el mandatario norteamericano afirmó: "No tienen excusa para no hacerlo. Pero no pasa nada. Tal vez deberían expulsarlos de la OTAN, francamente", refiriéndose al incumplimiento de España con los compromisos de gasto en defensa establecidos por la alianza militar. Trump añadió que "deben llamarles y averiguar por qué están rezagados. Y además les va bien, por muchas de las cosas que hemos hecho".

Estas declaraciones han generado un debate sobre los mecanismos reales de funcionamiento de la OTAN y las obligaciones de sus estados miembros. El Tratado del Atlántico Norte especifica claramente en su artículo 13 que "cualquiera de las Partes podrá dejar de serlo, un año después de haber notificado su renuncia ante el Gobierno de los Estados Unidos de América", siendo este último el depositario oficial del tratado a través de su Departamento de Estado.

¿Cómo funciona la permanencia en la OTAN?

La permanencia en la Alianza Atlántica está regida por un sistema voluntario donde cada nación conserva su soberanía para decidir su continuidad. El procedimiento para abandonar la organización requiere una notificación formal al gobierno estadounidense, que actúa como custodio del tratado fundacional, y un periodo de espera de un año desde dicha comunicación oficial. Este mecanismo fue diseñado para garantizar transiciones ordenadas y evitar salidas precipitadas que pudieran desestabilizar la estructura defensiva occidental.

Aunque no existe un precedente de abandono total de la OTAN por parte de ningún miembro de pleno derecho desde su fundación, Francia se retiró parcialmente de la estructura militar integrada en 1966 bajo el mandato del general Charles de Gaulle, aunque mantuvo su pertenencia política a la alianza. Posteriormente, en 2009, el país galo se reincorporó completamente a todos los estamentos militares de la organización.

En ningún apartado del tratado fundacional se contempla la posibilidad de expulsión forzosa de un miembro, independientemente de su grado de cumplimiento con los acuerdos internos sobre presupuesto militar u otros compromisos. Esta característica refleja la naturaleza consensual de la alianza, basada en la cooperación voluntaria entre naciones soberanas más que en mecanismos coercitivos.

El compromiso del gasto en defensa

El origen de las críticas de Trump radica en el compromiso adquirido por los miembros de la OTAN de destinar al menos un 2% de su Producto Interior Bruto (PIB) a gasto militar, un objetivo que España, junto a otros países de la alianza, no ha alcanzado en los últimos años. Este compromiso, aunque formalmente acordado, no constituye una obligación legal vinculante cuyo incumplimiento pueda derivar en sanciones o expulsiones según los estatutos actuales de la organización.

En la reciente cumbre celebrada en La Haya a finales de junio de este 2025, los líderes aliados establecieron un nuevo objetivo más ambicioso: aumentar progresivamente el gasto en defensa hasta alcanzar el 5% del PIB para 2035. Este nuevo compromiso refleja la creciente preocupación por la seguridad en Europa y el flanco oriental de la alianza, especialmente tras la continuada tensión con Rusia desde la anexión de Crimea en 2014 y la posterior invasión de Ucrania en 2022.

España ha incrementado gradualmente su inversión en defensa en los últimos años, aunque sigue por debajo del umbral del 2%. El gobierno español ha reiterado en múltiples ocasiones su compromiso con la seguridad colectiva de la alianza, destacando sus importantes contribuciones en misiones internacionales y su papel estratégico como puerta de entrada sur a Europa.

Las declaraciones del presidente estadounidense no son nuevas en su línea crítica hacia los aliados europeos por su gasto militar. Durante su anterior mandato (2017-2021), Trump ya había expresado su descontento con varios países de la OTAN, especialmente Alemania, por no alcanzar el objetivo del 2% del PIB. Sin embargo, es la primera vez que sugiere abiertamente la posibilidad de expulsión de un miembro como España.

Estas palabras han generado preocupación entre los expertos en seguridad internacional, quienes señalan que, aunque legalmente no existe el mecanismo de expulsión, declaraciones de este tipo pueden debilitar la cohesión interna de la alianza y enviar señales confusas tanto a los aliados como a potenciales adversarios sobre el compromiso estadounidense con la defensa colectiva.

La reacción del gobierno español ha sido mesurada, reiterando su compromiso con la alianza y recordando su participación activa en numerosas misiones internacionales. Fuentes diplomáticas españolas han señalado que la contribución de un país a la OTAN no debe medirse únicamente en términos de gasto militar, sino también considerando factores como la posición estratégica, las capacidades específicas aportadas y la participación en operaciones.

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