Carmen Aguilera | Directora de la ONCE en Córdoba

“Queda aún mucho camino por avanzar en inclusión y en accesibilidad ”

  • Dirige en Córdoba una organización que es el cuarto empleador a nivel nacional y el primero a nivel mundial en el caso de la discapacidad y que año tras año realiza unas inversiones sociales millonarias

Carmen Aguilera posa en la sede de la ONCE en Córdoba.

Carmen Aguilera posa en la sede de la ONCE en Córdoba. / Juan Ayala

Carmen Aguilera aprovecha para ponerle el prólogo a la entrevista con un recordatorio:“si es posible, recuerde que el 15 de agosto es el extra de verano de la ONCE, que ofrece un premio de 20 millones de euros a las cinco cifras y serie, el mayor premio al contado que da la ONCE a un único cupón; en total hay más de un millón de cupones con premios y 42 millones de euros en premios”. Y es que los ingresos que tiene la ONCE con los cupones se acaban traduciendo en una importante labor social.

“Siempre el 3% se destina a la Fundación ONCE, que trabaja con otras discapacidades; pero nuestra labor social va más allá, es amplísima”, cuenta en una entrevista en la que también manda un mensaje a la sociedad: “que vean a las personas discapacitadas como a personas normales; en el momento en el que tienes una discapacidad te etiquetan negativamente, y encima luego tenemos que estar demostrando que podemos más que cualquiera. Hay que quitarse esa barrera mental y darle una oportunidad a las personas de conocerlas; nos equivocamos etiquetando a las personas”.

–El Grupo Social ONCE creó 90 puestos de trabajo en el último año en Córdoba, esa inversión social de la que habla superó los cinco millones de euros, se repartieron unos 25 millones en premios, las ventas de los productos de juego de la organización se incrementaron un 6%...¿qué significan para usted todas esas cifras?

–Significa consolidación y crecimiento desde hace cuatro años a esta parte; y lo importante es que con este incremento de ventas podemos también ir generando más prestaciones de servicios sociales para las personas con discapacidad y, en concreto, para las personas afiliadas a la ONCE, personas con discapacidad visual y con ceguera total.

–Habla de los últimos cuatro años, el tiempo que usted lleva como directora de la ONCE en Córdoba, ¿qué balance hace de ese periodo?

–Me siento muy orgullosa de la colaboración que hemos tenido por parte de todos los cordobeses, también de las corporaciones públicas y del ámbito empresarial, porque con todos ellos estamos trabajando para que la inclusión y la accesibilidad en todos los ámbitos sea más transversal. Evidentemente, se ha avanzado algo, pero aún queda mucho camino por desarrollar y por avanzar. Y con relación al trabajo ya interno de nuestro centro, pues ha habido bastante evolución en todos los sentidos, y que, como usted bien ha dicho, se haya contratado a 90 personas más durante el año pasado es un orgullo dadas las dificultades que supone conseguir un puesto de trabajo, unas dificultades que son mayores para las personas con discapacidad.

–Si uno echa un vistazo a los datos que arroja la ONCE se acaba dando cuenta de lo importante que es la organización en lo que respecta a la inserción laboral, ¿no es así?

–Efectivamente, porque la ONCEes el cuarto empleador a nivel estatal y el primero a nivel mundial si hablamos de discapacidad. El número de personas con discapacidad de la ONCE es un ejemplo laboral en todos los sectores.

Carmen Aguilera posa en su despecho de la sede de la ONCE en Córdoba. Carmen Aguilera posa en su despecho de la sede de la ONCE en Córdoba.

Carmen Aguilera posa en su despecho de la sede de la ONCE en Córdoba. / Juan Ayala

–¿Qué objetivos ha cumplido en los cuatro años de su mandato?

–Pues he trabajado y sigo trabajando en esa línea de conseguir una mayor accesibilidad en todos los campos, en el deporte, el ocio, la cultura... y en la linea de la formación para las personas con discapacidad, porque el empleo era y es una prioridad. También, en la linea de que la imagen de una persona ciega se entienda como la de una persona normal y que tenga las mismas oportunidades que el resto de personas. En resumen, en estos cuatro años hemos trabajado día a día por la calidad de vida de las personas con discapacidad, para garantizar su independencia y su inserción laboral, que es fundamental para la integración que perseguimos.

–¿Queda aún mucho que trabajar para que la integración del discapacitado sea una realidad?

–Es verdad que queda mucho camino por recorrer, pero es obvio, y hay que reconocerlo, que se ha avanzado muchísimo en la integración. La vida de una persona ciega con respecto a hace unos años no tiene nada que ver. Una persona ciega hoy por hoy se ve autónoma, independiente y capaz. Nosotros no somos ni más ni menos que otras personas y creo que en los distintos ámbitos de la sociedad se está cambiando la mentalidad en ese sentido; y se busca también la accesibilidad, se nos pregunta cómo se pueden prestar mejor los servicios desde cualquier sector privado o público para las personas con discapacidad, para conseguir esa igualdad.

–Dentro de ese camino del que queda aún mucho por recorrer, ¿por qué retos se plantea trabajar en el futuro más próximo?

–Para nosotros es fundamental trabajar para conseguir fortalecer el empleo de las personas discapacitadas tanto en el sector público como en el privado. Insisto en que la integración laboral es esencial y para ello, la formación de las personas con discapacidad para alcanzar ese empleo. Pero hablamos de la accesibilidad en todos los sentidos, a nivel digital también, por supuesto; hablamos de formar en nuevas tecnologías, que todas las prestaciones y servicios de las administraciones estén accesibles o el poder ir a cualquier hospital, restaurante, estación...y que todo eso esté a mano de una persona con discapacidad; o sea, que la inclusión sea real para todos.

"Me gustaría que la sociedad viera a las personas discapacitadas como a personas normales, sin etiquetas ”

–¿Qué barreras cree que quedan aún por derribar, tanto físicas como sociales?

–Bajo mi punto de vista, la barrera mental. La barrera mental yo creo que es la más complicada, porque en el momento en el que esa se supera pues se está más dispuesto a tener presente y pendiente eliminar barreras físicas. Muchas de las dificultades que tenemos son en base a que no se ha cambiando esa mentalidad de, por ejemplo, aparcar el coche en un paso de peatones o circular con una bicicleta por mitad de una acera. Eso lo hace la barrera mental y derribarla significa ser conscientes de que hay que tener los espacios adaptados para todos, porque lo que viene bien para una persona con discapacidad, viene bien para cualquier persona.

–¿Qué programas tiene la ONCE para ayudar a sus asociados?

–Tenemos un equipo multiprofesional en los centros, desde técnicos de rehabilitación, que te enseñan a manejarte por las calles dependiendo de si la ceguera es sobrevenida o es congénita, si es de nacimiento. También, dependiendo de la edad y las circunstancias de las personas, estos técnicos intervienen de un modo u otro. Si se tienen restos de visión, con ayudas ópticas para aprovechar ese resto funcional, y además, se trabaja en la adaptación de los electrodomésticos en casa para que de algún modo tu día a día sea normal. Tenemos también psicólogas, trabajadores sociales, maestros de apoyo a los centros escolares y a los propios compañeros, además de adaptación documental, nuevas tecnologías para ayudar a utilizar lectores de pantalla o a a través de magnificadores de pantalla, dependiendo del resto de visión. O sea, tenemos un equipo multidisciplinar que en distintas áreas interviene para normalizar la vida de una persona con discapacidad.

–¿Se atrevería a dar un porcentaje sobre el nivel de integración de los asociados a la ONCE?

–Es muy complicado saberlo. Es que, claro, cada persona tiene su casuística, su entorno, su ámbito... es que también según el entorno que rodea a la persona, esta está más o menos integrada; pero bueno, me voy a aventurar, creo que ya estamos en un 60-70%.

–Hábleme se su experiencia respecto a la integración.

–Yo he sido afiliada a la ONCE desde chiquitita. Tuve resto de visión hasta los 24 años y a esa edad me quedé ciega en una intervención. Ese cambio fue muy duro, pero verdaderamente gracias a la ONCE pude tomar de nuevo las riendas de mi vida y afrontar con mucha ilusión este reto que la vida me ha dado de poder ayudar desde mi perspectiva, desde mis circunstancias, a otros. Dificultades, claro que sí las ha habido. Al principio, cuando perdí la vista, coger un bastón y lanzarme a la calle fue durísimo, chocarme contra un coche aparcado era un drama para mi, pero sin embargo he ido interiorizando y aprendiendo que hay otras formas de vida y a veces cuando pierdes un sentido, despiertas el resto, porque la vista es como muy cómoda para el ser humano y todo lo resolvemos a través de la vista y anulamos el sentido del tacto, el oído, el olfato...en mi caso he enriquecido otros sentidos, recibes cosas del entorno que no has percibido nunca antes. Es una experiencia diferente, te abre la mente para a la hora de tratar a las personas percibir la diferencia que hay entre ellas, también pones en valor las capacidades que tienes para afrontar las dificultades, porque siempre te creas más límites de los que realmente tienes. Mi discapacidad la he visto como una oportunidad.

Carmen Aguilera posa en su despacho de la sede de la ONCE en Córdoba. Carmen Aguilera posa en su despacho de la sede de la ONCE en Córdoba.

Carmen Aguilera posa en su despacho de la sede de la ONCE en Córdoba. / Juan Ayala

–Pero estará conmigo en que, aunque usted haya acabado afrontando su cambio de realidad con entereza, una discapacidad es algo muy difícil de afrontar sobre todo cuando es sobrevenida.

–Por supuesto. No es un chollo ser ciega, porque yo ver lo echo de menos todos los días, es maravilloso ver, pero no por eso renuncio a vivir. Yo quiero seguir viviendo y experimentando y trato de disfrutar de aquello que no veo, pero que sí observo a través de otros sentidos, y me niego a morir en vida. Yo quiero disfrutar de cada minuto de mi vida, aunque sea de otra manera. Mi ceguera he intentado vivirla como otra oportunidad y la verdad es que...hombre, yo ver lo echo de menos todos los días de mi vida. Yo cuando me quedé ciega me moría y subía en casa todas las persianas hasta arriba porque me era imposible pensar que no pudiera ver un cielo, un mar... A mí ver me encanta, como a todo el mundo y yo sueño que veo todavía y ya han pasado unos años. Yo perdí la vista con 24 años y ahora tengo 45 y me acuerdo de los colores como si los estuviese viendo ahora mismo, es como si estuviera presa en mí, como si ahora te acuerdas de tu casa y la estás visualizando. El sofá, los colores, los muebles...los puedes ver. Los colores los tengo muy claritos y a mi familia la recuerdo como la dejé visualmente entonces. Para mí las imágenes son maravillosas y también el haber visto, porque tengo compañeros que no han visto nunca en la vida y yo les explico qué es un rojo o qué es un verde y si tú no lo has visto no lo puedes imaginar. Hay compañeros que por no haber visto nunca se suelen orientar mejor que los que hemos perdido la vista después. Porque ellos están acostumbrados a que esa sea su forma de moverse y nosotros siempre hemos tenido referencias visuales.

–¿Qué evolución se produce en una persona invidente en su vida desde que le sobrevienen las dificultades visuales?

–Depende mucho de la capacidad de la persona. No obstante, principalmente en el momento que sucede, si es sobrevenida, como me plantea, pues la aceptación, la aceptación de que tus circunstancias han cambiado, como cuando hay cualquier otro cambio de distinta índole en nuestra vida. La aceptación es el primer paso para cambiar las estrategias de vivir las cosas, del día a día, y entender que las cosas han cambiado, pero que no por eso tienen que ser peores las vivencias, porque, por ejemplo, se puede disfrutar muchísimo de ir al mar, de escuchar el mar, de ver una película, y digo ver porque para mí es verla, la forma en la que yo recibo esa información, de estar integrada en ese entorno, para mí es como si lo viera. Hay que entender la vida de otra manera y es una oportunidad, es una oportunidad, de verdad que sí, de poder disfrutar de las cosas de otra manera. Insisto en lo de la aceptación. Cuando se tiene una pérdida de ese tipo hay que pasar el duelo, pero luego afrontarla con la ayuda que en este caso te ofrece la ONCE, con su equipo de profesionales y tu voluntad, porque eso es fundamental, como fundamental es tu entorno, que es muy importante, tu familia y amigos, que no se viva como un drama, sino como un cambio en la forma de vida.

"La barrera más importante por derribar es la barrera mental; una vez superada es fácil derribar otras barreras”

–¿Y cómo es el proceso de integración en general de una persona con discapacidad visual?

–El proceso de integración es desde el minuto cero, porque es que estamos integrados. Es que no hay dos personas iguales, aunque no veamos o veamos, es que somos todos diferentes y esa diferencia es lo que aporta riqueza y capacidades. Las personas ciegas somos iguales al resto de las personas, nos gusta disfrutar, nos gusta la cultura, nos gusta el arte, nos gusta estar con los amigos...Lo importante para esa integración es que la persona que no tenga en su entorno a una persona ciega, que no la vea como a algo diferente, que rompa esa barrera de miedo, de tabúes, de decir “si le digo la palabra ver a lo mejor estoy metiendo la pata, me equivoco, o cómo le doy dos besos o le doy la mano si no me ve”. Pues a esas personas les diría que tenemos una gran herramienta, que es el diálogo, la comunicación. El que tenga a una persona ciega delante y por miedo no se comunique con ella se está perdiendo una gran oportunidad, porque está perdiendo la oportunidad de conocer a una persona.

–Hace unos días, durante la presentación de las cifras de las que hemos hablado al principio de la entrevista insistían en que el objetivo de la ONCE era el de reforzar su compromiso con Córdoba, ¿eso en qué se traduce?

–Ese compromiso consiste en seguir reforzando los lazos con la Universidad, con los empresarios, con las administraciones públicas ...con todos los ámbitos sociales, con el objetivo de que entre todos hagamos que Córdoba sea un ejemplo de accesibilidad. Por ejemplo, para que la Córdoba turística, Patrimonio de la Humanidad, sea un destino para personas con discapacidad. Queremos una ciudad totalmente accesible.

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