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Feria de Abril

Preludio del final o epílogo de la fiesta

  • Jornada con pocos feriantes en el real, donde hubo más foráneos que sevillanos.

¿Epílogo o final? Pregunta para denominar al domingo de Feria, una jornada tranquila, con pocas flamencas en el real, donde ya hay casetas con lonas echadas y que, tras las inclemencias meteorológicas del sábado, gozó de una buena temperatura que permitió que a primera hora de la tarde se concentrara un elevado número de personas por las calles, muy alejado, no obstante, del registrado en las primeras jornadas.

La Feria ha echado el cierre. Hoy comenzará a desmontarse esta ciudad efímera que ha sido durante siete días centro neurálgico de sevillanos y foráneos. Se va la fiesta en un día donde andar por el real es un gozo para los feriantes. Poca gente. O la justa y necesaria para disfrutar de un buen ambiente en el interior de las casetas, la mayoría de ellas con un cuarto de entrada. Había algunas, incluso, que ya habían echado las lonas ante las pocas expectativas de que sus socios apuraran las últimas horas.

En la caseta municipal se entregaban los premios a las casetas mejor adornadas. La delegada de Fiestas Mayores (ayer dejó el traje de flamenca colgado en casa) insistió en una entrevista televisiva en su empeño de conseguir que los sevillanos no abandonen la Feria cuando llega el fin de semana. "No lo he conseguido, pero el futuro gobierno municipal debe ponerse a ello", insistía Rosamar Prieto-Castro. Por cierto, en la caseta municipal ayer no se vio a Monteseirín, cuando era el último día como alcalde pisando el albero.

Si difícil ha sido ver el jamón en esta Feria más complicado aún era ver ayer a una flamenca por el real. Y no digamos ya a un hombre vestido de chaqueta y corbata. La llegada de los días festivos trae a las calles del recinto indumentarias que escapan de la ortodoxia hispalense. Mucho vaquero de diseño y camisas de la más variada gama. Se opta por la comodidad y se deja en casa la elegancia. El número de participantes en el paseo de caballos fue aún menor que en días anteriores.

El domingo es, indudablemente, el día de las familias. La presencia de menos gente en el real no se constata en la calle del infierno, donde padres, madres, hemanos, tíos y otros familiares sanguíneos siguen acompañando a los menores a disfrutar de unas atracciones para las que siempre  hay dispuesto a subirse un público infantil, joven y maduro.

Los feriantes (muchos venidos de la provincia) optaron por acercarse al real en las primeras horas de la tarde. Luego todo se fue despoblando. A las doce los fuegos artificiales pusieron el punto final. Terminó con luces lo que empezó con el alumbrado. Una Feria más para guardar en la memoria.

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