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Feria del Libro

Más allá de la arqueología literaria

  • La editorial andaluza El Olivo Azul recibe hoy uno de los premios de la Feria del Libro por su "cuidado catálogo"

El Olivo Azul empezó hace tres años con la ambición de convertirse en una referencia de calidad literaria, y la apuesta ha ido materializándose con "mucho esfuerzo" y alguna "destreza aprendida" en este tiempo. El eco que ha tenido la iniciativa en lectores y críticos ayudó a mitigar la incertidumbre inicial del proyecto y, hoy, los responsables de esta editorial gestada entre Córdoba y Sevilla tendrán una nueva certeza sobre el acierto del camino emprendido: el sello recibe uno de los premios de la Feria del Libro, concedido "por su cuidado catálogo y su claro objetivo de publicar libros singulares".

Mundos terribles, de Marcel Schwob, y Los siete ahorcados, de Leonid Andreiev, eran los primeros títulos de un fondo que recuperaba obras centrales de la literatura que, pese a su valor, permanecían inéditas o estaban descatalogadas en España. El empeño ha servido para rescatar creaciones de una impresionante nómina de autores -Victor Hugo, Kipling, Conrad, Flaubert o Chesterton, entre otros- y para reivindicar algunas voces -Wolfgang Hildesheimer, Ivan Shmeliov- desatendidas por el capricho del mercado editorial. Historias de Nueva York, de Stephen Crane, apertura a las letras norteamericanas tras una primera etapa limitada a la producción literaria europea, y La protesta, novela de Henry James inédita hasta ahora aquí, han sido los últimos lanzamientos de una propuesta que defiende su voluntad de crecer. Tras la aparición de Errantes, una colección centrada en la idea del viaje, la editorial prepara ahora la publicación de autores españoles vivos, algo que había hecho ya, puntualmente, con Al final del mar, de Gabriel Sofer. "Nuestra línea es la literatura de calidad, no sólo la arqueología literaria. Siempre pensamos que un editor debe apostar por lo que se hace en su idioma, pero antes queríamos coger experiencia", explica Eduardo Moreno, director de El Olivo Azul. Ahora, cuando ya el público identifica la marca con una mirada certera a la hora de escoger sus títulos, desde el sello se sienten preparados para afrontar esta aventura "complementaria y compatible con la otra".

El proyecto ha contribuido, junto con otras estimulantes propuestas como Periférica, Nórdica, Libros del Asteroide, Paréntesis o Errata Naturae, a cambiar "la cara de la industria editorial española". Ese paisaje limitado a "sellos muy conocidos" ha "saltado por los aires", valora Moreno, y ahora "el panorama es más complejo. Pero la variedad de iniciativas nos favorece: mientras más diversidad hay en un ecosistema, más rico es éste". La incógnita radica en si esta eclosión "se corresponde a una demanda real, porque la aparición de estos sellos coincidió con un tiempo de bonanza". Pero los buenos profesionales del sector están "acostumbrados a las trincheras", añade Moreno, y en El Olivo Azul mantienen "la ilusión intacta", conscientes de que una editorial, "por rara o singular que sea", tiene que trabajar para ganarse "el favor del público".

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