Cualquiera mínimamente sensible al cine sabe que si  existe un país en el mundo que nos alegra el año ése es Portugal. Y el SEFF, que el pasado ya coqueteó con la idea, le dedica éste su Focus Europa, donde se recuperan grandes películas contemporáneas y se cartografía parte de su peculiar entramado de generaciones (del patriarca Manoel de Oliveira a jóvenes prometedores como Abrantes o Tocha).

Dentro de la selección -en la que se echa de menos la despedida de Paulo Rocha- cabe destacar dos filmes contemporáneos de radical trascendencia: A espada e a Rosa (João Nicolau, 2010) y A Vingança de uma Mulher (Rita Azevedo Gomes, 2012). La primera, que desprende el inconfundible aroma del cine libertario (Monteiro y Rozier, sus padres putativos), reúne muchas de las virtudes del grupo de cineastas alrededor de la productora O Som e a Fúria; virtudes resumidas en una: filmar es una aventura, rodar unos dados hechos del material de la vida. La segunda viene a resarcir agravios, los que han sumido en el olvido a exquisitos cineastas portugueses -muchos de ellos marcados por el magisterio de António Reis, como Mozos, Gonçalves o Veigas- en las últimas décadas. El caso de Rita Azevedo es otro más, y aquí la autora de la esencial O Som da Terra a tremer (1990) se desquita ante los incrédulos con un sublime y fantasmagórico melodrama ejecutado desde un doble y sutil esfuerzo, el de la cámara flotante y el de una justa escenografía que camina hacia lo abstracto.

Otros títulos a tener muy en cuenta son los últimos trabajos de Salomé Lomas, Sandro Aguilar, Rodrigues & Mata y Tocha, así como los sketches de Oliveira y Costa en Centro histórico.

Godard, y en 3D. La capitalidad cultural de Guimaraes está detrás del filme colectivo 3x3D (2013) y es lo que, en definitiva, depara que podamos admirar y disfrutar de Les trois désastres, el aperitivo que Jean-Luc Godard ha ofrecido de su esperada Adieu au langage. Peter Greenaway y Edgar Pêra acompañan al genio en el experimento.