A sus 33 años acude por primera vez físicamente al Iberoamericano como aplaudido miembro del jurado, si bien en cierto modo ya estuvo en la muestra cuando Francia, una cinta coproducida por Magma Cine (casa que creó y que comparte con Pablo Fendrik y Nathalia Videla) se llevó el Premio Especial del Jurado en la 35 edición. Las vidas posibles, un proyecto de su hermana Sandra que pasó por el foro de coproducción, salió adelante hace unos años y, deseando precisamente que ese foro arranque para ver a "muchos compañeros", Juan Pablo Gugliotta visiona estos días las doce películas que compiten en la Sección Oficial para dar su veredicto.

-¿Qué le parecen las cintas elegidas?

-Es pronto para valorar toda la Sección Oficial porque aún no he visto todas las películas. Sin embargo, estudiando el catálogo se observa un nivel muy heterogéneo y variopinto, lo que a mi personalmente me parece una de las plusvalías de este festival. Es muy complejo programar el cine iberoamericano en una selección porque es muy diverso y, sin embargo, creo que la variedad es uno de los aciertos de Eduardo Trías y de todo su equipo en el festival.

-Precisamente Trías destaca este año la presencia de cine de autor y de comedias ligeras.

-Exacto. Y eso a mí me parece muy valioso y hasta fundamental para la programación de un festival. Hay un cine de autor muy sesudo y comedias para el público, que también son cine y son vitales para Iberoamérica.

-Comenzó haciendo spots. ¿Le ayudó el mundo de la publicidad a producir películas o fue un fin en si mismo?

-Me ayudó mucho en el sentido de que la publicidad ha sido como un entrenamiento diario. Son como minipelículas de 30 segundos que hay que hacer en una semana para una marca, habiendo un cliente con exigencias, y eso te aporta un entrenamiento muy grande y muy vital. El cine tiene otros tiempos, pero también unas exigencias.

-Todas las referencias a su currículum le apuntan como uno de los productores más reconocidos de la nueva generación de cine en Argentina. ¿Cuáles son las características de esa nueva hornada?

-Es una generación que nace a mediados de los noventa, en medio de la profundísima crisis del neoliberalismo que gobernaba en Argentina y América Latina. Estábamos muy hundidos, estábamos para atrás y había que salir a hacer películas nuevas sin presupuesto, casi como herederos de la Nouvelle vague, del Neorrealismo italiano y de cierto cine español. Se rodaba en las calles, con la cámara que se conseguía, con los amigos y como se podía... Es un cine que sale a romper cierta tradición. Empieza a filmar mayor cantidad de gente y más jóvenes, cuando antes en Argentina hacíamos menos películas y quedaba como para una élite intelectual.

-Con la crisis de España, ¿son los proyectos españoles los que ahora van de la mano de Latinoamérica?

-Puede ser y es justo que así sea. Yo creo que España ha sido, y todavía lo es, un hermano mayor y un lugar de referencia. Nosotros siempre crecimos observando cómo los colegas productores españoles levantaban su financiación, sus proyectos, sus estructuras de coproducción con Europa. Siempre lo estudiamos y lo vimos mucho. Es cierto que, independientemente de la situación política y económica de España, el cine español sigue muy vigente y muy rico (de hecho ya tengo marcadas unas cuantas películas españolas para ver, muy diferentes entre sí y que me interesan mucho). Eso es muy valioso y si se equilibra un poco, bienvenido sea para todos. Si nosotros ahora podemos ayudar y sumar en películas mayoritarias españolas, pues bienvenidos. Me parece muy justo.

-¿Qué películas quiere ver?

-Invasor, Caníbal y Grupo Siete. Son las tres que más me intrigan. Gordos me gustó mucho. Puede haber otras súper valiosas, pero no llegué a notarlas.

-Entonces le gusta Antonio de La Torre, premio Ciudad de Huelva de este año.

-Sí, me parece un genio. Los chicos que están conmigo en el jurado, María Cecilia Sánchez y Daniel Holguín, también parecen muy interesantes. A él lo tengo visto en la cinta del Che, la de Steven Soderbergh, y tiene un personaje en El abogado del crimen, la última de Ridley Scott protagonizada por Cameron Díaz y Penélope Cruz. Me parece que está muy vigente España.

-¿En qué se fija a la hora de producir un proyecto?

-Tratamos de buscar un cine lo más original posible, que sea innovador desde los artístico pero que nunca se olvide del público. Es difícil, siempre buscamos ese delicado equilibrio y cruce entre el cine de autor y el público. Algo que nos parezca bueno y que sea diferente, que pueda andar. Lo buscamos todo el tiempo y en todos lados.

-Está trabajando ahora en El Ardor. ¿Qué puede avanzar?

-El Ardor es una película dirigida por Pablo Frendik, un chico que es socio en nuestra productora. Es un proyecto para nosotros ambicioso, ojalá como un punto de quiebra en la productora. Está protagonizado por Gael García Bernal y Alice Braga, una chica brasileña que trabaja en Hollywood. Es una coproducción con Estados Unidos, Francia, México y Brasil. Se trata de una historia muy potente, casi como una película de acción que sucede en la selva que está en la frontera entre Argentina y Brasil.

-¿De qué trata?

-Del conflicto sobre el dominio de la tierra. Unos mercenarios responden a una corporación multinacional y van buscando sacar a los verdaderos propietarios de la tierra, que son argentinos brasileños. Y también es como un cuento. El protagonista es un clásico forastero que no sabe muy bien cuál es su pasado y de dónde viene. Y los personajes están en un claro oscuro: ninguno es del todo bueno o del todo malo. También tiene una raíz muy fuerte latinoamericana, no está muy marcado quién es argentino o brasileño, de hecho se empieza a manejar mucho como un protuñol, casi como una lengua en esa región.