Producción: Argentina, 2012.- Duración: 111 minutos.- Dirección: Gustavo Fernández Triviño.- Guión: Gustavo Fernández Triviño.- Fotografía: Julián Apezteguía.- Música: Nicolás Mayer y Jonatan Tesei.- Montaje: Pablo Faro.-Intérpretes: Pablo Pinto, Alejandro Awada, Malena Sánchez, Daniel Valenzuela, Jorge Sesam, María Paula Desch, Noelia Antúnez, Benjamín Amadeo, Roly Serrano, Silvia Bayle.

Otra ópera prima en la competición del Festival. En su debut en el largometraje Gustavo Fernández Triviño afronta de manera un tanto original un planteamiento distinto de una ambición personal, un retrato existencial, una situación laboral y el tema de la violación en un país donde las estadísticas sobre este delito son abrumadoras: De las mil doscientas violaciones al año que se producen en Argentina, sólo el 60%se denuncian y el 70% de las casos quedan impunes. Un balance trágico que Gustavo Fernández Triviño introduce en un relato donde impera la economía de medios y de expresiones artísticas, propias de un planteamiento austero, sencillo, arriesgado y valiente.

Todo parece consustancial con el talante del protagonista, Juan Benítez, un trabajador de fuerte complexión y elevada estatura que en sus tiempos libres muscula disciplinadamente su cuerpo en el gimnasio. En la empresa en la que trabaja es objeto de burlas, insinuaciones malévolas, provocaciones y humillaciones especialmente de su jefe y de un compañero, dedicado a vender todo tipo de cosas, algunas no legales, cuyo origen es dudoso. Cuando Juan sorprende en un parque la violación de Valeria, la quiosquera, por parte de un encumbrado empresario, madura un chantaje para conseguir el dinero que le permita realizar el sueño de su vida: dejar su empleo y convertirse en el propietario de su propio gimnasio.

Está bien pergeñado este sobrio discurso en torno a las vicisitudes de un modesto empleado en cuyo trabajo sufre todo tipo de vejaciones, que llegan incluso a la intromisión de su vida privada, con alusiones rotundas al acoso laboral y otros conflictos del trabajo, los abusos y las peculiaridades de este sector en Argentina: "Este es el país de ¡Viva la Pepa!", dice el jefe de Juan, y de esa otra historia paralela, con aire de thriller intimista en el que el protagonista se convierte en investigador para perseguir a un violador bien situado socialmente y entrar de lleno en la delación de un caso de violación, cuyo drama presenta relieves acuciantes.

Juan, el protagonista, silencioso, hermético, que no contesta ni replica ante los más crueles escarnios, sobrio en sus gestos y reacciones está espléndidamente interpretado por Pablo Pinto y resulta fundamental en la valoración de esta película. Un relato de lo cotidiano, una narración lineal incluso en los largos desplazamientos de la cámara siguiendo al protagonista. Un correcto trabajo de dirección de Gustavo Fernández Treviño.