Feriado. Sección oficial a concurso. Producción: Ecuador y Argentina, 2014.- Duración: 82 minutos.- Director: Diego Araujo.- Guión: Diego Araujo.- Fotografía: Magela Crosignani.- Música: Daniele Luppi.- Montaje: Julian Giulianelli y Diego Araujo.- Intérpretes: Juan Manuel Arregui, Manuela Merchán, Diego Andrés Paredes, Canela Samaniego, Irwin Ortiz, Francis Pérez Uscocovich, Elena Vargas, Pepe Alvear, Peki Andino, Cristina Morrison, Amado Silva, Said López

Esta es la opera prima del director quiteño Diego Araujo, que se estrenó en el último Festival de Berlín. Autor y director de cortometrajes, documentales y filmes comerciales y editor en la televisión de Nueva York, emprende aquí con su propia productora lo que parece el descubrimiento vital de un adolescente en el ámbito sugestivo y apasionante del paisaje andino donde se encuentra la hacienda familiar, escenario de gran parte de la acción. Todo ello enmarcado en unas fechas coincidentes con la gran crisis de 1999 que padeció Ecuador.

Un plano del cielo que con el que la película arranca baja a una carretera vecinal que nos muestra un coche que avanza. Juan Pablo, Juampi para la familia, un chico de 16 años llega a la finca donde vive su tío, un banquero complicado en una estafa financiera, un escándalo de corrupción. Va a pasar el "feriado" con sus tíos, sus odiosos primos y sus dulces primas. En el curso de una fiesta de carnaval unos desconocidos rayan los coches y roban sus tapacubos. En el incidente Juampi conoce a Juano, un muchacho de origen humilde que vive en un pueblo cercano al lugar. En su trato Juan Pablo, plagado de silencios y de miradas a veces inescrutables, descubrirá un mundo muy distinto al suyo que le libera de ciertas actitudes y le abre horizontes imprevisibles, impulsos y dudas propios de la edad. Una situación ambigua que despierta sus deseos más ocultos. El ámbito de la puesta en escena tiene mucho del ámbito local donde se desarrollan muchas de las secuencias del film -quizás las más sugestivas- con un sugerente paisaje natural de tenues perspectivas y frondosos parajes. Ello ejerce una cierta atracción para el espectador que se introduce en ese universo personal del protagonista y su amigo. Una apertura de sentimientos en una edad difícil que propicia sensaciones nuevas e imprevisibles.

Con el confuso trasfondo de la crisis económica ecuatoriana que provocó un caos bancario, Diego Araujo con la mejor voluntad, diseña un argumento y compone un guión muy prometedores al principio, pero que ve desdibujados sus buenos propósitos a medida que el relato se acompasa difícilmente con secuencias que rompen el ritmo de la narración y propenden a cierta monotonía. Incluso la interpretación no contribuye a lo que podría ser uno de sus mejores atractivos.