Crítica 'Rumbos'

Cambio de sentido

rumbos. España, 2015. Dirección y guión: Manuela Burló Moreno. Intérpretes: Pilar López de Ayala, Carmen Machi, Ernesto Alterio, Karra Elejalde, Miki Esparbé, Fanny de Castro y Nora Navas.

La frialdad con que fue acogida Cómo sobrevivir a una despedida (2015) por crítica y público debió de hacer desistir a Manuela Moreno de ahondar la senda comercialoide para adolescentes de aquella propuesta, y ayer volvió a Málaga para presentar Rumbos: un regreso a la esencia que había caracterizado sus cortometrajes más galardonados, como Pipas, Cloe o Camas. A saber: dos personajes en un único espacio dialogando de lo divino y lo humano en aras de una errática naturalidad presuntamente alleniana.

En esta ocasión escoge Moreno como contexto la noche de una gran ciudad y cruza diferentes tramas (¿cortos?) con todos sus personajes a bordo de diferentes vehículos -taxi, descapotable, ambulancia, camión, turismo, autobús-, con el único nexo aparente del cierto grado de intimidad al que invita la noche, y el de un programa de radio al que todos prestan mayor o menor atención. Progresivamente, las historias se irán entrelazando con más o menos elegancia hasta un desenlace notablemente anticipado.

Poco más se puede encontrar en Rumbos. Nada especialmente criticable -la cinta está rodada con una corrección formal absoluta-, como tampoco nada admirable. Moreno pone todo el peso en los diálogos pero fondo y forma se encuentran lejísimos, pongamos, del peor Aristarain. Y el regreso a la fórmula de los cortometrajes funciona sólo hasta cierto punto: en hora y media de tránsito la naturalidad va deslizándose hacia una textualidad poco afinada, y algo resuena a estirado (el debate sobre el cuidado a los animales, el monólogo de La Fani) en cada una de las historias.

Dicho esto, hay algo de producto asequible y puntualmente entretenido en estas tramas que funcionan unas mejor y otras peor. Se agradecen las secuencias que cuentan con Ernesto Alterio, Nora Navas y, en particular, Carmen Machi, con un speech que cosechó no pocas lágrimas entre el público. Pero salvo estos despliegues actorales, cuesta demasiado conectar con unos personajes cuyas peripecias, casi en su totalidad amorosas, no daban para tanto.

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