Crítica 'La punta del iceberg'

Capitalismo para 'dummies'

La punta del iceberg. España, 2016. Dirección: David Cánovas. Guión: David Cánovas, José Amaro Carrillo, Alberto García Martín. Intérpretes: Maribel Verdú, Carmelo Gómez, Fernando Cayo, Bárbara Goenaga, Álex García, Ginés García Millán, Jesús Castejón, Carlo D´Ursi.

Las intenciones visuales del debutante David Cánovas quedan claras desde el inicio: los tonos fríos van a ser la nota predominante en su acercamiento al mundo laboral de una empresa en la que, en apenas cinco meses, se han producido tres suicidios. Así lo es en las relaciones empresariales al más alto nivel, y así se mantiene durante todo el metraje, en una cinta que apenas cuenta con tonos -ni momentos- cálidos. Sofía (Maribel Verdú) es enviada por la dirección de la empresa para investigar lo sucedido, en una operación más bien estética con el fin de diagnosticar las causas y proponer los cambios adecuados… para que nada cambie. Todo en esta compañía es desapacible, lo que Cánovas nos transmite a través de una puesta en escena áspera, moviéndose entre pasillos con una incomodidad que bien podría remitir a Bienvenidos a Farewell-Gutmann, la cinta de Xavi Puebla premiada en el Festival en 2008. Marcado el escenario y encerrados los personajes, los proyectos de la empresa constituyen un simbólico macguffin: nunca sabemos cuáles son, ni falta que hace.

Pero pese a sus buenas intenciones, la cinta resulta excesivamente explicativa, con líneas de diálogo sonrojantemente aclaratorias que nada dejan al espectador. Quienes acusaron a León de Aranoa o Ken Loach de tendenciosos en ciertos momentos de su filmografía, pueden frotarse las manos con algunos pasajes de La punta del iceberg, cuya deriva explicativa alcanza hasta a la última frase del guión. Pese a ello, Maribel Verdú realiza todo un tour de force que alcanza sus mejores registros en los enfrentamientos con Carlos (Fernando Cayo) o Alejandro (Carmelo Gómez), y en los que se desaprovecha a Jaime (Álex García), al que desde el guión se maltrata con un arco demasiado forzado y una presentación en términos de "me encanta el capitalismo, ¿a ti no te pone el capitalismo?". Por si hubiera alguna duda.

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