Dos años después de vivir por unos segundos la (falsa) sensación de conquistar el título de campeón del mundo de Fórmula 1, el brasileño Felipe Massa regresa al autódromo de Interlagos en casa como "actor de reparto" de un equipo Ferrari cuyo gran astro es el español Fernando Alonso.  

En los últimos años, Massa concentró las esperanzas brasileñas de sumar un título más a los ocho conquistados por Ayrton Senna, Nelson  Piquet y Emerson Fittipaldi, y en 2008 estuvo muy cerca de lograrlo, hasta la mitad de la última vuelta del Gran Premio de Brasil, cuando el británico Lewis Hamilton conquistó el quinto puesto y le arrancó el sueño de las manos.  

Pero esta vez el único piloto de Ferrari en condiciones de coronarse campeón en la carrera del domingo es Alonso.  

Para abrir camino a la conquista del título por parte de su equipo, Massa se dispone a olvidar sus propios sueños y ambiciones  y, si fuera necesario, a dejarse superar por el español, tal como hizo en 2007, cuando entregó a su compañero de escudería, el  finlandés Kimi Raikkonen, la victoria que supuso el título mundial del "hombre de hielo".  

"Ya lo hice en 2007. Soy profesional y hago lo mejor para mi  equipo", repite Massa cada vez que es indagado por la prensa de su país sobre la posibilidad de hacer juego de equipo para beneficiar a Alonso.  

Sin embargo, éste es claramente un tema delicado para el piloto brasileño, quien el jueves no ocultó su enojo ante la insistencia de los reporteros en recordar el Gran Premio de Alemania, cuando renunció a la victoria en favor de Alonso, una maniobra que recibió  duras críticas, dentro y fuera de Brasil, pero que sólo fue castigada  con una multa por la Federación Internacional de Automovilismo (FIA).  

El caso del GP de Hockenheim causó enojo entre los brasileños, y  ahora un fiscal de Sao Paulo amenaza incluso con encarcelar a Massa  en caso de que el piloto permita a Alonso superarlo durante la prueba  del domingo.  

"Si lo hace, tendrá que salir de Interlagos esposado", afirmó el  fiscal Paulo Castilho al recordar que el Estatuto del Aficionado vigente en Brasil establece una pena de entre dos y seis años de  prisión para los responsables de fraude para cambiar el resultado de  una disputa deportiva.  

La polémica no molesta a Alonso, quien asegura que no le preocupa ser blanco de abucheos por la hinchada en Interlagos: "No estoy  preocupado por mi imagen, ni aqui ni en otra parte. Mi trabajo es dar  el máximo sobre la pista, obtener resultados y lograr que el equipo  esté feliz conmigo, porque son los que me pagan al fin de mes".  

"Este deporte es complicado, y el equipo está en primer lugar, al  menos en Ferrari", agregó el bicampeón, quien aseguró además que espera que Massa sea el ganador en Sao Paulo: "Creo que Felipe es muy  fuerte aquí. Lo mejor para nosotros, y especialmente para mí, será tener a Felipe como vencedor de la carrera, porque él sacará 25 puntos a cualquiera de los otros (aspirantes al título)".  

Massa, a su vez, aunque está conforme con las normas disciplinarias de Ferrari, apuesta a un futuro en el que pueda ser más que un simple escudero de Alonso, actor principal por delante de él como ya lo fueron Michael Schumacher o Raikkonen.  

"El año próximo haremos borrón y cuenta nueva. En 2007 yo no disputé el título, pero en el año siguiente fui campeón hasta los últimos minutos de la última carrera. Ahora tendré que concentrarme para que 2011 sea un año mucho mejor", deseó.