El príncipe Enrique de Inglaterra y la actriz estadounidense Meghan Markle no invitarán a políticos británicos ni extranjeros a su boda, según ha informado el Palacio de Kensington.

Con su decisión, la pareja pone fin a una tradición en la monarquía británica. Ni la primera ministra británica, Theresa May, ni el presidente estadounidense, Donald Trump, están en la lista de invitados. Tampoco el ex mandatario norteamericano Barack Obama y su esposa Michelle.

La falta de espacio en la capilla de San Jorge del castillo de Windsor y el hecho de que Enrique sólo es quinto en la línea de sucesión al trono están entre los motivos de la decisión. Entre los invitados sí estarán los actores de Suits, la serie donde trabajaba la novia.