La gala del Museo Metropolitano (MET) de Nueva York, sinónimo de osadía en la moda, se atrevió con la religión como tema central de su 70 aniversario, en el que decenas de celebridades hicieron un acto de fe y vistieron la alfombra roja de glamour eclesial.

Cuerpos celestiales: moda e imaginación católica, la exposición del MET que repasa las costuras del catolicismo y cuenta con la bendición del Vaticano, fue el lema de la fiesta anual que organizan el museo y la gurú de Vogue, Anna Wintour, en la que nunca falta la extravagancia. Por las mismas escaleras que peregrinan a diario miles de amantes del arte ayer desfilaron invitados de lujo con sus interpretaciones estilísticas de lo sacro, comenzando por Wintour, devota de Chanel, que lució un crucifijo sobre un vestido blanco. La religión no filtró la creatividad de Rihanna, que arriesgó con un escueto vestido, una capa y una mitra papal adornada con cristales y perlas, obra de Maison Margiela Artisanal. Estridente fue también Sarah Jessica Parker, enfundada en un Dolce & Gabbana de brocados dorados y con un belén a escala a modo de tocado. Hubo ángeles, como Katy Perry, quien completó con unas alas emplumadas un estilismo dorado de Versace, casa favorita de la noche por sus referencias al catolicismo y cuya directora creativa, Donatella, amadrinaba el acto. Kate Moss reapareció tras diez años de ausencia con un minivestido negro de Yves Saint Laurent, integrándose en una bandada de ángeles caídos junto a Carlota Casiraghi. Para madonnas góticas, la propia Madonna, con un voluminoso vestido que dibujaba una cruz transparente sobre su torso, velo de rejilla y tiara de crucifijos, y Jennifer López, de Balmain. Jared Leto destacó disfrazado de Jesucristo, mientras Hailey Baldwin y Shawn Mendes posaban juntos confirmando su relación de pareja y Bradley Cooper ponía ojitos a Irina Shayk, bellísima de dorado.