Pasarela

No hay dinero para trapos caros

  • La moda de lujo no se escapa de la situación económica actual y ha pasado de ser objeto de deseo a sentirse cada vez más acechada por la ropa a bajo precio

Durante años, las cadenas democráticas de moda, como Inditex (dueña de la cada vez más mundializada Zara) o H&M han servido como anzuelo para que las clientas picasen en el gusanillo de las tendencias. Había quien se quejaba de que estas tiendas captaran lo que se iba a llevar gracias a sus creaciones, pero no existía un enfrentamiento abierto, pues las grandes firmas sabían que introduciendo el gusto por la moda, se producía una concienciación que tenía como culmen desear las piezas de moda de lujo. Estas cadenas eran el primer peldaño a escalar para iniciarse como fashion victim: al interesarse por la moda todo vendría rodado. Pero ahora son su más fiero competidor, que ofrece rabiosas tendencias con piezas claramente inspiradas en las prendas que las firmas internacionales presentan en sus desfiles, a precios que todo el mundo puede permitirse.

Las firmas más afectadas son las que se encuentran en un punto intermedio, las que no son ni baratas, ni pueden ser consideradas de lujo. Poca gente paga ya 300 euros por un par de vaqueros. Sin embargo, muchas casas de alta moda aguantan el tirón. La clave es estar muy posicionado y definido, y no haber dejado hueco para que el poder de la creación se viera mermada por las vicisitudes económicas. Así, Chanel, Dolce&Gabbana, Yves Saint Laurent o Gucci siguen en pie, quizás resistiendo gracias a que pertenecen a grandes grupos. Aunque en ocasiones la razón de los problemas financieros no se encuentra en la crisis, sino en la gestión interna de la empresa, como en el caso de Escada o de Christian Lacroix. "No podemos hacer milagros con un tejido barato, por mucho que lo trabajemos", dice el diseñador que da nombre a la maison francesa. Si el producto de una marca de lujo de ja de ser de lujo (merma su calidad) ya no existe el diferencial que tenía y es imposible que aguante a las estocadas de la crisis.

La moda de lujo es un sector minoritario, pero siempre en el ojo del huracán. Se ha mantenido hasta ahora creando una imagen de inalcanzable que hacía que las mujeres soñasen con poder vestir de una de sus casas. Pero con la crisis es más inalcanzable que nunca.

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