Pasarela

El equipaje de los recuerdos de Paloma

  • Paloma San Basilio publica hoy su primer libro, de corte biográfico, 'La niña que bailaba bajo la lluvia".

Una vida que se descubre y una existencia por descubrir. Una de las grandes voces se convierte ahora en texto. Paloma San Basilio saca a la venta hoy su primer libro, La niña que bailaba bajo la lluvia, una biografía a su aire que se ha convertido en un paso adelante para lo que será una futura novela que se encuentra  desarrollando. La niña... es un volumen editado por Aguilar que ya se encuentra en las estanterías y que recorre los recuerdos, vivencias y más de un puñado de confidencias de esta gran dama de la música de siempre.

Durante más de 500 páginas Paloma relata lo vivido y lo sentido, lo soñado y lo alcanzado en años de dura briega sobre los escenarios y al pie de su familia. La ganadora de un Grammy a la Excelencia Musical evoca en La niña que bailaba bajo la lluvia su niñez sevillana, que la marcó profundamente; y los años en Madrid, en Galicia,  junto a su trayectoria en los medios de comunicación antes de ser contratada por primera vez por su voz. Una voz que ha estremecido a varias generaciones y a un mundo entero como demostró en su reciente gira  de despedida.

Ahora le toca verter todo lo que lleva en el corazón. Primero en este libro que se publica hoy y más adelante en una faceta literaria que presentía pero que nunca pensó que podía hacerse realidad. Entre España y América, con el azul del Estrecho, la luz de Zahara de los Atunes, en la portada de este libro, Paloma  muestra a lo grande su equipaje sentimental.

Estractos de La niña que bailaba...

Sobre este proyecto

"Dicen que algunas mujeres, muchas, escriben a partir de los 40, 50 o 60 sobre todo hoy, que la vida se estira como el látex, impredecible y engañoso. Tienes una edad por dentro y otra por fuera y nunca sabes cuál es la tuya. También puede ser que a esa edad ya han sido todo o casi todo: niñas, adolescentes, novias, madres, amantes, estudiantes, trabajadoras, floreros y una infinidad de cosas que su femenina horizontalidad les permitía."

"Quiero llenar de letras negras y silencios blancos el hueco de mi vida, todo el claro del bosque. Ya no tengo miedo al vacío, lo prefiero a ese hartazgo de cosas inútiles acumuladas entre las rendijas de mis recuerdos."

"Quiero saber qué me estaba pasando mientras miraba a otro lado, por qué había tanta gente y tanto ruido -como en una estación donde unos van y vienen sin mirarse-, por qué de pronto, igual que en el mito de la caverna, todo son sombras, sombras y silencio, y un tiempo que no se agota nunca, lento, al que ya no quiero imprimir esa vieja velocidad para callar la angustia".

Recuerdos infantiles

"De pequeña mi mundo se componía de chocolatinas rellenas de fresa. Después coleccionaba en una caja los envoltorios de plata de colores y los alisaba con la uña como mi más preciado tesoro. También de helados al corte de vainilla y chocolate, reducidos al mínimo horizontal a base de lametazos. Palo luz sigo comprando cuando lo encuentro, aunque enseguida me canso  y ya no me sabe igual."

El esplendor con Evita

"Evita encarnaba la cara amable de la dictadura, pero nunca falté al respeto al personaje histórico dentro de los parámetros del guion, en el que no salía muy bien parada. De alguna forma conseguí que peronistas y antiperonistas valorasen mi trabajo, ya que tanto los que estaban a favor y en contra me mandaban centros de flores."

"Aún recuerdo el enorme centro se rosas blancas que me envió Maradona el día quevino a ver la función en Barcelona. Era un genio y estaba humildemente impresionado."

Su encuentro con América

"América me llamó un día, con solo mi primer disco en la mano, porque quería conocerme. Por primera vez me subí a un avión, otro avión, para cruzar el Atlántico en un viaje interminable que me llevaba a un continente del que no me volvería a separar nunca. Chile se enamoró de mí y yo de Chile, de su gente, sus mariscos, sus vinos exquisitos y esa forma ligera de ser del chileno, siempre embutido entre la cordillera y el océano".

"Aquel viaje a finales de la década de 1970 cambiaría mi vida. Ya nunca más estaría ni me sentiría sola cuando todo un continente, con miles de acentos y paisajes".

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