El conflicto generado a partir del proyecto de profundización del dragado del estuario del Guadalquivir, propuesto por la Autoridad Portuaria de Sevilla, pone de manifiesto los elevados intereses económicos y ambientales que existen en torno al agua en este espacio geográfico. Por eso, la Universidad Internacional de Andalucía ha organizado estos días un curso titulado Gestión del agua en el Bajo Guadalquivir , que finalizó ayer bajo la dirección del técnico de Investigación de la Universidad Pablo de Olavide Jesús Vargas, que señaló: "A día de hoy, el estuario del Guadalquivir es uno de los ríos más conocidos de Europa porque, al hilo del Proyecto Dragado, se hizo un estudio de impacto ambiental que se publicó en 2010, que viene a decir que el estuario está al borde de la muerte por la gran actividad humana que hace uso de él de una forma sectorial y descoordinada".

De hecho, hay una sentencia del Tribunal Supremo que anuló la profundización del dragado en 2013, pero este mismo año ha habido una corrección. "Cualquier actuación de este tipo tendrá consecuencias graves medioambientales sobre el río", agregó Vargas.

Hacer un canal navegable produciría "un aumento de la turbidez y de la salinidad del agua, por lo que el estuario sería más salino y afectaría a la agricultura de la margen derecha del río, en concreto al sector arrocero", en palabras del director del curso.

Por su parte, el ponente Joan Corominas, ex director de la Agencia Andaluza del Agua de la Junta de Andalucía, subrayó que el Bajo Guadalquivir  es un territorio muy complejo. "Era un vacío poblacional donde no había nada. En el siglo XX empieza la actividad agraria y se hacen muchas presas en el río, creando disfunciones que hacen que la calidad del agua se encuentre ahora en un estado crítico", observó.

Asimismo, Corominas aconseja no empeorar las cosas y "buscar soluciones para mejorar poco a poco" y resume la esencia del estudio de impacto ambiental: "Viene a decir que lo hemos desnaturalizado tanto que ya no es un río. Es un enfermo terminal y, cualquier cosa que toquemos, lo vamos a empeorar. Y la Directiva Europea dice que no se puede empeorar ninguna masa de agua". En ese sentido, los científicos reclaman prudencia.

Los alumnos, que han realizado un completo trabajo de campo durante los cinco días que ha durado el curso, tuvieron un perfil diferente en formación (Ingeniería, Psicología, Medio Ambiente y Biología) y nacionalidad (Paraguay, Méjico, Perú, España...). Una apuesta formativa de primer orden.