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Industria y energía

A400M: de la cancelación a la salvación

Eli García Villalón

No todo lo que mal empieza mal acaba. O, al menos, no para el A400M, el avión militar de EADS que se monta en Sevilla. El programa empezó el año 2010 con una amenaza de cancelación por las dificultades surgidas entre la compañía y los países compradores a la hora de repartir los sobrecostes que acumulaba tras cuatro años de retrasos. Una llamada de S.O.S que contrastó, sin embargo, con la recta final del ejercicio, cuando ambas partes llegaron a un entendimiento, sellado en noviembre, que por fin espantó el fantasma de la anulación. El abandono del proyecto habría dejado en la estacada a 2.000 trabajadores en la capital hispalense y a 8.000 más en otras factorías europeas. 2010 arrancó mal para el A400M. Menos de un mes después de que realizara con éxito su primer vuelo (el 11 de diciembre de 2009), Airbus Military, filial de EADS encargada del programa, amenazó con un aterrizaje forzoso para el mismo a causa de los escollos encontrados en la renegociación del contrato con las siete naciones clientes del aparato (España, Alemania, Francia, Reino Unido, Turquía, Bélgica y Luxemburgo). Fue, precisamente, en una rueda de prensa en Sevilla en enero, en la FAL del avión, donde los directivos de la compañía lanzaron el ultimátum. O los países ponían más dinero del comprometido inicialmente (20.000 millones de euros por 180 aparatos) o el proyecto se iba al traste. El sobrecoste global ascendía a 11.000 millones y la compañía pretendía que los países asumieran 5.300. Pero el acuerdo de principios al que se llegó en marzo rebajó mucho sus expectativas.Los países se comprometían a no dejar caer al programa, pero se negaban a desembolsar más de 3.500 millones. Tras meses de tiras y aflojas, ambas partes lograron cerrar un acuerdo firme el 5 de noviembre, lo que supuso la salvación del aparato. Los países se salieron con la suya y pactaron poner 3.500 millones extra (a España le corresponden 300). Asimismo, renunciaron a las indemnizaciones por los retrasos y se comprometieron a no cancelar más de 10 pedidos (de los 180 iniciales). A cambio, la compañía les ofreció facilidades de pago al no exigir el desembolso de las primeras entregas por adelantado. La rúbrica oficial y definitiva del pacto se fijó para febrero de 2011 en Sevilla.

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