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Innovación y tecnología

Software libre como modelo de cambio productivo

Luis Rull y Rafael Poveda

Mecus.es

Casi todos los economistas que conozco me dicen que la competitividad de las empresas andaluzas debe subir en varios órdenes de magnitud si queremos tener un futuro de prosperidad. No podemos esperar que los cambios en la administración, en el sector público, nos traigan el éxito. Es urgente revisar la estructura de costes de nuestras empresas y nuestra capacidad de innovación y adaptación. Es urgente replantearse la organización de nuestras empresas más allá de tradicionales ajustes en salarios e inversión.

El software libre es el código creado y desarrollado para respetar la libertad del usuario o comprador para usarlo, copiarlo, estudiarlo, modificarlo, y redistribuirlo como y con quien quiera. A partir de esa premisa, miles de personas están creando grandes productos, a la vez que la posibilidad de reutilizarlos y modificarlos está creando nuevos sistemas de trabajo extremadamente eficientes, bajando drásticamente los costes de producción de sectores distintos al del software como la investigación minera, nuevos materiales, investigación de mercados, etc.

La forma de abordar el trabajo que ha impulsado al software libre a los estudios de caso en todas las escuelas de negocio del mundo es extensible a mucho más ámbitos alejados de la producción de código o las tecnologías de la información. Compartir las herramientas y las soluciones desarrolladas para un problema determinado se está convirtiendo en la mayor y más eficiente fuente de innovación y desarrollo. Un grupo crea un producto que vende a alguien que, a su vez, deja que un tercero mejore en un aspecto que al primer productor no se le había ocurrido o en un aspecto que no puede abordar. El resultado es un producto mucho mejor, creado de forma más barata, y que es susceptible de mejora, de evolución. La colaboración interesada entre agentes económicos comienza a utilizarse como una de las grandes opciones para crear productos de gran calidad.

No podemos, en Andalucía, agarrarnos a las viejas estructuras, a los viejos sistemas de trabajo. No podemos perder más empleo y empresas de lo que hemos perdido. Habrá que, donde sea posible, probar otras cosas, más allá de aumentar los horarios de trabajo, reducir los salarios, o conseguir que la administración impida a nuestros competidores colocar sus productos. En vez de que nos subvencionen el inventar la rueda, podríamos aprovechar el conocimiento y productos generados por otros para crear, a su vez, un nuevo producto competitivo y con capacidad de tener desarrollo y evolución a largo plazo. Aumentar la productividad es hacer más con menos recursos, ser más versátil, y crear mejores productos para los clientes. En la era de la información, es la creación y gestión de la propia información la que debe hacerse de forma distinta.

El software libre no es sólo una manera ética de ver la producción de una tecnología, sino también una manera de trabajar muy eficiente (múltiples equipos y personas en todo el mundo pueden colaborar y hacer muy buenos productos por un coste muy bajo). Lo que lo hace especial es un ethos de apertura, colaboración, competencia, globalización y mérito.

Pocas citas se han tergiversado tanto como "Si he visto más lejos es porque estoy sentado sobre los hombros de gigantes", de Issac Newton (aunque la original es de Bernardo de Chartres). Se utiliza, no sin cierto aire de falsa modestia, para potenciar la ambición, para agradecer a los clásicos sus enseñanzas, para honrar a los profesores que tuvimos..., siempre para realzar la importancia de las piezas, las ideas con las que construimos el producto. Pocas veces se refiere al producto en sí, nunca se nos ocurre que puede ser retomado por otros y mejorados; y que eso nos puede costar muy poco.

Renovar las estructuras de organización y producción de nuestro sistema productivo es uno de los grandes retos a los que nos enfrentamos. Empresarios y trabajadores deben aceptar que un cambio en la forma de trabajar es imprescindible.

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