Mundial de Qatar 2022

España-Costa Rica: Posesión y goles, una gozada total (7-0)

El palaciego Gavi celebra su gol con el debutante Balde.

El palaciego Gavi celebra su gol con el debutante Balde. / Abir Sultan | Efe

España apunta alto. Con la mesura que exige el hecho de enfrentarse a una Costa Rica cargada de futbolistas con sus mejores años ya sobrepasados, el equipo de Luis Enrique demostró que tiene todos los conceptos bien guardados en su disco duro, incluso en la nube para que no haya ni el más mínimo riesgo de pérdida, y desarrolló un fútbol espectacular desde los primeros minutos para confirmar bien pronto la goleada y después dedicarse a tocar y tocar sin malgastar más fuerza de las necesarias.

Pedri cogió bien pronto la batuta para dirigir a toda la orquesta y que ésta sonara más que afinada. En el breve espacio de 9 minutos ya le había puesto dos balones de gol a Dani Olmo, a la espalda de la defensa, y a Marco Asensio, de cara y llegando desde atrás. En el primero no estuvo acertado el rubio de Leipzig, una de las grandes sorpresas en la alineación que presentaba Luis Enrique en su debut mundialista como entrenador; en el segundo se lució Keylor Navas ante su antiguo compañero de equipo, pues el disparo iba muy ajustado.

No pasaba nada, ambos tendrían la oportunidad de desquitarse muy prontito para materializar los dos primeros goles de la selección española. El primero de ellos, ya sin Pedri como pasador final sino con Gavi y con un rebote incluso, se genera en un extraordinario control orientado de Dani Olmo en una de esas incorporaciones a la posición del delantero centro. El teórico extremo izquierdo español se giró con la pelota y se plantó en solitario delante de Keylor Navas. Balón picadito y para dentro.

Sólo se habían disputado 11 minutos, ya eran tres ocasiones diáfanas las españolas y el balón era propiedad prácticamente absoluta de los hombres que vestían todo de rojo. España había partido con el esquema habitual de Luis Enrique de 1-4-3-3, aunque lo hacía con el medio centro Rodri como central junto a su compañero de equipo en el Manchester City Laporte y también con Marco Asensio en esa posición de falso delantero que tantos réditos le puede proporcionar a la selección durante este periplo que tantas ilusiones genera en Qatar. El inquilino del lateral derecho era Azpilicueta, con lo que por ahí hay casi un central más en la fase defensiva; Jordi Alba era el lateral izquierdo y en el medio estaban los previstos, Gavi, Busquets y Pedri, garantía del monopolio del balón. Arriba, Ferran y Dani Olmo junto a Asensio, los autores de los goles de la primera mitad.

Con esos elementos más la idea de fútbol tatuada en la piel de todos ellos, la exhibición de España llegó a ser hasta cruel para Costa Rica en el primer periodo. Los centroamericanos corrían sin cesar en pos de recuperar el balón, pero lo tenían imposible, siempre llegaban ese segundo tarde que necesitan Busquets, Pedri y Gavi para destrozar el físico del adversario.

Ora triangulaciones en corto siempre con un futbolista más en el rondo para hacerlo incluso fácil, ora desplazamientos al otro lado en largo cuando acudían más blancos de la cuenta en busca de la recuperación del balón... El caso es que España martirizaba a una selección que ya sabía lo que era convertirse en la revelación en otros Mundiales.

Y encima, lo más importante, no hacía un gilifútbol de tocar y tocar sin llegar a la portería contraria, ya que tanto Pedri como Gavi manejan la pelota con maldad, con el deseo de hacerle sangre al equipo que está enfrente. Debajo de su físico y de sus rostros aniñados, se hallan auténticos depredadores, futbolistas que buscan siempre causarles problemas a quienes están enfrente.

El debut mundialista ya se había resuelto al descanso y era la mejor manera de desprenderse de la ansiedad y de los nervios, pero restaba una misión tras el intermedio, que era incrementar la distancia en el mayor número posible de goles, sobre todo después de que la entrada de Japón en la pelea haya abierto la puerta a la opción de los triples empates en la tercera jornada del grupo de cuatro.

Pero España no iba a cambiar el manual del fútbol, todo se iba a seguir basando en el toque y en la recuperación rápida, aunque tras el nuevo gol de Ferran Torres sí se produjo un doble cambio en las piezas que no sólo refrescaba el once, también variaba mucho el estilo de los protagonistas. Carlos Soler y Morata ocuparon las plazas del bigoleador y de Pedri, que ya vendrán otros esfuerzos exigentes en el tránsito por este Mundial tan comprimido. A los 70 minutos ya había agotado los cinco cambios Luis Enrique para que la fatiga fuera la mínima posible.

El dominio, de cualquier forma, siguió siendo el mismo, el balón siempre lo tenían los de rojo y los blancos ya se habían cansado de correr en pos de recuperar, para qué esforzarse más pensarían. El marcador se volvería a mover hasta en en tres ocasiones con los goles de Gavi, en una exhibición de aceleración de Balde, Carlos Soler, en un balón rechazado por Keylor Navas, y Morata, estos dos últimos dos de los recién ingresados.

España había completado un debut más que convincente, aunque el grupo se ha puesto complicado con el triunfo de Japón sobre Alemania y serán necesarias dos exhibiciones más con la pelota y con idéntica efectividad. Pero, de momento, la tarjeta de presentación ya está ahí, esta España, el equipo de Luis Enrique pinta muy bien y apunta alto.

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