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Los forenses que hicieron la autopsia, contundentes: el bebé de El Cerezo murió de un fuerte impacto en la cabeza

  • El golpe fue tan grave que provocó una parada cardiorrespiratoria, según los peritos

Los acusados, ante el tribunal del Jurado

Los acusados, ante el tribunal del Jurado / Belén Vargas

El juicio con jurado sobre el caso del bebé de seis meses muerto en el barrio de El Cerezo en junio de 2017 está en su recta final. El padre del niño, Bryan S. R. se enfrenta a una petición de prisión permanente revisable por asesinato con alevosía, además de a un delito de maltrato y otro por abandono de familia. De estos dos últimos delitos también está acusada la madre del niño, Ruth F., aunque el de maltrato es en calidad de comisión por omisión.

Los cinco médicos del Instituto de Medicina Legal han coincidido en que el niño murió a causa de un edema cerebral provocado por una sacudida enérgica seguida de un golpe severo. Los forenses explicaron que el mecanismo es un zarandeo del bebé "fuerte y firme". Asimismo explicó que las hemorragias retinianas como consecuencia de estas sacudidas violentas estaban presentes en los globos oculares del bebé, en los nervios ópticos y en la grasa que rodea al ojo. Los forenses descartan el accidente en el fallecimiento del menor.

Para la forense la causa de la muerte es "traumatismo craneoencefálico severo en un contexto de maltrato". La doctora del Instituto de Medicina Legal explicó a los miembros del jurado que "lamentablemente autopsiamos a bastantes niños que presentan estas señales". Según la doctora, la falta de fuerza cervical en los bebés implica una aceleración rotacional. "En este caso, el mecanismo es un zarandeo violento sacude e impacta". En el cráneo del niño había un a fractura que tiene un punto de impacto del que salen tres ramas, lo que indica según explicó, una alta intensidad en el golpe "no compatible con accidente". Esta gran energía al golpear al niño se aprecia, afirma la forense, "en la existencia de un contragolpe en el lado izquierdo, lo que indica una energía enorme que deformó el cráneo del niño y este estalló".

La autopsia descarta la asfixia por leche

Sobre la posibilidad de que el bebé sufriera sofocación por leche en boca y nariz, como indicó el forense que examinó al niño mientras estaba aún con vida en la UCI del hospital en la sesión anterior del juicio, esta ha sido descartada tanto por los cinco médicos del Instituto de Medicina Legal que intervinieron en el levantamiento del cadáver y la autopsia, puesto que "la leche no obstruye la vía aérea superior".La forense es tajante. "Descartamos broncoaspiración y sofocación por leche. El niño no se ha asfixiado". 

Sobre la posibilidad de que existiera leche en los pulmones del menor, la doctora comentó que cuando el organismo detecta un cuerpo extraño, intenta aislarlo para neutralizarlo con los macrófagos, unas células que no aparecieron en los análisis de la autopsia. 

El padre, Bryan S. R. ha sostenido durante sus declaraciones que el bebé se atragantó con la leche mientras le estaba dando el biberón y sacudió al niño intentando que reaccionara. Al ver que el niño no respondía, lo llegó al Hospital Virgen Macarena, donde murió cinco días después.

Además, las forenses que hicieron la autopsia al bebé explicaron que el niño presentaba un déficit nutricional y tenía anemia. La madre ha reconocido que suspendió el tratamiento de hierro que le habían prescrito al niño cuando le dieron el alta de la Unidad de Neonatología, donde estuvo ingresado durante los tres primeros meses de vida. Asimismo, los forenses explicaron que el análisis del pelo del bebé dio positivo en metabolitos de cannabis, en superficie. Esto quiere decir que fumaron porros delante de él. El niño tenía roto el frenillo "que estaba reparándose" y que desde el punto de vista legal sugiere "alimentación forzada".

El forense encargado de levantar el cadáver del bebé rechazó cualquier posibilidad de que el niño muriera como consecuencia de la sofocación causada por la leche, aunque admitió que el edema cerebral que causó la muerte del niño tenía una origen mixto; "por un lado, traumático y por otro anóxico (sin oxígeno) provocado por la parada cardiorrespiratoria". A preguntas de la fiscal sobre la fuerza necesaria para provocar las hemorragias retinianas que presentaba el bebé, el forense aseguró que hay que zarandear "de verdad" para provocarlas. Este suele ser un indicio claro en el caso del síndrome del niño zarandeado. El forense respondió al abogado de Bryan S. R. que el cadáver del bebé no presentaba signos de agarre.

El encargado de levantar el cadáver aclaró que al no encontrar leche en la traquea ni en los bronquios, "no se puede hablar de atragantamiento por leche, como también indicaron los pediatras que atendieron al niño en el Hospital Virgen Macarena". Sobre el hematoma en el cráneo, el forense expresó "sin ninguna duda" que era un golpe "con suficiente energía".

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