Crimen y tortura en el antiguo bar los Gallos

El jurado declara culpable a la asesina confesa de Los Pajaritos

  • El fiscal rebaja a 15 años la petición de condena al apreciar dos circunstancias atenuantes en la conducta de la acusada

La sala de la Audiencia de Sevilla, durante el juicio.

La sala de la Audiencia de Sevilla, durante el juicio. / Juan Carlos Vázquez

El jurado popular confirmó ayer lo que la propia acusada ha reconocido desde que comenzó el juicio, al declarar culpable a María Elena G. L., que está acusada de torturar y asesinar en septiembre de 2016 a un hombre en el antiguo bar Los Gallos de Los Pajaritos.

El veredicto del jurado se hizo público tan sólo unas horas después de finalizara la vista oral y en el mismo el tribunal ciudadano ha considerado probado por unanimidad que la asesina confesa mató a A. J. M. G. “consciente e intencionadamente”, al tiempo que lo torturó previamente, al causarle numerosas heridas previas a la muerte para aumentar de forma “inhumana” el dolor de la víctima.

Tras oír el veredicto, la Fiscalía solicitó la misma petición de condena que había planteado durante la sesión de la mañana, en la que rebajó la solicitud de pena a 15 años de cárcel. Tanto el fiscal como la defensa, en sus conclusiones definitivas coincidieron en apreciar las circunstancias atenuantes de colaboración con la investigación y trastorno de la personalidad, derivado del consumo de sustancias estupefacientes.

Por esta razón, la defensa se adhirió a la petición del Ministerio Fiscal, que reclama 12 años y 6 meses de prisión por un delito de asesinato, en el que concurren la alevosía y el ensañamiento; y de 2 años y 6 meses de cárcel por el delito de incendio, manteniendo las solicitudes de responsabilidad civil para la acusada.

La Fiscalía, que en principio solicitaba 30 años de cárcel, rebajó su petición teniendo en cuenta la “colaboración con la investigación y con el desarrollo del juicio, así como el trastorno de personalidad derivado de consumo de estupefacientes. Dos circunstancias que contribuyen a rebajar la pena”, dijo en el juicio el fiscal Luis Martín.

La colaboración y el interrogatorio a la acusada en el tribunal, al que respondió aceptando los hechos y mostrando su arrepentimiento, aceleró la vista oral. En cuanto a la formación del jurado para deliberar, se tuvo que incorporar uno de los suplentes ante la baja por motivos de salud causada por uno de sus miembros.

En su declaración en la vista oral, la acusada reconoció los hechos y mostró su arrepentimiento durante el segundo día del juicio. “Quería darle un escarmiento. Me volví loca y no sabía lo que hacía”, admitió durante su intervención en la segunda sesión del juicio con jurado. Esta confesión y reconocimiento del crimen por parte de la acusada supuso que las partes aceptaran la renuncia de varias de las pruebas testificales previstas.

La acusada, que explicó que se encontró casualmente con el fallecido en la Avenida de Andalucía, admitió que antes de empezar a torturarlo, estuvieron consumiendo “rebujo”, una mezcla de heroína con cocaína. Tras esto, le propuso un juego en un local abandonado (el antiguo bar Los Gallos en la calle Candelería) que habitualmente se utilizaba como fumadero.

Una vez allí, lo ató y amordazó, propinándoles fuertes golpes. Ante la posibilidad de que el ruido alertara a alguien, lo empujó, siempre atado y amordazado en la silla, hasta la zona interior, donde continuó con la tortura.

Además de los golpes y puñetazos, con un cuchillo o similar le habría ocasionado siete heridas incisas, mientras que, valiéndose de un martillo y unos alicates, “comenzó a golpearle con gran violencia en el rostro, ocasionándole fractura de la pirámide nasal”.

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