Auxiliadora de la Rosa, fiscal coordinadora de Menores

Se jubila la primera mujer fiscal de Sevilla y Andalucía

  • Le preocupan los menores que pegan a sus padres y que vean las drogas como “normales”

  • Es partidaria de rebajar la edad penal a 12 años en delitos graves

Auxiliadora de la Rosa, en su despacho de la Fiscalía de Menores

Auxiliadora de la Rosa, en su despacho de la Fiscalía de Menores

Se cierra un ciclo histórico. Auxiliadora de la Rosa, la primera mujer que en 1973 accedió a un puesto de fiscal en Sevilla y en Andalucía, se jubila en abril. Además de hacer historia en materia de igualdad, en los últimos 23 años ha dirigido la Fiscalía de Menores de Sevilla y ha conseguido que sea la jurisdicción que mejor funciona en rapidez y resultados: La mitad de los menores infractores no reincide y en 2018 todos los  casos sometidos a esta jurisdicción, incluso los delitos más graves, tuvieron sentencia antes de nueve meses.  

— Cómo fue el comienzo de los Juzgados de Menores?

La Ley Penal del Menor entró en vigor en enero de 2001 y el problema es que no se habían previsto las cosas. Todos los juzgados y la Audiencia habían estado guardando los asuntos de los menores de entre 16 y 18 años porque, lógicamente, había que aplicarles la nueva ley, que era más beneficiosa.

Cuando llegamos a la primera sede en Los Remedios nos encontramos aquello lleno de procedimientos que había que regularizar, aparte de las cosas nuevas que fueran entrando.

Nos costó mucho trabajo pero estoy muy contenta de como funciona ahora. Fue fundamental el trabajo de  Ángela Sarazá, fallecida hace unos años, que me ayudó mucho porque ella había trabajado con la antigua ley. Entonces éramos cinco fiscales. En toda Sevilla había un solo Centro de Menores con diez plazas y ahora tenemos tres magníficos: Los Alcores, La Jara y El Limonar, especializado en violencia familiar.

“Si nos quitan recursos, esto dejará de funcionar como lo hace”

 

— ¿Los medios son adecuados?

Sí, porque tenemos 13 funcionarios, aunque recientemente nos quitaron dos por la crisis. Tenemos cuatro equipos técnicos compuesto cada uno por una psicóloga, un educador y un trabajador social, cuyos informes son indispensables para adoptar cualquier medida que se imponga a un menor.

Al principio había un solo Juzgado de Menores y ahora hay tres.  Este es uno de los deseos que tengo muy claro antes de irme: que no disminuyan los recursos, que no se cierre ningún Juzgado de Menores y que ningún juez de menores tenga que llevar otros asuntos, como parece que se planteó, porque entonces esto no funcionaría como lo hace.

— ¿Se va con algún deseo sin cumplir?

Hace tiempo que estamos pidiendo centros terapéuticos de salud mental y deshabituación de tóxicos para chicas y no lo hemos conseguido.

— ¿Cuánto tarda un procedimiento en Menores?

Los asuntos de escasa importancia están resueltos en seis meses y los graves tienen un periodo de nueve meses de internamiento preventivo máximo. En 2018 todos los menores que entraron con medidas cautelares tuvieron sentencia firme antes de nueve meses.

La respuesta debe ser muy rápida porque si un chico de 14 años comete un hecho delictivo, no tiene sentido dar respuesta cuatro o cinco años después, que es lo que tarda la jurisdicción de adultos.

— ¿Qué porcentaje de menores se recupera?

Yo creo que el 45% se reeduca y me quedaría corta. Sobre todo la ley es eficaz cuando se empieza pronto a trabajar con ellos.

También estamos muy orgullosos del Equipo de Mediación, que interviene en delitos menos graves, cuando el autor lo reconoce y está dispuesto a pedir perdón.

Si es un tema de tráfico, el Equipo de Mediación lo deriva a cursos de seguridad vial, a trabajar con tetrapléjicos o a colaborar con Protección Civil. Eso es más positivo que un juicio.

En los casos de acoso, se les hace ver el mal que están causando y la víctima se siente más reconfortada cuando le piden perdón. También se ahorran medios y el juez se queda para lo importante.

“En los delitos graves soy partidaria de rebajar la edad penal a 12 años”

— ¿Es partidaria de rebajar aún más la responsabilidad penal de los menores?

Sí, yo sería partidaria de rebajarla hasta los 12 años para los delitos que la ley llama de extrema gravedad: homicidios, asesinatos, agresiones sexuales o terrorismo. Es por el propio bien del menor,  porque si comete un delito y es impune, se va a su casa y está expuesto a agresiones. Aquí vimos el caso de un padre que terminó hiriendo a un menor que había matado a su hijo porque no había habido una respuesta del sistema.

— ¿Qué delitos les preocupan más?

En primer lugar, por su número, la violencia familiar. Desde hace unos diez años han empezado a venir padres a denunciar  que su hijo les da miedo, les roba, les destroza la casa, les saca un cuchillo… Nos preocupa sobre todo cuando además hay hermanos pequeños y convierten la casa en un infierno. Son cosas que no ocurren solo en las clases más desfavorecidas, muchos casos de maltrato vienen de hijos de médicos, ingenieros y profesores.

— ¿Hay violencia de género entre los jóvenes?

Están aumentando las denuncias, parece mentira que chicos tan jóvenes estén siguiendo el mismo perfil violento. Es importante que desde la escuela se conciencie a las chicas de que no es amor que le controlen la ropa que se pone, que le miren el móvil, que le griten.

— ¿Que ocurre con el aumento de agresiones sexuales, se cometen más o se denuncian más? 

Se denuncian más. Pero los chicos que las cometen no tienen conciencia de lo que están haciendo, a diferencia de lo que sienten cuando dan una puñalada a otro, son más conscientes del delito.

— ¿Cómo ha evolucionado el consumo de drogas entre los menores?

El problema es que le han perdido el respeto. Les preguntamos si fuman porros y te responden “lo normal”. No es normal que con 14 o 15 años consideren normal fumarse cuatro porros. Y  el problema es a lo que llevan esos porros. 

— ¿Se ha perdido la autoridad en la familia?

Un problema que detectan nuestros equipos técnicos es que a los menores hoy en día no se les ponen pautas, se ha perdido la autoridad en casa y también en la escuela. A los niños no se les puede dar todo lo que piden, las cosas hay que darlas cuando uno se las gana, cuando sacan buenas notas o ayudan en las labores domésticas. 

Los educadores de los centros nos dicen que los menores agradecen que les pongan normas. Por ejemplo llegan con un desarreglo de comidas porque en su casa comían lo que querían y a cualquier hora, y terminan agradeciendo comer a su hora.

El ambiente tampoco beneficia y algunos programas de televisión son nefastos para la manera de pensar de los jóvenes: se consiguen las cosas sin ningún esfuerzo, se triunfa rápidamente y esas personas  pasan a ser su modelo. 

— Usted fue la primera mujer fiscal en Sevilla y en Andalucía, ¿como ve ahora la situación, con María José Segarra como fiscal general del Estado?

LLevo 46 años trabajando como fiscal, desde 1973. Mi primer destino fue en Lucena (Córdoba) y luego Sevilla. Cuando yo llegué éramos unos diez fiscales en Sevilla y ahora somos más de 80, la mayoría mujeres. En la  Fiscalía de Menores de Sevilla las siete fiscales somos mujeres.

— Viviría anécdotas de todo tipo en sus primeros años

Entonces todos los fiscales eran hombres pero yo nunca tuve ningún problema. A veces me sentía mal porque cuando íbamos a tomar café mis compañeros siempre me querían invitar, sobre todo el fiscal jefe, Guillermo Blanco, para quien era inconcebible que yo pagara. Y lo malo es que yo me tomaba un zumo, que era más caro. Creo que al final alguna vez conseguí pagar. 

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