Siempre que un delincuente reincidente vuelve a cometer un delito, sobre todo si se trata de hechos graves, vuelve a cuestionarse en determinados sectores de la opinión pública si las penas de prisión cumplen realmente la finalidad reinsertadora que determina la Constitución española. Dice nuestra carta magna, en su artículo 25.2, que las penas privativas de libertad y las medidas de seguridad "estarán orientadas hacia la reeducación y reinserción social y no podrán consistir en trabajos forzados", pero estos presupuestos fracasan por completo cuando suceden casos como el que ha ocurrido esta semana en Sevilla, donde una joven que regresaba a su domicilio fue violada, a punta de navaja, por un depredador sexual reincidente.

Fernando Gallardo Sánchez, de 57 años, había pasado casi media vida en prisión, donde había estado recluido 26 años, de los cuales 20 años (de 1998 a 2018) los pasó cumpliendo una condena por hechos similares a por los que ahora ha vuelto a la cárcel. Probablemente nunca debió salir de la misma, pero una vez cumplida la condena el sistema penitenciario no puede evitar la excarcelación, a pesar de que los informes de la junta de tratamiento de la prisión evidencien que el interno en cuestión no se ha reinsertado.

Cuando el reo cumple su condena es libre, pero ¿qué seguimiento se hace de estos presos?

Cuando el reo ha cumplido su condena, es libre. Y a partir de ahí es donde también puedan encontrarse nuevas debilidades del sistema. ¿Qué seguimiento se hace de este tipo de presos potencialmente peligrosos? Probablemente ninguno hasta que, como ha sucedido en este caso, vuelven a delinquir, y a entrar de nuevo en el sistema penal y penitenciario.

En el caso de este depredador sexual, el sospechoso ha alegado que tomaba una medicación compatible con una esquizofrenia paranoide, al parecer incluso podría hasta tener reconocida cierto grado de minusvalía. Cuando fue detenido aseguró que violó a la chica guiado por "unas voces internas" que le hicieron desplazarse, primero, desde Villanueva del Arzobispo (Jaén) a Córdoba, y de esta ciudad a Sevilla, donde estuvo deambulando hasta que, de nuevo esas supuestas "voces internas", le señalaron a la víctima.

En este sentido, resultan bastante relevantes los argumentos esgrimidos por la juez de Guardia para enviar a prisión al sospechoso porque, además de la gravedad de los delitos que se le atribuyen –hasta cinco delitos, dos de ellos de agresión sexual a la víctima–, la juez ha valorado precisamente sus antecedentes penales por hechos similares, así como la ausencia de actividad laboral alguna y de arraigo socio-familiar, lo que se traduce en que el riesgo de reiteración delictiva es "muy elevado".

De hecho, la Policía Nacional no descarta que el detenido puesta estar relacionado en otros intentos de violación anteriores en el año y medio que el depredador sexual lleva fuera de prisión. Además del retrato robot que los investigadores han difundido, se está comparando su ADN con los vestigios biológicos hallados en otros casos de violación que permanecen sin resolver a día de hoy, tanto en Sevilla como en otras provincias.

Y este nuevo caso se produce precisamente cuando las estadísticas muestran como en los últimos años se está registrando un incremento de los delitos contra la libertad sexual, tal y como ha corroborado el fiscal jefe de Sevilla, Luis Fernández Arévalo, en la entrevista que publica hoy este periódico. Entre 2017 y 2018, las últimas estadísticas de la Fiscalía disponibles, han subido todos los procesos relacionados con estos delitos, y así se han registrado 43 sumarios por delitos contra la libertad sexual (frente a los 37 de 2017); 141 procedimientos abreviados (118 el año anterior); y 19 diligencias urgentes (13 en 2017).Y a este incremento se suman otras modalidades delictivas como el fenómeno de las violaciones grupales, de las Manadas como la que violó a una joven en los Sanfermines de 2016, y que ha generado una gran alarma social sobre este tipo de delitos.

La rápida actuación de la Policía Local es digna de reconocimiento y merece una felicitación

Parece que en muchas ocasiones a los ciudadanos sólo nos queda confiar en una rápida actuación policial que, como ha ocurrido con la Policía Local de Sevilla –cuya intervención es digna de reconocimiento y merece una sincera felicitación–, ha permitido capturar al último depredador sexual en un tiempo récord, en menos de tres horas. Sólo queda esperar que la Justicia actúe con la misma eficacia.