Refugiados

Aplazan un año y medio el juicio a un cooperante sevillano en Grecia

  • Se enfrenta a 40 años de cárcel por recoger a una familia palestina que hacía auto-stop de noche bajo la lluvia

Migrantes  del campamento de Idomeni (Grecia ) tratan en 2016 de cruzar la frontera con Macedonia

Migrantes del campamento de Idomeni (Grecia ) tratan en 2016 de cruzar la frontera con Macedonia

En Grecia también cueces habas (judiciales): el juicio contra Pablo Campos Castillo, un cooperante sevillano acusado de tráfico de personas por recoger en su coche a una familia palestina, ha sido aplazado a octubre de 2022, un año y medio después de la primera convocatoria para abril de 2021.

Pablo será juzgado en Tesalónica por presunto tráfico ilegal de personas al recoger en su coche a una familia palestina que hacía auto-stop, por lo que se enfrenta a una posible condena de 40 años de cárcel: 10 años por cada miembro de la familia compuesta por los padres y sus dos hijos.

El cooperante llevaba cuatro años en Grecia y colaboraba en campos de refugiados, donde ni sus responsables ni la Policía y militares que los gestionan le habían advertido de la ley griega que sanciona recoger a refugiados.

Ocurrió el 9 de diciembre de 2018, cuando regresaba a Tesalónica con su novia griega, Dimitra, tras visitar unas termas. Era una noche de invierno con frío y lluvia y vio a una familia en el arcén haciendo señales de socorro. “Paré sin pensarlo dos veces. No les pedí sus papeles porque querían ir a Tesalónica y yo tenía sitio en mi furgoneta”, explicó Pablo a este periódico en una entrevista en vísperas de la primera convocatoria del juicio.

En un peaje de la carretera les detuvo un control policial, donde él y su novia fueron acusados de tráfico de personas y trasladados a una Comisaría. Les tiraron al suelo, les quitaron los móviles y les cachearon “de arriba a abajo mientras nos llamaban mafiosos y traficantes”.

Luego fue trasladado a un centro de internamiento de extranjeros, donde en un espacio de 8 metros cuadrados se agolpaban él y 12 albaneses, kurdos y paquistaníes, con el aseo dentro y sin ningún tipo de intimidad.

Pasó casi un mes en el centro de internamiento, se puso en marcha un proceso de deportación y el 25 de diciembre le expulsaron con prohibición de volver a Grecia durante 5 años. Finalmente se trasladó a las proximidades de Limoges (Francia), donde empezó a trabajar con un amigo especializado en restaurar autocaravanas de los años 80.

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