Abusos a menores

Condenado un padre por abusar de su hijo entre los cuatro y siete años

  • Lo presentaba como un “juego secreto normal” entre padre e hijo

  • Amenazaba al niño con tirar sus juguetes si lo contaba

El juicio tuvo lugar en la Audiencia de Sevilla

El juicio tuvo lugar en la Audiencia de Sevilla

La Audiencia de Sevilla ha condenado a tres años y medio de cárcel a un hombre que abusó sexualmente de su hijo cuando el menor tenía entre cuatro y siete años. Lo hizo desde dos años antes del divorcio hasta posteriormente, cuando el menor se quedaba a solas con él en su nuevo domicilio.

Según la sentencia de la Sección Cuarta de la Audiencia, a la que tuvo acceso este periódico, el acusado José Luis R.M., que entonces tenía 33 años, “implicó repetidamente a su hijo en determinados comportamiento sexuales cuyo significado el menor, lógicamente, desconocía”. En innumerables ocasiones le tocó los órganos sexuales y las nalgas, le hacía movimientos masturbatorios y frotaba su propio pene contra la víctima.

Todo esto se lo presentaba José Luis a su hijo “como un juego secreto normal entre padre e hijo" pero le advertía que no debía contar nada a terceros, prometiéndole en algunas ocasiones algún pequeño regalo como recompensa y en otros casos le decía que, si contaba algo, le tiraría sus juguetes.

El testimonio de la víctima, que se hizo de forma preconstituida, “supera holgadamente el examen crítico” y las exigencias de coherencia y consistencia, y cuenta además con otras corroboraciones objetivas externas”, según los magistrados.

El menor hizo un relato de los hechos “exhaustivo y detallado, al menos hasta donde puede razonablemente exigirse atendida su corta edad" pero fue un relato “coherente, completo y del todo verosímil, esencialmente coincidente con lo verbalizado ya ante la psicóloga“ y el menor no transmitió en ningún momento el mínimo rencor hacia el acusado, más allá de no entender por qué le había hecho eso, “mostrando el tan natural como frecuente sentimiento ambivalente ante su progenitor, al que quiere y extraña pero del que sabe que no le ha tratado de forma adecuada”.

El niño reprodujo los actos con su hermana menor

El caso se descubrió cuando el niño comenzó a presentar conductas sexualizadas que extrañaron a su madre, que lo llevó primero a un psiquiatra. Este apreció en el menor conductas disruptivas y le recomendó tratamiento psicológico, lo que hizo que la madre le llevara a una psicóloga, ante la cual el menor “tras no pocas sesiones, acabó verbalizando las conductas que su padre realizaba con él”.

La declaración de la madre “también impresionó al tribunal como sincera y honesta”, pues “describió un proceso del todo verosímil en el que ella comienza advirtiendo unas conductas sexualizadas del menor que le llaman la atención" pero que inicialmente solo le llevó a preguntar a personas cercanas, que lo achacaron al propio proceso evolutivo del niño.

Fue solo cuando se produjo un “salto cualitativo importante” y el niño aproximó su pene a la boca de su hermana pequeña, cuando aumentó la preocupación de la madre y le llevó a recabar asistencia especializada.

El niño presenta un trastorno por estrés postraumático crónico, por lo que la sentencia fija para él una indemnización de 10.000 euros y ocho años de prohibición de comunicarse con él.

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