La caja negra

Apartamentos turísticos en el edificio del antiguo restaurante Becerra

  • El inmueble de la calle Zaragoza que hace esquina con Gamazo será rehabilitado con fines turísticos y recuperará los huecos de fachada que tuvo hasta los años cincuenta

Imagen del edificio de los años 50 de la pasada centuria

Imagen del edificio de los años 50 de la pasada centuria / M. G. (Sevilla)

Una esquina de oro de la hostelería sevillana, la del antiguo restaurante del tabernero y escritor Enrique Becerra (Sevilla, 1957), será rehabilitada apara acoger apartamentos turísticos. Jesús Becerra (Sevilla, 1968), el menor de los tres hijos del recordado hostelero Enrique Becerra Reyes (1928-2006), compró en 2015 el edificio a su hermano mayor, quien cerró definitivamente el negocio poco antes del comienzo de la pandemia. La Gerencia de Urbanismo del Ayuntamiento conoce ya el proyecto, que incluye una interesante propuesta de recuperación de los huecos originales de la fachada, que eran todos hasta abajo, como se aprecie en las fotografías tomadas en los años cincuenta.

Becerra ha sido uno de los grandes restaurantes de la ciudad hasta su cierre hace dos años. Enrique prepara ahora un libro con muchas de las anécdotas vividas en su establecimiento, que tuvo meses de verdadero esplendor durante los meses de la Expo’92. El proyecto ha sido encargado al arquitecto Juan Antonio Sosa, que ha hecho una labor de investigación del estado original del inmueble.

El edificio del antiguo restaurante Becerra, en la confluencia de las calles Zaragoza y Gamazo. El edificio del antiguo restaurante Becerra, en la confluencia de las calles Zaragoza y Gamazo.

El edificio del antiguo restaurante Becerra, en la confluencia de las calles Zaragoza y Gamazo. / Antonio Pizarro (Sevilla)

Se trata de un edificio del siglo XX de estilo regionalista que conserva valores arquitectónicos y artísticos. Cuenta con planta baja, primera, segunda y ático con terraza. La ubicación es idónea para el turismo de alto poder adquisitivo que se pretende captar en una ciudad con cada vez más hoteles de cinco estrellas. El edificio cuenta con escaleras que comunican todas las plantas. Está abarcado por el Plan Especial del Conjunto Histórico de Sevilla, sector Catedral, por lo que los elementos a proteger son la fachada, primera crujía y el fragmento de columna con capitel situado justo en la esquina.

Los huecos de fachada llegaban hasta el nivel del suelo Los huecos de fachada llegaban hasta el nivel del suelo

Los huecos de fachada llegaban hasta el nivel del suelo / M. G. (Sevilla)

La rehabilitación tiene como objetivo la creación de cuatro apartamentos, dos en la planta primera y otros dos tipo dúplex. La planta baja queda de momento como salón social de los apartamentos, una zona de estancia a la que podrán acceder los huéspedes. Y, por supuesto, se incluye un ascensor para garantizar la accesibilidad. La intervención incluye alteraciones de los parámetros urbanísticos de ocupación, edificabilidad o altura. Todo se ciñe a la reforma de la realidad del volumen existente. No se descarta que el salón social de la planta baja pueda volver a funcionar como restaurante en un futuro. Técnicamente siempre sería posible. El propietario de la finca, Jesús Becerra, es un reputado hostelero, como lo fueron su padre y lo ha sido su hermano Enrique. Jesús dirige desde 1993 el establecimiento Becerrita, catalogado de alta hostelería.

La planimetría del edificio original, que data del año 1946, demuestra al igual que las imágenes históricas algo posteriores que los huecos de fachada llegaban hasta el nivel del suelo, un detalle que ahora se pretende recuperar.

La esquina de oro de la hostelería del centro de la ciudad siempre estará ligada al apellido Becerra. Enrique demuestra hasta jubilado que tiene inquietud por saber más sobre su oficio, por investigar los nuevos negocios y por escudriñar los detalles. Siempre se ha caracterizado por aconseja a todos los jóvenes con interés por montar un restaurante que primero trabajen por cuenta ajena en diferentes establecimientos: de costa, de interior, de barrios, de centro… En uno de sus libros asegura que es la mejor forma de aprender el oficio antes de hacerse autónomo. Tiene claro, por ejemplo, que no se puede deconstruir una tortilla de patatas sin antes saber hacerla. A Becerra le ha dolido siempre que los cocineros queden reducidos a montadores de platos, y que los camareros sean meros transportistas de platos. Técnica, cariño y ausencia de prisas son las tres patas del caballete del buen negocio de hostelería, un sector donde hoy mandan los contenidos asépticos, los bares anodinos y los camareros muy estudiados pero sin oficio.

Conoció muy de cerca la Sevilla en la que sólo había un ramillete de bares buenos: Los Candiles, con los riñones al Jerez; Los Corales, con la hueva con mayonesa; el Rinconcillo con las espinacas, y La Isla, célebre por sus mariscos y el San Jacobo. En aquellos tiempos no se hablaba de montaditos, sino de emparedados. Y eran famosos los de En la Espero te Esquina.

El futuro tal vez nos depare un nuevo Becerrita en la planta donde siempre estuvo Becerra. De momento, apartamentos de alto nivel en zona cotizada.

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