La caja negra

El Cabildo Catedral aguanta sin ERTE

  • El templo necesita en condiciones normales unos 1.500 turistas al día para cuadrar las cuentas. Por eso suspende las obras y otros gastos para dar prioridad al mantenimiento de los 60 trabajadores sin necesidad de medidas extraordinarias o traumáticas

La Catedral de Sevilla, cerrada al culto hasta el día 11

La Catedral de Sevilla, cerrada al culto hasta el día 11 / M. G. (Sevilla)

La Catedral resiste en tiempos de pandemia. El Cabildo tiene una plantilla propia de 60 trabajadores a los que se les está abonando la nómina íntegramente sin necesidad de ayudas extraordinarias del Estado con motivo del estado de alarma. El plan de los canónigos es aguantar todo lo que se pueda sin recurrir ni a reducciones del horario de trabajo ni a despidos, pese a que los ingresos son de cero euros desde que se proclamó el estado de alarma y ninguna previsión vaticina una pronta reapertura del templo a los visitantes.

El Cabildo está tirando de ahorros para cubrir el gasto corriente. Se trata de un esfuerzo muy importante después de que se hayan donado, no se olvide, cien mil euros a la Consejería de Salud de la Junta de Andalucía para la compra de material sanitario. El Arzobispado y Cáritas dieron sendas cantidades para alcanzar los 300.000 euros. No hay turistas ni fecha para que vuelvan. Algunas fuentes apuntan a diciembre, otras se limitan a un deseo: “Se reabrirá en cuanto se pueda”. Y los más optimistas creen que tal vez pronto se podría volver a abrir, al menos, la visita de las cubiertas.

A raíz de la Exposición Universal de 1992, la Catedral de Sevilla está organizada según un modelo que combina los cultos diarios con la denominada visita cultural. Gracias a este esquema, ideado por el canónigo Francisco Navarro tras la experiencia de la exposición Magna Hispalensis, la Catedral es un monumento que se autofinancia y genera recursos como para afrontar las obras de conservación que necesita continuamente, sin excluir convenios de colaboración con la Administración y entidades privadas.

Los fondos ingresados se destinan además al pago de los trabajadores, donaciones y la construcción de nuevos templos. La Catedral carece de fuentes de ingresos económicos desde la declaración del estado de alarma: ni visitantes, ni colectas, ni venta de recuerdos.

La primera misa se celebrará el día 11, pero con las restricciones de aforo impuestas por las autoridades en función de la crisis sanitaria. Habrá un máximo de 260 asientos para las celebraciones en el Altar del Jubileo. Se ha establecido una separación de dos metros entre las sillas. Y en lugares como la Capilla Real solo se permitirán 28 fieles cuando haya una celebración. El primer monumento de la ciudad necesita 1.500 turistas al día en condiciones normales para asegurarse una rentabilidad mínima. El Cabildo, consciente de que ese contexto de normalidad tardará en producirse, ya ha tomado medidas compensatorias. Las obras se quedan paralizadas, caso de la restauración de una de las fachadas de la Giralda. Y la gran obra de restauración de la Parroquia del Sagrario será detenida en cuanto técnicamente sea posible para garantizar la seguridad. Se hará lo mínimo para garantizar la estabilidad del edificio hasta nueva orden. 

La gran montaña hueca, como es conocida la Catedral, se mantiene cerrada hasta esa primera misa del próximo lunes. Los fieles rezan fuera, a los pies de la Inmaculada Concepción de la Plaza del Triunfo. La ciudad ha ganado cierto aire de pueblo, pero no pierde el barniz de melancolía que genera un comercio mayoritariamente cerrado. Sevilla es más que nunca para los sevillanos, como la Catedral será solamente para los vecinos de la ciudad durante bastante tiempo. Y los sevillanos no dejan un euro porque tienen reconocida la visita gratuita. Los adultos no nacidos en Sevilla tiene que pagar una tarifa de 10 euros en 2020. Los estudiantes de hasta 25 años y los pensionistas pueden acogerse a la reducida de cinco euros. Pero de momento, como se ha apuntado, no hay visita ni fecha para su reapertura.

El año 2015, por ejemplo, fue uno de los mejores para el turismo de la Catedral con casi 1,6 millones de turistas que dejaron 12,1 millones de euros en las arcas del Cabildo. En 2016 se dispararon un 25% las cifras con un aumento de 2,4 millones de euros. Cuatro años después se ha producido el primer gran parón, la parálisis absoluta. De la duración de estas circunstancias adversas dependerá si es esta coyuntura es peor a la vivida con la crisis de 2008. Otro año de referencia ha sido 2018 con una recaudación de casi 16 millones de euros gracias al turismo.

El año 2020 comenzó con una subida de un euro del precio de la visita turística tras más de cinco años sin aumentos. 2019 se cerró con una subida de todos los registros de un 10%. La Catedral llevaba un período de buenos resultados económicos que ahora se ha roto. En el Cabildo no descartan otras medidas. Hay que tirar de imaginación, de creatividad y de innovación cuando las circunstancias son tan negativas. Así lo están haciendo algunos negocios de la ciudad para, por ejemplo, cuidar la higiene. Hay supermercados donde no se pida teclear el número secreto de la tarjeta si la cantidad no pasa de los 50 euros. Así se evita el contacto.

En cualquier caso, la Catedral necesita turistas procedentes de fuera de Sevilla para ganar dinero. Y eso no ocurrirá, en el mejor de los casos, hasta finales de junio. Nadie avanza otro tipo de medidas mientras tanto. Se estudian con el sigilo que aplica el Cabido a su estilo de trabajo. La prioridad ahora es mantener los puestos de trabajo. El Cabildo afronta su particular ‘Resistiré’.

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