Política

Mi Juan quiere más

  • La puesta de largo de Juan Espadas en Madrid revela que en la sede del PSOE andaluz están oyendo ya el cascabeleo de las mulillas. Susana Díaz aguantará y se defenderá, pero la gran novedad es que muchos le han perdido el miedo

Juan Espadas y Susana Díaz

Juan Espadas y Susana Díaz / Belén Vargas (Sevilla)

SE veía venir. Tanto va el alcalde de Sevilla, tantos ejes estratégicos con Córdoba y Granada que al final nos sale más andaluz que el pan con aceite. A mi Juan le quedarán grande los trajes, pero hace tiempo que le queda chica la camisa de alcalde.

Mi Juan –como se refieren a él algunos de sus más allegados– quiere más porque se siente fuerte, tanto que le ha perdido el miedo a La Que Mandaba en el PSOE andaluz, que ya no asusta ni al conserje. Susana está oyendo el cascabeleo de las mulillas, dicho sea a lo taurino, que nunca está de más apoyar la fiesta. A la trianera la dan ya por amortizada, no quiso la presidencia del Senado y la van a dejar que se fría a fuego lento. Mi Juan ha sido el primero en dejarse querer en Madrid, con una representación del sanchismo con estandarte y varas. Ha sido su puesta de largo en la capital.

Con lo prudente que siempre es mi Juan, no me dirán que la cosa no ha tenido su interés con su cuarto y mitad de morbo. Siempre creímos que el perfil de mi Juan era más de alto cargo europeo en asuntos de medio ambiente, un puesto de esos que le permite disfrutar teorizando, decir muchas veces los términos “sostenibilidad”, “transversalidad”, “intermodalidad” y otras perlas. pero resulta que está dispuesto a pegarle un bocado a la dulce milhoja de la candidatura a la presidencia andaluza. Más le vale tener una buena cuadrilla porque La Que Mandaba en el PSOE le va poner más curvas en el camino que la A-92. Ay, se nos acabaron las sevillanas de tanto bailarlas en la pasada Feria, en esa caseta donde Pulido (Antonio) recibe como un dadivoso sultán. Con lo bien que bailaron ella (¡Canijo, tú déjate llevar!) y él ante conocidos empresarios y periodistas.

Mi Juan tendrá garantizado el apoyo de las capitales en unas primarias, pero eso solo supone un 40% de los votos en el mejor de los casos. El 60%restante está en los pueblos. Ahí le costará convencer al personal de la casas de los pueblos de la necesidad renovar el PSOE andaluz. Su gran ventaja es que Pedro Sánchez está fuerte y moverá ficha por su nominación. Los sanchistas no tienen liderazgo en Andalucía y están deseando quitarse de encima a Díaz. Se les nota en la mirada... el odio africano a la trianera.

La guerra será en las diputaciones provinciales. El aparato irá poco a poco obligando a los altos cargos a posicionarse. Entonces es cuando comenzará a aumentar el cascabeleo de las mulillas, se dispararán los nervios y comenzará la búsqueda de un sacerdote laico que oficie el funeral político de quien lo fue todo durante un tiempo. Parece que fue ayer cuando ella colocó un sofá blanco en el despacho de San Telmo para darle color al tenebrismo minimalista del divo de la arquitectura. Parece que fue ayer cuando Botín llegó a San Telmo, tertulianos más que conservadores venían a despachar con ella a Sevilla y recibía la llamada de la Casa Real para pedirle apoyo en el relevo de la Jefatura del Estado.

Espadas y Díaz bailando una sevillana en la caseta de la Fundación Cajasol Espadas y Díaz bailando una sevillana en la caseta de la Fundación Cajasol

Espadas y Díaz bailando una sevillana en la caseta de la Fundación Cajasol / M. G. (Sevilla)

Parece que fue ayer, ay, cuando ordenó dejar solo a Pedro Sánchez por las calles de la Feria. Y ya se sabe que toda realidad que se ignora prepara su venganza. Parece que fuer ayer cuando desde el despacho de secretaria de organización del PSOE de Sevilla se metía en los asuntos del gobierno de la ciudad y resolvía una huelga de Tussam. Parece que fue ayer cuando repetía lo del padre fontanero, el marido tieso y lo roja, rojísima, que ha sido siempre. Parece que fue ayer cuando pilotó el relevo en la Alcaldía: de Alfredo a Juan.

Y ahora resulta que mi Juan sale respondón y quiere más. Se deja querer, se mece para pedir marcha como un paso de Semana Santa. Y lo dice y hace en el Madrid sanchista donde Iván Redondo lo organiza todo. Cómo tuvo que sufrir ella al ver en la puesta de largo de mi Juan al ministro de Justicia, el andaluz Juan Carlos Campos; a su antiguo amigo de barbacoas, Alfonso Rodríguez Gómez de Celis, al delegado del Gobierno en Andalucía, Lucrecio Fernández, al ex alcalde Monteseirín, Cristina Narbona, Hugo Morán... ¡Hasta el alcalde de Soria estaba para el acto de mi Juan! Y ella, la gran ausente en Madrid, buscando tal vez la piedra llorosa para lamentar la pérdida del poder andaluz, el mayor estandarte del PSOE, la vara de mando en la tierra de Felipe y Guerra... Ella lo perdió y esa factura, como la tarjeta VISA, se la cargarán de verdad un tiempo después y con unos intereses de especial dureza. 

¡Hay que ser sanchistas antes que susanistas!, ha venido a decir mi Juan como un Felipe González en Suresnes orillando el marxismo. Andaluz, este es tu presidente, han dicho los sanchistas con voz de Lauren Postigo. ¿Rechazo de Málaga? Eso lo arregla Iván Redondo en dos tardes. Y Espadas lleva años cultivando ese eje. ¡Si nos mandó a los sevillanos a usar el aeropuerto de la Costa del Sol! Ay, mi Juan, que se te veía venir. Te vas a marchar sin dejar sombra en la Avenida y capaz eres de poner toldos y calefacción en la calle Larios.

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