Comercio

La Plaza Nueva muda de piel

  • Los negocios de ocio se hacen poco a poco con este espacio, que refleja con fidelidad el cambio en los hábitos ciudadanos como ya ocurrió en la Avenida

Vista aérea de la Plaza Nueva

Vista aérea de la Plaza Nueva / Juan Carlos Vázquez (Sevilla)

Cada vez más negocios del sector de la restauración, el ocio y la diversión, y menos del comercio tradicional. La tendencia general del centro histórico comienza a ser patente en la Plaza Nueva. Ahora mismo hay cuatro locales vacíos en este enclave, hasta no hace muchos años considerada la milla de oro de la moda por la concentración de grandes firmas del sector (Loewe, Agua de Sevilla, Victorio y Lucchino y Max Mara). Para uno de esos cuatro locales ya se baraja la apertura de un restaurante, que sumaría al que ya existe en los bajos del Hotel Inglaterra, el bar de tapas que existe junto al Capitol y todos los negocios de copas que existen en torno a la esquina con Méndez Nuñez.

Uno de los cuatro locales vacíos en la actualidad en la Plaza Nueva Uno de los cuatro locales vacíos en la actualidad en la Plaza Nueva

Uno de los cuatro locales vacíos en la actualidad en la Plaza Nueva / Juan Carlos Vázquez (Sevilla)

La Plaza Nueva es quizás uno de los espacios urbanos que más ha evolucionado en los últimos quince años, tal como ha ocurrido con la Avenida de la Constitución, donde el proceso de conversión de los negocios al sector de los servicios es ya prácticamente total. Cuanto ocurre en la Plaza Nueva refleja con claridad el cambio en los hábitos de consumo, que en el mejor de los casos se centran con más fuerza que nunca en las jornadas del viernes y el sábado, o que directamente descienden, según el objeto de negocio, pues no es lo mismo un bar que una sastrería, o un restaurante que una tienda de ropa de alto diseño.

La apuesta más segura en un centro marcado por el turismo masivo es la del ocio y la diversión. Rogelio Gómez Trifón, con más de sesenta años de experiencia en las proximidades de la Plaza Nueva, asegura que la mitad de la recaudación de la semana se hace entre el viernes y el sábado, cuando la plantilla se afana al cien por cien. El resto de la semana cae el consumo de forma notable.

Otro local vacío en la Plaza Nueva Otro local vacío en la Plaza Nueva

Otro local vacío en la Plaza Nueva / Juan Carlos Vázquez (Sevilla)

Iñigo Galán, de la consultora inmobiliaria Inerzia, augura que la Plaza Nueva acabará exactamente como la Avenida, consagrada a los negocios del sector servicios. El centro de la ciudad, en su opinión, se adapta a la demanda. “Y la demanda son turistas y más turistas. ¿Qué hacen entonces los negocios? Enfocar su actividad a servir a esos turistas”. Galán tiene claro que no influye tanto el precio del alquiler del metro cuadrado como la fuerte influencia de ese turismo emergente: “Sólo hay que ver que lo que más se abren son bares y hoteles”.

Los negocios más antiguos

Los negocios más antiguos en la Plaza Nueva son el Hotel Inglaterra, la sastrería O'Kean, la joyería Shaw y Loewe. Dos factores condicionan con fuerza la evolución de la plaza en los últimos quince años. La gran obra de reurbanización para la puesta en marcha del tranvía (2007) y el fenómeno del turismo masivo que se registra en Sevilla, al igual que en otras capitales europeas, tras el final de la crisis económica. El sastre Francisco O´Kean destaca los efectos del corte al tráfico rodado: “No es comparable el trasiego de peatones cuando había quince paradas de Tussam en la plaza que ahora, que es mucho menor. La contaminación era mayor, sí; pero la plaza tenía mucha más vida todos los días de la semana. Salvo los días de Navidad, el flujo peatonal ha descendido muchísimo”. Es cierto que hasta el tranvía ha registrado una bajada de viajeros. El Metrocentro se ha dejado en el camino 134.000 viajeros en un año. Desde 2016 la pérdida de usuarios vuelve a ser constante, quizás porque el sevillano se lo piensa antes de venir al centro y prefiere ofertas comerciales mucho más cómodas y accesibles en vehículo.

Local sin actividad junto a la sastrería O´Kean Local sin actividad junto a la sastrería O´Kean

Local sin actividad junto a la sastrería O´Kean / Juan Carlos Vázquez (Sevilla)

Las tiendas de moda sustituyeron a los bancos. Y los bares y restaurantes, poco a poco, se están haciendo con mayor presencia en la zona. El comercio tradicional tiende a desaparecer en las ciudades con grandes masas de turistas. Sólo las multinacionales tienen poder para pagar los mejores alquileres. Si uno se fija en la evolución de una modalidad de negocio como es el tradicional ultramarinos, se comprueba que hace sesenta años la lista era extensa con nombres que todavía se conservan en la memoria de muchos ciudadanos: La Andaluza, Trifón, Moreno, Mantequerías Leonesas, la Colonial, El ismo, Cofrán, Marciano, La Casa de las Galletas, El Grano de Anís... Sólo se mantienen dos, Trifón y Moreno, precisamente en el entorno de la Plaza Nueva y no sin haberse adaptado en buena medida al negocio de taberna.

Local para el que se baraja un restaurante Local para el que se baraja un restaurante

Local para el que se baraja un restaurante / Juan Carlos Vázquez (Sevilla)

La Plaza Nueva sufre desde hace unos años un problema añadido: la presencia diaria de mendigos a la caída de la tarde a la búsqueda de portales y bancos donde pasar la noche. Se produce entonces un cambio brusco. Se pasa de los niños jugando en el salón de la plaza a los indigentes que usan los huecos de los bancos como armarios y que generan no pocos momentos de tensión. El caso de mayor gravedad fue el de un asesinato a sangre fría. La Audiencia de Sevilla condenó a Manuel C. T. a 15 años de cárcel por matar a otro hombre en la Plaza Nueva el 19 de septiembre de 2016 tras una “fuerte discusión”. La resolución apreció una circunstancia atenuante de anomalía o alteración psíquica debido a la esquizofrenia paranoide que padece y por la que tenía "levemente limitada" su capacidad de entender y su voluntad, tal y como declaró probado el jurado popular que enjuició este caso. El asesino, un habitual de las noches en la Plaza Nueva, tenía 59 arrestos previos.

Otros incidentes menores marcan el día a día, como la suciedad acumulada en los portales, como es el caso de las puertas de acceso a comercios como el de Carolina Herrera y el de Loewe. Los propios trabajadores tienen que limpiar los accesos para garantizar una imagen decente y salubre de los establecimientos, destinados a una clientela de alto poder adquisitivo. No hay que olvidar que en ocasiones estos empleados han de enfrentarse a los mendigos para que abandonen los zaguanes, donde hacen sus necesidades y dejan los cartones donde se protegen de la intemperie.

El mismo O´Kean, con décadas de experiencia en el sector, evoca que la gran oportunidad perdida fue el paso del Metro por la Plaza Nueva. La obra comenzó con un gran socavón en el tramo más próximo al hotel. En la plaza estaba planificada una parada. Eran los años ochenta, pero el Ayuntamiento de entonces zanjó el proyecto con aquella célebre campaña: "El Metro, un túnel sin salida". Hoy, la boca de Metro más próxima está en la Puerta de Jerez. Es necesario usar el tranvía para alcanzar la Plaza Nueva. O hacer el recorrido a pie por una Avenida carente de sombra. “Perdimos el Metro, como nunca hemos tenido un gran aparcamiento subterráneo. Nos hemos ido quedando aislados”.

¿El futuro? Si el sector del ocio adquiere más y más fuerza en la Plaza Nueva, el comercio tradicional seguirá en reducción, como ha ocurrido en una calle como Mateos Gago o como está sucediendo en la Avenida. Francisco O´Kean advierte: “La relación de los bares con el comercio nunca es buena. Los posibles clientes esquivan las mesas y se alejan de los escaparates”.

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